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Publicada en Milenio Diario el 11 de febrero de 2004
Política cero -
Jairo Calixto Albarrán
¡Salven al Presi!
Con todo y que a la
institución militar se le debe respetar (como todo aquel que ande armado por
la vida), resulta, no sé si decir alarmante, pero al menos curioso, que el
Presidente le reitere su apoyo al Estado Mayor Presidencial y reconozca sus
esfuerzos por protegerlo a él y a su familia, justo cuando varias decenas de
manifestantes se metieron al rancho San Cristóbal. Digo, si yo fuera el
señor Vicente Fox y se hubieran saltado las trancas de mi casa un grupo de
resentidos sociales a reclamar quién sabe qué cosas, sin duda mis reclamos
se concentrarían en aquellos encargados de la seguridad de mis hijos y de mi
hogar. No por otra cosa, pero en estos tiempos en que abundan los asesinos
seriales y maniacos bipolares, uno nunca sabe las intenciones que tengan los
malandrines que se puedan colar en tu propiedad privada. Qué mas quisiera
uno que confiar en que los intrusos sean amables gandallas de pipa y guante
que realizan sus atracos sin causar melodramas sanguinolentos. Aquí, en la
toma del rancho, por suerte se trataba de un grupo de marginados sociales
que andan buscando audiencia para resolver sus broncas inmemoriales, muchas
de ellas herencia del benemérito imperio del PRIcámbrico temprano que, en
estos días, está de plácemes porque uno de sus velocirraptores predilectos,
Jorge Hank Rhon, comienza su carrera política: hoy Tijuana, mañana México y
después el mundo. El hombre, gracias a las enseñanzas de su magisterial
progenitor, no parará hasta que el país sea una sucursal de Atlacomulco
regido por la lógica elemental de un bingo Caliente.
Pero volviendo al tema: imaginemos que don Vicente, su gentil primera dama
que nos quiere gobernar, Ana Cristina, Vicentillo, Vicentillo III y la
señora madre del Presidente hubieran estado descansando en sus aposentos,
creyendo ingenuamente que se encontraban bien resguardados por el EMP,
cuando de pronto se vieran rodeados por miembros de la banda del Mochaorejas
o del Chuky o de la Loba de Chimalhuacán. O peor aún, que se les hubieran
aparecido a media noche Roberto Madrazo y Chuayffet, el Niño y el Viejo
Verde, o el Peje y su chofer. No se vale. O peor todavía: la alineación del
América, el elenco de La Parodia, Pancho Cachondo o Niurka y Bobby Larios.
Digo, si la familia Fox no puede dormir tranquila aunque la esté
resguardando un equipo muy profesional (ahora mismo se deben sentir más
desprotegidos y paranoicos que una sucursal bancaria), qué podemos esperar
los pobres mortales cuyos sistemas de seguridad se limitan a una triple
chapa con pasador.
Si yo fuera Fox, sin dudar contraría a gente ruda, ruda, rudísima para
sentirme verdaderamente seguro: al guarura y la mamá de Lucerito, al subjefe
Diego, al propio Hank Rhon, Beatriz Paredes y Paty Chapoy.
Jairo Calixto Albarrán
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