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Publicada el 18 de enero de 2005 en www.cnienlinea.com
La
historia en breve - Ciro Gómez Leyva
No es lo mismo un preso
que otro preso
Ahora que
está de moda hablar de cárceles, y a propósito de las maromas que tuvo que
dar el gobierno del Distrito Federal para negar que, pese a huellas y
vestigios, René Bejarano no recibe trato privilegiado en el Reclusorio Sur,
recibí una carta de la familia de Carlos Ahumada, preso en el Reclusorio
Norte, escrita para marcar el contraste. Es un texto con 13
puntualizaciones. Retomo algunas:
(1) “Al momento de ingresar al Reclusorio Norte se violaron flagrantemente,
y con saña, sus derechos humanos, específicamente su derecho de intimidad al
permitir la entrada de un fotógrafo que le tomó fotografías al momento de
desnudarse para ponerse el uniforme del penal”. (2) “Los primeros meses le
cortaban constantemente el agua”. (3) “Desde su ingreso es vigilado las 24
horas por una cámara y cuenta con dos custodios vigilándolo
permanentemente”. (4) “Además, dos elementos de civil de la subsecretaría de
Gobierno realizaban labores de vigilancia, incluso lo seguían al teléfono y
a las audiencias”.
El punto cinco es muy significativo: “Desde hace dos meses aproximadamente
estos vigilantes fueron removidos, pero a la semana siguiente llegaron otras
dos personas, técnicos penitenciarios de la dirección de Reclusorios, con la
supuesta labor de atender a los cinco internos del dormitorio, sin embargo,
continúan realizando la labor de vigilancia personalizada del señor Ahumada.
Incluso, en una ocasión uno de los jueces los tuvo que sacar de una
audiencia por no tener nada que hacer allí, a lo que el técnico
penitenciario respondió que seguía órdenes del gobierno del Distrito
Federal”.
En el punto seis denuncian que Ahumada está “virtualmente segregado” en su
celda. En el siete aluden a los privilegios de René Bejarano: “Carlos
Ahumada designó a su esposa como persona de confianza (tal como lo hizo el
profesor Bejarano con la suya), sin embargo, a pesar de haber sido esto
autorizado por un juez local, la primera y única ocasión que la señora
Ahumada entró con este carácter fue prácticamente sacada, a los cinco
minutos, por el entonces encargado del reclusorio, actualmente subdirector
jurídico del Reclusorio Norte. A los pocos días, el juez revocó el permiso.
Ahora sólo puede ingresar los días de visita”.
En el punto ocho preguntan por qué si cada mes todos los presos entregan la
lista de nombres de personas que pueden visitarlos, en el caso de Ahumada
este procedimiento se ha demorado hasta tres meses. Y en el nueve hablan de
censura de algunos de los nombres que Ahumada ha incluido en esa lista.
El 11 es demoledor. Bejarano tiene desde el primer día de reclusión un radio
y una televisión. A Ahumada, recluido a finales de abril, se le autorizó
introducir el 29 de septiembre una televisión Phillips de 14 pulgadas, y el
13 de octubre “un radio reloj despertador AM/FM, con reproductor de disco
compacto marca Makakazi”.
En el punto 13, finalmente, hablan sobre la solicitud que se le hizo a la
Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal para “que se corrijan
todas estas irregularidades”. Sin embargo, “a nueve meses de su ingreso aún
no se logra esta conciliación; no obstante, los pocos logros, derechos de
todos los internos, no hubieran sido posibles sin la intervención del citado
organismo”.
Sobran los comentarios.
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