Las señales de que el ex presidente estaba de vuelta se dejaron sentir antes del registro de las cinco listas de candidatos plurinominales del PRI en el IFE. Zedillistas o antisalinistas, no aparecían en la nómina tricolor. El sábado 12 de abril, los Salinas Occelli estaban de fiesta por la boda de su hija Cecilia, que convocó a personajes tan disímbolos como el ex presidente Miguel de la Madrid y Roberto Madrazo; Elba Esther Gordillo y Beatriz Paredes; Fernando Ortiz Arana y Ramón Aguirre. Además, claro, de su hombre de confianza, Francisco Rojas. Era la reaparición en sociedad de Salinas de Gortari y el inicio formal de su operación de cara a las elecciones de 2003 y… 2006.

Aseguran que la voz del interlocutor era insistente, Socorro Díaz Palacios escuchaba:

—Tú tienes que ser diputada, sí, pero por el PRI, aquí te necesitamos.

—No, licenciado, yo ya me comprometí con el PRD y voy a ser candidata por ese partido.

—Piénsalo bien, tu carrera ha estado siempre dentro del PRI.

La ex secretaria general del Revolucionario Institucional salió del encuentro con Carlos Salinas de Gortari convencida de algo: no traicionaría su compromiso con el Partido de la Revolución Democrática.

Horas después, Díaz Palacios recibió una llamada, ya no era el villano favorito, no. Al otro lado del teléfono estaba la profesora Elba Esther Gordillo, insistiéndole que se quedara en el PRI.

—Yo voy a estar en la bancada, yo te doy garantías, me comprometo contigo —le dijo.

Pero la decisión estaba tomada y finalmente Socorro Díaz fue candidata plurinominal del partido del sol azteca. La colimense debió recordar cuando, siendo Presidente, Carlos Salinas le ofreció ser gobernadora de su estado. Fue a esa primera interna y la destrozaron, igual que en la de este año.

Como en los buenos tiempos, Carlos Salinas de Gortari opera, cabildea y manda. Es, igual que hasta hace nueve años, el jefe de jefes del PRI. Lo demostró en las últimas semanas con la integración de las listas de candidatos a diputados plurinominales. Al menos 20 de los primeros 60 que tienen su pase seguro, son suyos, en contraste con la evidente purga de zedillistas y labastidistas.

Él, personalmente, habló con algunos de los que iban a ser y hasta con los que no iban a ser, para avisarles o convencerlos de que no estaban dadas las condiciones de nominación. Cuando no se comunicaba directamente él, lo hacía su operador Francisco Rojas.

Detrás y presumiblemente en acuerdo con Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo, los dirigentes formales, dialogó Salinas con algunos de los inconformes.

A Socorro Díaz Palacios, ex secretaria general del comité nacional y ex legisladora, le pidió permanecer en el partido, tras el accidentado proceso interno de Colima en el que fue atropellada por segunda vez en su aspiración de gobernar al estado.

No era una priista más. Y Salinas lo sabía.

Ella, precisamente, hizo la apología del entonces secretario de Programación y Presupuesto en la novedosa pasarela priista el 27 de agosto de 1987, cuando Salinas propuso “una modernización popular, nacionalista, que sea motivo de orgullo, causa de esperanza y base para el bienestar del pueblo”.

Ella, la que el primero de diciembre de 1988, en su carácter de presidenta de la Cámara de Diputados, le entregó la banda presidencial. Ella, Socorro Díaz, se iba al partido que deslegitimó, en ese mismo año, la elección de Salinas, bajo graves acusaciones de fraude.

Ella, ya era del PRD. Se lo dijo a Salinas y se fue.

Todo esto aun antes del 12 de abril pasado en que, con motivo de la boda de Cecilia Salinas Occelli y Alfredo Gatica Mercado, el ex presidente refrendara su capacidad de convocatoria.

A su fiesta llegaron Roberto Madrazo Pintado y Elba Esther Gordillo, lo mismo que su antecesor Miguel de la Madrid Hurtado y los gobernadores Arturo Montiel Rojas y Manuel Ángel Núñez, el candidato a gobernador Fernando Ortiz Arana y un compacto grupo de empresarios y comunicadores.

Está de regreso, como lo confirman las listas del PRI para las cinco circunscripciones federales.

En la primera, encabezada por Manlio Fabio Beltrones Rivera, subsecretario de Gobernación y gobernador de Sonora en su sexenio, figuran también María Esther Scherman Leaño y Wintilo Vega Murillo.

La segunda presenta al cetemista Enrique Burgos García, gobernador de Querétaro en su periodo, a Cristina Díaz Alcázar, ex compañera de escuela y secretaria de Diana Laura Riojas de Colosio y al potosino Carlos Jiménez Macías, uno de los amarres con Madrazo.

En la tercera van Miguel Ángel Yunes, ex secretario de Gobierno con Patricio Chirinos en Veracruz y el dirigente ferrocarrilero Víctor Flores Morales.

La cuarta es lidereada por la propia Elba Esther Gordillo, con la compañía del ex subsecretario de Hacienda Francisco Suárez Dávila, Roberto Campa Cifrián y la sobrina… Claudia Ruiz Massieu Salinas.

En la quinta, el primer lugar lo tiene el que fue gobernador del Estado de México en el tiempo salinista: Emilio Chuayffet Chemor y va en el cuarto Francisco Rojas Gutiérrez, ex director de Pemex y desde ya aspirante a la gubernatura mexiquense.

Todos tienen y han mantenido vínculos con Salinas. Y eso sin contar a los postulados en muchos de los 300 distritos electorales por la vía uninominal, incluyendo a los dirigentes del SNTE, cuyo sindicato entregó Salinas a Elba Esther al derrocar a Carlos Jonguitud Barrios.

El ex presidente mostró, otra vez, su influencia política, mientras Labastida no pudo meter ni un candidato a las listas de privilegio.

“Fox sí”, observó un destacado priista, que como muchos, quiere conservar el anonimato. No solamente puso a Elba Esther en punta, sino que envió, desde su gabinete, a Tomás Ruiz, que viene de dirigir Banobras y dejó el cargo al mismísimo ex líder nacional panista Felipe Calderón Hinojosa para buscar la nominación y, de ahí, la candidatura de Veracruz.

Salinas está de regreso.

Muchos priistas que, como Socorro Díaz, han sido legisladores federales o desempeñado cargos en el comité nacional del PRI hoy son víctimas de decisiones excluyentes.

El potosino Juan Ramiro Robledo Ruiz, que fue senador y subsecretario de Protección Civil y Readaptación Social de Gobernación con Zedillo, acaba de incorporarse a la campaña del candidato a gobernador Elías Dip del PRD, ex priista también y ambos decepcionados por el proceso interno que favoreció a Luis García Julián.

Tras la elección del PRI potosino, Roberto Madrazo Pintado envió a Ascensión Orihuela, delegado general en Guerrero hasta hace unas semanas y antes en Tlaxcala y el Estado de México, para convencerlo de que no impugnara el proceso. A cambio sería diputado federal plurinominal.

El propio Orihuela, un político michoacano reconocido por su formalidad y congruencia, lo comunicó telefónicamente con el dirigente nacional. Robledo sería diputado.

No le cumplió.

Hoy el potosino, a la cabeza de un grupo de ex candidatos priistas, entre ellos líderes cañeros y un ex secretario de Agricultura estatal, emigraron del PRI. Buscan, dijo el ex aspirante a gobernador y a diputado federal Robledo, “una tercera opción política” que ofrezca oportunidades reales de participación.

El mismo Ascensión Orihuela, molesto con su amigo Madrazo, renunció a la delegación priista en Guerrero, en donde hizo amarres y compromisos que le fueron ordenados y que no se cumplieron, como tampoco el de hacerlo diputado a él.

A los inconformes, Madrazo les ofreció el camino de salida en un mensaje evocador del de Jorge de la Vega Domínguez con su Caballo de Troya, punto de salida de Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y muchos otros.

Hoy, el presidente del comité nacional condena también a los que “dan de patadas al pesebre”. No han podido trascender, en más de una década las metáforas equinas.

Roberto se equivoca, lamentó el ex dirigente Mariano Palacios Alcocer, “fue electo como presidente del PRI no como portero; debe conducir las acciones políticas, no señalar las puertas”.

No es casual esta nueva rebelión en la granja de Insurgentes y Luis Donaldo Colosio —antes Violeta.

Otro distinguido priista, Diódoro Carrasco, aún representante de la CNC en el diálogo para el rescate del campo, ex secretario de Gobernación y ex gobernador de Oaxaca, se presume vetado por su sucesor José Murat y analiza la posibilidad de dejar el partido.

Mario Moya Palencia, también ex secretario de Gobernación y fuerte presidenciable en la sucesión Echeverría-López Portillo fue invitado por el propio Roberto Madrazo a ser candidato a diputado federal. El PRI requería, argumentaba el tabasqueño, un hombre de su experiencia y capacidad. Le hicieron presentar papeles. No entró. Nunca supo nada.

Al ex colosista Carlos Armando Biebrich, que fue gobernador de Sonora y diputado federal hace 35 años, lo invitó su amigo el presidente del PRI, en presencia de la poderosa secretaria general, una semana antes del anuncio de la lista plurinominal. Viajaban juntos en el avión del partido, de Hermosillo al Distrito Federal. No apareció en la lista.

Tampoco entró el presidente del PRI en Querétaro, Miguel Calzada Mercado, que operó el proceso interno de Fernando Ortiz Arana. Todavía la víspera de los anuncios fue concentrado en un hotel cercano a la sede nacional para esperar la noticia.

Como no apareció en la nómina de posibles diputados, el candidato a gobernador y ex líder nacional priista Ortiz Arana —que lo había propuesto—, le abrió la puerta del Congreso local, vía una candidatura plurinominal.

En la operación, igual que Orihuela, el delegado Samuel Palma César —de innegable pedigrí colosista— y a quien le habían ofrecido una posición federal, abandonó el cargo y la campaña.

A Marco Antonio Bernal, negociador para la paz en Chiapas con Zedillo, lo vetó el gobernador Tomás Yarrington, con quien contendió hace cinco años.

María de los Ángeles Moreno, ex dirigente nacional del PRI, del Senado y de la Asamblea Legislativa, había amarrado con Madrazo su inclusión en la lista de candidatos a diputados, pero fue borrada, la víspera, con una interpretación estatutaria: no se puede ir de una Cámara a la otra por la vía plurinominal, le dijeron.

Quedó la duda de si se le borró por su cercanía con Beatriz Paredes Rangel, ex candidata a la presidencia del PRI, a la que igual le rechazaron tres propuestas: Jorge Moreno Collado, Humberto Lepe y Norma López Cano.

Peor le fue a Labastida: el domingo 27 lo visitó personalmente Roberto Madrazo Pintado para decirle quiénes sí (y quiénes no) de los suyos fueron palomeados.

Al día siguiente se presentaron las listas plurinominales del PRI, sin ningún labastidista ni zedillista.

Fueron purgados todos.

Salinas está de regreso.

Vino a la boda de su hija y al divorcio de Madrazo con amplios sectores del PRI.

Alianza PRI-Verde todos suman

El Partido Revolucionario Institucional y el Verde Ecologista de México —que en el 2000 fue en alianza con el PAN— presentaron candidaturas conjuntas en 11 estados de la República.

Aguascalientes, Baja California, Campeche, Chihuahua, Guanajuato, Estado de México, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora y Yucatán, son las entidades en las que convergieron ambos partidos.

En algunos de ellos hay nombres que se vinculan directa o indirectamente a Carlos Salinas de Gortari.

Óscar López Velarde, ex senador y ex presidente de la Fundación Colosio, competirá por el segundo distrito de Aguascalientes.

José Mario Wong Pérez, fue registrado por el primer distrito de Chihuahua. En tanto, Miguel Lucero Palma —cercano a Roberto Madrazo— lo hará por el cuarto distrito de ese estado.

En Guanajuato, destaca como cabeza de lista Ramón Aguirre Velázquez, quien en el sexenio de Carlos Salinas fuera víctima de las llamadas concertacesiones al tener que dejar la gubernatura que le disputó a Porfirio Muñoz Ledo y Vicente Fox Quesada en manos de Carlos Medina Plascencia.

Pero la cercanía de Aguirre Velázquez con Salinas no se perdió, tan es así que fue uno de los políticos convidados a la boda de Cecila Salinas.
 

Sergio Arturo Venegas Ramírez

 

 

 

Lea al invitado anterior

Si quieres incluir una columna o nota en esta sección, envíala a  lavisiondelciudadano@yahoo.com citando la fuente y la publicamos.