www.lavisiondelciudadano.com
Publicada en www.cidac.org
el 22 de
agosto de 2004
Verónica Baz *
Lecturas del Referéndum Venezolano
A pesar de las
caras largas, el referéndum que se llevó a cabo en Venezuela para ratificar
a Chávez en el poder fue contundente y contó con el aval de organizaciones
internacionales. Qué mejor ocasión para hacer memoria de que el voto de las
mayorías –principal herramienta de las democracias– no siempre avalará un
gobierno con valores liberales.
La relevancia del referéndum venezolano para México radica en el mensaje que
manda a algunos de nuestros políticos. ¿Qué pensará del referéndum
prochavista un político como López Obrador –un jefe de Gobierno que desacata
de forma abierta a la ley, que echa mano de políticas públicas populistas
sin sopesar costos y beneficios del gasto, cuya estrategia está más
orientada a conseguir la simpatía de las clases populares que de sentar las
bases para un desarrollo económico sostenible y que, con todo y eso, es
inmensamente popular?
Ciertamente hay rasgos en común entre el estilo de gobernar de Chávez y el
de nuestro jefe capitalino. Tanto Chávez como AMLO le apuestan a la figura
de un hombre fuerte, mesiánico, mártir de gobiernos anteriores, para quien
las leyes “burguesas” son un obstáculo y que surge para defender a su país
del resto del mundo –comenzando por el “imperialismo” estadounidense– y a
los pobres de los ricos. La propuesta de uno y otro no se basa en el
fortalecimiento del Estado de Derecho, en la rendición de cuentas o en la
atracción de inversión extranjera; su modelo más bien se basa en gastar sin
preocuparse por los déficits, en quitarle privilegios a las clases
“acomodadas” y en una vocación por la movilización social, aun a costa de la
polarización entre clases sociales: qué mejor ejemplo que la manera en la
que López Obrador ha polarizado el ambiente vía su discurso: ricos contra
pobres; “fresas” contra “el pueblo”; “buenos” contra “malos”. Y en qué va a
acabar todo esto, pues probablemente en un referéndum que lo ratifique en su
puesto. No cabe duda que él, mejor que nadie, sabe hablarle a las masas.
Veamos ahora el porqué de la susceptibilidad de la población de caer presa
de este discurso. La última encuesta de Latinobarómetro es reveladora: el 75
por ciento de los encuestados en México considera que solamente un sistema
democrático puede promover el desarrollo. Sin embargo, el 67 por ciento
considera que no les importaría tener un gobierno no democrático si esto
resolviese los problemas económicos, mientras que el 75 por ciento considera
que su gobierno beneficia a unos cuantos, no a las mayorías. De ahí que la
preferencia sea votar por nuestros gobernantes en elecciones limpias y
competidas, pero de preferencia por alguien que ofrezca un discurso
reivindicador de las causas sociales, no necesariamente en términos técnicos
o económicos sino acudiendo a un discurso quijotesco, lleno de héroes y
villanos.
Las pavorosas similitudes entre López Obrador y Chávez no significan, sin
embargo, que México y Venezuela se encuentren en igualdad de circunstancias.
El nivel de populismo de Chávez será mucho más difícil aplicarse en México
por diversas razones. Primero, en Venezuela un porcentaje altísimo de los
ingresos del gobierno provienen del petróleo; así, Chávez no tiene ninguna
necesidad de congraciarse con la clase empresarial. Segundo, la cercanía con
Estados Unidos, pero sobre todo la actitud de los mexicanos hacia la
globalización y el libre mercado es muy diferente a la de nuestros vecinos
del sur. De todo Latinoamérica, México es el país donde un mayor porcentaje
de personas están de acuerdo con que una economía de mercado es la única que
puede desarrollar al país (como lo muestra también Latinobarómetro), quizá
porque se reconoce la importancia de las relación comercial de México con su
vecino del norte. Asimismo, la sociedad mexicana tiene un lado conservador
que requiere de políticos que garanticen estabilidad económica y social. Por
estas y muchas razones uno habrá de preguntarle a López qué espera para
moverse al centro. Estar arrinconado a la izquierda le puede generar más
simpatías por su proyecto pero a costa de su viabilidad.
*Investigadora del
Centro de Investigaciones para el Desarrollo A.C.
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