Blix aseguró al rotativo que algunos funcionarios estadounidenses, a quienes no identificó pero que se encontrarían principalmente en el Departamento de Defensa, querían desacreditarlo y presionar a su equipo.

 

Según Blix, a medida que se hacía más real el ataque contra Irak, los funcionarios de Washington presionaron a sus inspectores de armas para que utilizaran un lenguaje cada vez más dañino contra Irak en sus informes. Afirmó que durante los pasados tres años "sus detractores en Washington; bastardos que esparcen cosas tanto de izquierda como de derecha, lanzaron mensajes malintencionados en los medios de comunicación".

 

Agregó que gran parte de esta campaña "seguro vino del Pentágono", y estimó que él era "un objetivo de menor rango". Señaló que en noviembre pasado, antes de que él volviera a Irak para retomar las inspecciones de armamento tras cuatro años de que la primera misión de desarme salió del país petrolero, tras ser acusada de cubrir tareas de espionaje para Washington, los oficiales más veteranos del Departamento de Defensa estadounidense señalaban que "el septuagenario era la peor elección para ese puesto".

 

Blix afirmó que "existen personas en la administración Bush que dicen que no les importa si la ONU se hunde en el río Este (de Nueva York), y cosas peores". No obstante, añadió que sus relaciones con Washington, "en lo general han sido buenas".

 

También confirmó durante su estancia en Irak, que los medios locales se referían a él como "el homosexual que va cada dos semanas a Washington para pedir instrucciones". Para esa fecha, dijo, miembros de la administración Bush "ya estaban molestos porque no habíamos 'hecho más' en cuanto al hallazgo de bombas de racimo y misiles que logramos en marzo pasado".

Blix ha puesto en duda el trabajo de los servicios de inteligencia. El pasado sábado afirmó que "sólo en tres casos la información de los servicios secretos británicos y estadunidenses permitió encontrar algo y en ningún caso se trataba de armas de destrucción masiva".

 

El secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, afirmó este miércoles no estar "al tanto" de una campaña de calumnias contra Blix por parte de altos funcionarios estadounidenses. "Tengo la más alta estima por Blix", se limitó a declarar luego de una entrevista con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, en Washington.

 

El presidente estadounidense, George W. Bush, y el primer ministro británico, Tony Blair, enfrentan acusaciones de que sus gobiernos hicieron un mal manejo de la in-formación de inteligencia en torno a la presunta existencia de armas de destrucción masiva en Irak para precipitar la invasión.

 

Por lo pronto, la mayoría republicana en el Congreso estadounidense descartó el pedido de los demócratas de abrir una investigación oficial conjunta a los servicios de información en Irak en torno a las supuestas armas de destrucción masiva que no han sido encontradas y la posible manipulación política que hubo detrás de ello.

 

Blair, por su parte, se negó hoy a comparecer ante un comité parlamentario para aclarar las acusaciones sobre manipulación de informes de los servicios secretos.

Por último, un militar estadounidense murió y otro resultó herido en un ataque con granadas contra su puesto de control en el suroeste de Bagdad, con lo que el número de bajas estadounidenses desde el comienzo de la invasión ascendió a 183.

 

 

 

Lea al invitado anterior

Si quieres incluir una columna o nota en esta sección, envíala a  lavisiondelciudadano@yahoo.com citando la fuente y la publicamos.