Ya veníamos arrastrando diferencias con Don Fidel desde el recordado episodio de Monterrey, el cual se exageró hasta el cansancio por parte de nuestra izquierda (Ver nota relacionada), tuvimos que soportar que “barbitas” nos gritara que respetamos más a Walt Disney que a nuestros símbolos patrios, tuvimos que ver como en el gobierno cubano, en abierto acuerdo con el PRD (¿con quien si no?) deportaran al llamado “señor de los sobornos” Carlos Ahumada acompañado de unas declaraciones en las que apoyaba totalmente las teorías del complot de López Obrador, lo que les guste o no a los fans del PRD constituyó una intromisión en los asuntos internos del nuestro país. Finalmente, el pasado 1 de mayo Don Fidel tuvo a bien emprenderla contra México con declaraciones altamente ofensivas como "mafiosos" y "serviles". Los admiradores de Fidel, esas personas que son incapaces de ver la clase de persona que es y la forma de vida a la que tiene sometido al pueblo cubano, aceptan de buena gana los insultos porque según ellos, México se entrometió en la vida interna de la isla al criticar el poco respeto que existe en ese país para los derechos humanos. Falso. La situación es simple.
Es permitido emitir un voto en la ONU a favor o en contra del respeto a los derechos humanos en cualquier país miembro del organismo, es una prerrogativa en la ONU, para lo cual hay un periodo establecido y se supone que, como en todo club, los miembros aceptan ingresar al organismo sometiéndose a las mismas reglas. México tiene el derecho de opinar sobre el poco respeto a los derechos de las personas en Cuba si lo considera pertinente. Lo que hace Cuba en cambio, es hacer una crítica ofensiva a los países que se atrevieron a cuestionar el cuestionable buen liderazgo de Castro en un acto público que atañe a los cubanos y viola acuerdos de diversas convenciones. Son cosas muy diferentes.
Ahora bien, si estos comentarios hubiesen emergido de la boca de algún otro líder la crítica hubiese sido generalizada, pero en el caso de Fidel la cosa cambia, porque hay mucha gente en este país que todavía besa el piso que el comandante pisa, así que para muchos izquierdosos es indignante que nos quejemos de los corajes de Castro, corajes provocados por el simple hecho de que no pensamos como él, que no apoyamos sus críticas estúpidas y que no creemos su dicho de que en Cuba se respetan más los derechos humanos que en México. Y ahí va el ganado a apoyar al embajador cubano y a gritar porras a favor de Fidel. Para todos estos izquierdistas de fingido –porque son de izquierda pero adoran los beneficios del capital, ¿verdad Batres?- solo les hago unas preguntas: ¿Creen que un cubano podría salir a la calle a quejarse mínimamente de Fidel y su gobierno sin ser remitido, juzgado y condenado en cuestión de horas por ser “enemigo de la revolución”? ¿Cuántos partidos de oposición hay en Cuba? ¿Cuántos medios independientes?
Es triste que en lugar de cerrar filas en estas situaciones, los mexicanos nos dividamos y más triste es que se llegue a apoyar a un tirano que tiene a su pueblo reprimido, amenazado y en precarias condiciones de vida, aludiendo en ese apoyo a la autodeterminación y soberanía del pueblo cubano, o sea que aparte de todo, ignorantes, porque si de algo se carece en Cuba es de autodeterminación y soberanía.
Para terminar, diremos que primero el PRD niega haberse reunido con
emisarios del gobierno castrista, con quienes acordó la extradición de
Ahumada en un abierto apoyo a la candidatura de AMLO, para unas horas
después aceptar que si existieron esas reuniones, mientras que por
otro lado, AMLO opina “como ciudadano, no como Jefe de Gobierno” que se
debe respetar la tradicional doctrina mexicana y pregunto pues: ¿Se
refiere a la doctrina que durante décadas aplicó el PRI, de no
criticar para no ser criticado en su también disfrazada dictadura
de más de 70 años? Debe ser porque AMLO procede de ese partido,
si hasta compuso el himno del PRI, además de coincidir con Castro
en el totalitarismo y la soberbia que impide la autocrítica, tema
que podríamos tratar en una próxima ocasión.
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