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Publicada en www.mileniodiario.com el 5 de
abril de 2004
Doble Fondo- Juan Pablo
Becerra-Acosta
El verdadero autor del
complot...
Ha dicho que detrás
de los escándalos de corrupción hay una perversa mano, omnipotente y
omnipresente, que fraguó un complot en el cual participaron, por Estados
Unidos, la DEA (que combate el narcotráfico) y la CIA (la agencia de
espionaje). Del lado mexicano, la Presidencia, Gobernación y la Procuraduría
General de la República, además de Carlos Salinas de Gortari y Diego
Fernández de Cevallos. Todos formarían parte de un oscuro ente político, “la
derecha”, y serían las batutas conductoras de la conspiración para terminar
con él, con “el rayo de esperanza” (así se define a sí mismo), que es
invocado y anhelado por la nación entera para que un día, por ahí de 2006,
la patria pueda gozar de las bondades de un proyecto alternativo de
desarrollo y convivencia donde el pueblo sea “feliz”.
Sin embargo, después de arduas pesquisas este reportero tiene la posibilidad
de presentar en este espacio, en exclusiva, la lista de los verdaderos
participantes en tal complot, así como la identidad del único autor
intelectual de la campaña para desplumar al gallo del jefe de Gobierno del
Distrito Federal. Mire usted:
1.- Rosario Robles, por dejarse seducir por un monstruo. Y por corrupta; 2.-
René Bejarano, por corrupto; 3.- Carlos Ímaz, por corrupto; 4.- Ramón
Sosamontes, por corrupto; 5.- Gustavo Ponce, por adicto y corrupto; 6.-
Todos los personajes que se acumulen en las próximas semanas gracias a la
exhibición de nuevos videos; 7.- Todos los personajes que se añadan durante
los meses siguientes debido a las auditorías por venir, y 8.- El PRD, por
haber permitido que muchos de los suyos traicionaran los ideales y
principios de honestidad de la izquierda y propagaran en su seno una de las
peores pestes surgida de las mismísimas cloacas cleptocráticas del régimen
priista, es decir, la corrupción político-financiera.
Finalmente, el autor intelectual es un prohombre que desde hace semanas sólo
tenía que pronunciar, con claridad y contundencia, unas 200 palabras, más o
menos como estas: “Toda esta gente que ha sido sorprendida en flagrantes
actos de corrupción deberá enfrentar las consecuencias de su traición, de su
complot. Son seres corruptos. Son seres traidores. Los llevaremos ante la
justicia para que paguen, para que penen por sus delitos. Que la ciudadanía
tenga la certeza de que no los solaparemos. Por eso, hoy mismo los
arraigamos, para evitar que huyan. Y por eso, con humildad pero con la
frente en alto, le pido a la ciudadanía que me perdone, que me disculpe por
no haber previsto esta traición, por no haber podido evitar estos actos de
corrupción, por no haber impedido este complot moral de cercanos
colaboradores míos. Pero no volverá a ocurrir. Toda nuestra gestión de
gobierno será transparentada. A partir de ahora se realizarán auditorías
externas e independientes en cada área de la administración. No quedará ni
el menor resquicio sin revisar. Nosotros representamos un proyecto
alternativo y no permitiremos que un complot como el urdido en nuestras
propias filas decepcione a la gente y acabe con el rayo de esperanza que la
gente tiene para que haya un verdadero cambio en el país. Que quede claro:
tanto en este gobierno como en mi partido acabaremos con los corruptos y
caerá quien tenga que caer...”
Pero tal cosa no ocurrió. Tales frases no fueron pronunciadas. Y por eso,
quedó evidenciado que el autor intelectual del complot fue un tal Andrés
Manuel: sin corruptos no hubiera habido corrupción, sin corrupción no
hubiera habido videos, sin videos no hubiera habido escándalo, sin escándalo
no hubiera habido complot, sin complot no hubiera surgido ese lamentable
López Obrador que ha sido exhibido por sí mismo estos días...
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