Doble fondo - Juan Pablo Becerra-Acosta Molina
Los
evangelios foxistas del PRI...
Publicada
en Milenio Diario el lunes 8 de Julio de 2002
La semana pasada, al hacer un
balance del gobierno foxista, con motivo del segundo aniversario del 2 de
julio del 2000, el senador priista Enrique Jackson declaró, durante el
programa televisivo Zona abierta, conducido por el escritor Héctor Aguilar
Camín, que su partido “no le apuesta” al fracaso de Vicente Fox, porque si
le va mal al presidente de la República –afirmó– le va mal al país.
Sí y no. Sí le puede ir muy mal al país si le sigue yendo tan mal a Fox, y
no, no es cierto que el PRI no le apueste al caos foxiano: al contrario, el
PRI les ruega y suplica a todas sus divinidades ancestrales de su imaginaria
espiritual (el infalible Santo Dedazo Imperial, la bondadosa Santa Línea del
Socorro, y otros más), para que el gobierno del cambio termine siendo el
gobierno del caos. El PRI goza con cada tropiezo foxista, el PRI saborea
cada babosada foxista, el PRI juguetea con cada perro que ladra foxista, el
PRI coquetea con cada apanicado foxista, el PRI dialoga con el Ejército de
pelos foxista, el PRI financia la inasible novena economía del mundo, el PRI
pela y devora cacahuates y pule lingotes, el PRI comadrea con los Amigos de
Fox y aplaude los aterrorizados amparos de Lino Korrodi... Vaya, el PRI
usufructúa la inexistencia del vocho y changarro para todos, y promueve su
gobierno del cambio donde nada cambia más que los motivos de risa y angustia
porque, como señaló en estas páginas Ciro Gómez Leyva hace unos días, el
Presidente perdonó al anterior régimen y ahora helo ahí, intacto, arrogante,
en acechanza, esperando cada día una cosa nada más: que Fox siga gobernando
igual. Y que con ello queden sembradas las condiciones idóneas para
implantar una severa regresión política (simulada con ropaje republicano y
democrático, por supuesto, quién dice que no se puede).
Así que sí: a México le puede ir muy mal si le sigue yendo mal a Fox. Es muy
simple: el PRI quiere el poder federal otra vez. Quiere volver a Presidencia
en el 2006; quiere que los mexicanos le rueguen para que regrese; sueña con
que los ciudadanos le supliquen a votos que venga a salvarlos de la
excelencia y calidad; que le imploren de rodillas que saque a patadas de Los
Pinos a Fox. ¿Pruebas?...
Me encuentro por azar con un aristocrático y escurridizo priista de ayer, de
hoy y seguramente de mañana. Un priista de alcurnia. Un principal. Un
priista ilusionado y complacido: “Qué bueno que le tires a Fox en tus
columnas –me dice en forma de saludo–. Qué bueno que la gente se dé cuenta
del error cometido. Pero, ¿sabes qué? Que no puede hacer nada, nada de nada,
mano, lo tenemos controlado. Estamos garantizando la estabilidad de México
porque a la gente ya le queda claro quién puede gobernar este país de a
verdad, ¿no?, con todo y nuestros errores, ¿no? ¿El Pemexgate?... ¿Y? No
tienen nada que probar porque no hay nada por comprobar. Por Dios: llevan un
año y medio, Juan Pablo. Y aunque lo tuvieran: no es cosa del partido, sería
un asunto de un candidato. Incluso de un ex Presidente que era más foxista
que Fox. Lo acusamos, tenemos con qué. El cambio sería nuestro. Pero eso no
va a ocurrir... ¿Tú sabes cuáles son nuestros nuevos evangelios? Los que han
sido escritos cada día con cada uno de los actos de Fox... Sí, sí me río,
cómo no. ¿Por qué perverso? Si la gente fue la que voto por él. ¿Que
nosotros lo engendramos por lo que tú llamas 70 años de abusos y excesos?...
Pues sí, puede ser. Pero, ¿qué te apuestas a que un panista no llega a la
Presidencia en el 2006? ¿Qué te apuestas a que regresamos con votos limpios,
eh? ¿Qué te apuestas a que nosotros sellamos la transición como el Partido
Popular de regreso –es un decir, mano, no es que todos fueran franquistas de
antaño–, de vuelta al poder luego de los socialistas de Felipe González”.
Así, así están los priistas de Fox. Él se los permitió. Y sí, en un tiempo,
quizá el país pague la omisión o el miedo de este gobierno del “cambio” con
una severa regresión porque la apuesta del PRI es la de siempre: le apuesta
a la desmemoria colectiva y a la necesidad que tienen los mexicanos de un
papá arbitrario, de un tlatoani con orejas, de un emperador perruno, de un
cacique con botas, como la tienen los rusos de un zar. Aunque... Quizá no
haya tal retroceso porque, a pesar de Fox, los priistas son el pasado. Ya
perdieron la apuesta real y palpable: la de ayer. O, ¿a poco creen que
Madrazo le podría ganar a Santiago Creel los votos de los jóvenes en unos
comicios limpios? Ni con todo el descrédito foxiano. Y no, no se confundan:
no los estamos ayudando a acabar con Fox para que regresen. Al criticar al
Presidente y su gobierno ineficaz, en todo caso, colaboramos para que no
llegue otro peor, incluido el peor de los peores: el de ustedes, el del
negro pasado, el del oscurísimo futuro...
Pero claro, hay que aceptarlo, el PRI hoy es muy poderoso: tiene su
evangelio foxista cada día...
jpbecerra@milenio.com
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