Publicada en www.reforma.com
el 18 de febrero de 2003
Germán Dehesa: Gaceta
del Ángel
¿Te
mantuve?
Como me suele
suceder, el espíritu siempre alerta de Miguel Angel Granados Chapa se me
adelantó con un breve comentario que escribió acerca del último logro
propagandístico del PRI: "Cuando tuve, yo te tuve, te mantuve y te di."
Miguel Angel ya mató al cochinito, séame permitido hacer algunas carnitas,
en la inteligencia de que mis comentarios no serán ponderados, ni objetivos,
ni serenos. Hablo desde el ataque biliar masivo que experimento cada vez que
escucho en el radio la cínica cantaleta. Siento como mentada de madre,
siento que alguien llenó un calcetín con arena húmeda y me está arreando un
calcetinazo entre nuca, coronilla y madre. Veamos.
"Cuando tuve": ésta es la parte más coherente y sostenible de todo el
promocional. ¡Vaya que si el PRI tuvo!, tuvo poder absoluto, tuvo el control
de todo un país, tuvo dinero (que, por cierto, era nuestro) en cantidades
inimaginables, tuvo a su servicio las armas, la violencia ejercida siempre,
según los priístas, para favorecer la armonía y la paz social, tuvo el
control absoluto de los medios de comunicación, tuvo a todo un país en
rehén. Por supuesto que tuvo.
"Yo te tuve": aquí ya entramos en materia opinable. En algún sentido, es
cierto que el PRI nos tuvo a todos (y así nos fue). Asociado con los
empresarios, con un inmenso poder para crear complicidades y para manejar y
aborregar a los campesinos, los obreros, los maestros y a cuanto gremio se
le atravesara (aun el de los narcos), en realidad el PRI sí nos tuvo en un
puño y, aunque por muchas décadas, existimos los que no lo tolerábamos y nos
oponíamos y criticábamos, éramos al fin y al cabo parte del juego y hasta
servíamos para fortalecer la imagen "respetuosa y tolerante" del tricolor. A
algunos los tuvo a base de premios, a otros los retuvo valiéndose del miedo
y a otros más, mediante la indiferencia. Ni nos veía, ni nos oía.
"Te mantuve": ésta es una magna y perversa imbecilidad. Cuanto dinero empleó
(casi siempre mal) el PRI era originalmente nuestro. Ni a mí, ni a millones
de mis compatriotas nos mantuvieron esos bellacos. Lejos de eso, nos robaron
hasta el cansancio, nos anunciaron abundancias que nunca llegaron, toda obra
que emprendieron con el dinero que les confiamos resultó el doble o el
triple de cara y todavía nos salieron con el cuento de la educación
gratuita, los libros de texto gratuitos y una serie inmensa de supuestas
gratuidades que se pagaron con el dinero que dimos, o con el que debemos. A
mí, ustedes, cínicos tricolores, no me han mantenido jamás. Lo cierto e
inobjetable es que nos mantuvieron en el atraso, la mediocridad, la siempre
renovada angustia, la abyección moral y la postración. En eso nos
mantuvieron. Que me lo digan cantando lo vivo como afrenta personal, moral y
neuronal.
"Y te di": ¿qué me dieron que no nos hubieran quitado previamente?.
Respóndanme. No se hagan que la Virgen (Derechos Reservados) les habla.
Ustedes sí se sirvieron a gusto. Con el mandato que la ciudadanía
supuestamente les había dado, usaron nuestro dinero para comprar
conciencias, billetear líderes, chayotear periodistas, comprarse sus
aviones, sus mansiones y cuanta cursilería se les ocurrió. No una, sino
muchas veces, he visto a tal licenciado, a tal contador, a tal maestro o
maestra que sólo necesitaron dos o tres años en el gobierno para evolucionar
de perico perro a magnate financiero con cuentas en todo el mundo y camisita
con iniciales. Como ya dije: me basta oír la cancioncita para comenzar a
retorcerme como tlaconete con sal, almeja con limón, herida expuesta con
Merthiolate. Lo más grave es que nos crean idiotas y que den por un hecho
que el país entero tiene Alzheimer colectivo. Ustedes ya no se acuerdan (no
les conviene acordarse); nosotros sí recordamos. Lo bueno es que la
comunicación de los otros partidos se ha colocado también en ese nivel
primario y babeante. Lo que va triunfando en nuestro ánimo es el
abstencionismo.
De haber sabido
Traigo un irracional antojo de langostinos y de chistorra. De haber sabido
que el matrimonio presidencial iba a ir al emocionante mercado de San Juan,
les hubiera encargado que me hicieran el mandado. No creo que a Ortiz le
hubiera molestado cargar mi canasta básica. Ya será para la próxima.
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