La historia en breve - Ciro Gómez Leyva
No es lo mismo un preso que otro preso

 

 Ahora que está de moda hablar de cárceles, y a propósito de las maromas que tuvo que dar el gobierno del Distrito Federal para negar que, pese a huellas y vestigios, René Bejarano no recibe trato privilegiado en el Reclusorio Sur, recibí una carta de la familia de Carlos Ahumada, preso en el Reclusorio Norte, escrita para marcar el contraste. Es un texto con 13 puntualizaciones. Retomo algunas:

(1) “Al momento de ingresar al Reclusorio Norte se violaron flagrantemente, y con saña, sus derechos humanos, específicamente su derecho de intimidad al permitir la entrada de un fotógrafo que le tomó fotografías al momento de desnudarse para ponerse el uniforme del penal”. (2) “Los primeros meses le cortaban constantemente el agua”. (3) “Desde su ingreso es vigilado las 24 horas por una cámara y cuenta con dos custodios vigilándolo permanentemente”. (4) “Además, dos elementos de civil de la subsecretaría de Gobierno realizaban labores de vigilancia, incluso lo seguían al teléfono y a las audiencias”.

El punto cinco es muy significativo: “Desde hace dos meses aproximadamente estos vigilantes fueron removidos, pero a la semana siguiente llegaron otras dos personas, técnicos penitenciarios de la dirección de Reclusorios, con la supuesta labor de atender a los cinco internos del dormitorio, sin embargo, continúan realizando la labor de vigilancia personalizada del señor Ahumada. Incluso, en una ocasión uno de los jueces los tuvo que sacar de una audiencia por no tener nada que hacer allí, a lo que el técnico penitenciario respondió que seguía órdenes del gobierno del Distrito Federal”.

En el punto seis denuncian que Ahumada está “virtualmente segregado” en su celda. En el siete aluden a los privilegios de René Bejarano: “Carlos Ahumada designó a su esposa como persona de confianza (tal como lo hizo el profesor Bejarano con la suya), sin embargo, a pesar de haber sido esto autorizado por un juez local, la primera y única ocasión que la señora Ahumada entró con este carácter fue prácticamente sacada, a los cinco minutos, por el entonces encargado del reclusorio, actualmente subdirector jurídico del Reclusorio Norte. A los pocos días, el juez revocó el permiso. Ahora sólo puede ingresar los días de visita”.

En el punto ocho preguntan por qué si cada mes todos los presos entregan la lista de nombres de personas que pueden visitarlos, en el caso de Ahumada este procedimiento se ha demorado hasta tres meses. Y en el nueve hablan de censura de algunos de los nombres que Ahumada ha incluido en esa lista.

El 11 es demoledor. Bejarano tiene desde el primer día de reclusión un radio y una televisión. A Ahumada, recluido a finales de abril, se le autorizó introducir el 29 de septiembre una televisión Phillips de 14 pulgadas, y el 13 de octubre “un radio reloj despertador AM/FM, con reproductor de disco compacto marca Makakazi”.

En el punto 13, finalmente, hablan sobre la solicitud que se le hizo a la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal para “que se corrijan todas estas irregularidades”. Sin embargo, “a nueve meses de su ingreso aún no se logra esta conciliación; no obstante, los pocos logros, derechos de todos los internos, no hubieran sido posibles sin la intervención del citado organismo”.

Sobran los comentarios.

 

 

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