Doble fondo-Juan
Pablo Becerra-Acosta Molina Otra vez un destacado miembro del PRI me “felicitó” porque le hice “severas críticas” al presidente Vicente Fox. “Qué bueno que lo acuses (el texto de la semana pasada se tituló Acuso al Presidente), porque es importante que la gente se dé cuenta de que se equivocó al votar por él”. No entienden los priistas. Es verdad que el Presidente de la República no ha sido el estadista que el país necesitaba al frente de un gobierno de transición pero, de ahí a que haya cundido ya la desmemoria con relación a los desastrosos regímenes autoritarios, corruptos e ineficaces de los emperadores sexenales del PRI, hay un enorme trecho que va de la ignorancia a la estolidez política. Parece que hay que ubicar a los del PRI y a su próximo candidato presidencial, su líder Roberto Madrazo. Acusarlos también... Acuso al PRI de haberle heredado al presidente Fox un país desgarrado, con la mayoría de sus tejidos sociales destazados, y decenas de focos rojos a punto de estallar en el campo. Un país pobre, donde cada año mueren más de diez mil personas (seis mil de éstas niños) por problemas asociados a la desnutrición. Un país donde 16 niños mueren al día por desnutrición, un país donde —para decirlo claro— un niño muere de hambre cada hora y media. Un país donde anualmente se producen alrededor de 65 mil muertes de niños debido a enfermedades curables ligadas a la miseria, tres niños muertos cada hora. Un país con una cuarta parte de sus municipios agobiados por la “desnutrición severa” de sus pobladores, lo cual, en heladas cifras, significa que 18 millones de mexicanos sobreviven con hambre. Un país donde uno de cada dos niños de entre 12 y 24 meses de edad tiene anemia, o sea, un país con el 50% de sus bebés anémicos. Un país con un anémico futuro para cuatro millones de niños que sufren “desnutrición crónica”. Un país con existencias nonatas miserables: el 80% de las mujeres embarazadas también tiene anemia y, de cada mil niños por nacer, 29 tienen “alta probabilidad” de morir antes de los cinco años. Un país donde existen alrededor de diez millones de niños trabajadores, la mitad de ellos explotados laboralmente. Un país donde hay al menos 300 mil niños de la calle y donde 12 mil niños son explotados sexualmente. Un país con más de un millón y medio de niños inmigrantes que son empujados a trabajar en campos agrícolas con ambientes feudales tanto en el norte de México como allende la frontera. En fin, un país cuya revolución institucionalizada dejó diez millones de analfabetos y 15 millones más de semianalfabetos. Acuso al PRI de heredarle a Fox un México inseguro y violento, donde hay más de 5.3 millones de delitos anuales. Un país donde —en promedio— cada 7.5 segundos se produce un delito. Un país donde cada hora hay un asesinato y cada tres horas una persona es secuestrada. Un país donde, de cada cinco delitos, cuatro quedan impunes. Un país donde, de esos cinco delitos, al menos dos son violentos. Un país donde sólo se denuncia una quinta parte de los delitos; donde sólo en el 11% de los casos denunciados el delincuente es consignado ante un juez; donde sólo el 2% de los malhechores acusados ante un juez recibe una condena. Un país, pues, con un 98% de impunidad garantizada para los criminales. En fin, acuso al PRI (y a Madrazo) de no haberse transformado desde el 2000, de no haber hecho la menor introspección, de seguir siendo una famiglia experta en la simulación que opera por y para el poder. Y acuso al PRI (y a Madrazo) de ser una oposición desleal, que ha bloqueado cualquier reforma estructural, y de no tener la menor intención de permitir que haya cambios profundos en el obsoleto andamiaje institucional que le heredó al presidente Fox. Claro, los priistas gritarán este lunes un sonoro “¡viva México sin Fox!”. Habría que corearles que sí, pero explicarles, para que no se confundan, para que no se hagan bolas, que les quede claro esto: que, haga lo que haga mal el Presidente, seguirá siendo preferible gritar un festivo: ¡Viva México... sin ustedes en Los Pinos!
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