Doble fondo - Juan Pablo Becerra-Acosta Molina
2 de julio: el show del cambio...
Publicada
en Milenio Diario el lunes 1 de Julio de 2002
Mañana, martes, se
cumplen dos años de la histórica votación del 2 de julio del 2000, de aquel
tiempo en que la gente deseaba, anhelaba, literalmente soñaba con el
cambio. Pero, ¿qué era ese cambio, qué podría significar esa aspiración
tan etérea? ¿Tolerancia, solidaridad y paz? ¿Una revolución política? ¿Una
profunda reforma cultural? ¿Una transformación de la conciencia cívica? ¿La
superación de los complejos y traumas colectivos? ¿O nada más sacar al PRI
de Los Pinos? Quizá todo Eso, aunque tal vez no había tantas volutas
intelectuales ni filosóficas en el deseo de los mexicanos. El sueño era
realizable, asible, casi ridículo, incluso sonaba demagógico, porque se
resumía así: alimento, educación, salud, trabajo, vivienda, seguridad,
diversión. Una vida digna. Nada más. Pero, era demasiado. Demasiado pedir
para quien vive en este país. Una exigencia desmedida para una clase
política como la nuestra que en general es inoperante y egoísta. Los
politólogos determinaron: “Enormes expectativas”. Demasiada codicia
ciudadana. Así de jodido estaba el país, así de fregada estaba la mayoría de
los mexicanos aquel 2 de julio del 2002. Por Eso los ciudadanos
salieron a las calles y votaron por el cambio. Por hartazgo. Porque
estaban hasta la madre del engaño, la simulación, la violencia y el abuso
cotidianos. Y lo lograron: en el papel, obtuvieron el cambio.
Bravo...
Pero, hoy, dos años después, ¿México ha obtenido Eso por lo que
murieron miles y miles de personas durante décadas? ¿Eso por lo que
fueron desaparecidas cientos de otras personas? ¿Eso por lo que
fueron asesinadas..., cuántas personas en setenta años? ¿Eso por lo
que fueron despojados, encarcelados y exiliados cientos más de personas?
Hoy, a dos años del 2 de julio del 2000, ¿qué ha cambiado? ¿El presidente
Vicente Fox representa el cambio? Sí, sin duda. Sus enormes logros
económicos, políticos y sociales (imposibles de enumerar en este espacio)
así lo demuestran. No importa que la crítica los opaque, ahí están, la
mayoría de los mexicanos ya los ve, los palpa, los siente en todos los
ámbitos. ¿Qué dos de cada tres mexicanos opinan lo contrario? Son falacias
contrarrevolucionarias. Fox es un estadista inconmensurable por su
congruencia cotidiana... Y, ¿Santiago Creel también representa el cambio?
Desde luego. El país no tiene un solo problema político importante. Todas
las diferentes fuerzas están en plena concertación diaria... Y,
¿Francisco Gil Díaz y sus colegas del gabinetazo económico representan el
cambio? Por supuesto: lo resultados no sólo en la macroeconomía sino en
la llamada economía real, la del bolsillo diario, son evidentes. ¿Acaso no
viven mejor hoy que hace dos años todos los mexicanos y no hay más pequeñas
y medianas empresas sólidas y respaldadas que generan cientos de miles de
empleos nuevos?... ¿Y los hombres del Orden y Respeto? La excelencia
con calidad: ya no hay delitos, el secuestro y el asalto diario son horrores
de museos... Y, ¿los gobernadores de todos los estados (del PRI, PAN y PRD)
no representan el cambio? Hombre, claro, todos han conseguido
notables avances económicos, políticos y sociales, muestras irrefutables del
desarrollo, la honestidad y la armonía que hay en el país cuando se obra con
espíritu federalista y sin violentos o intolerantes cacicazgos regionales...
Y, ¿el PRI, el nuevo PRI de Roberto Madrazo no es un reflejo claro del
cambio? Sin duda, nunca como en estos dos años había trabajado tanto por
impulsar todo aquello que le conviene al país. Lo mejor del pasado,
hoy... ¿Y el PAN? El PAN... Pues... Eso: el PAN. Gracias por...
Por... Pues por todo... ¿Y el PRD? Caray, qué orgullo de modernidad,
qué satisfacción de liderazgo, que capacidad de generar propuestas, qué
alternativa real de poder. Vean a su hombre, a Andrés Manuel López Obrador,
tan tolerante con quien difiere de él, tan genial y eficaz para diseñar
pequeñas y grandes obras, tan tranquilizante por carecer de desplantes
populistas como podrían ser los plebiscitos producto de la terquedad y de
costosos viajes siderales de ego. Es tan creativo y está tan liberado de los
dogmas prehistóricos de la izquierda, que la mayoría de la gente ya confía
en el PRD. Seguro gana el año que viene... ¿Y la Iglesia? Vanguardista,
transparente y pulcra... ¿Y los medios? ¿No es verdad que estamos haciendo
un periodismo de excelencia? ¿No es cierto que las primeras planas de los
diarios se han vuelto a llenar de reportajes de investigación del México
real? ¡Cómo hemos colaborado los medios para el cambio! Hemos
informado con profundidad, con veracidad, con rigor, y sobre todo, sin
escándalos. Hemos cultivado a los lectores...
Qué show el nuestro el del cambio. Qué orgullo. Qué bien lo hemos
hecho. Ya lo veremos en la copiosa votación del 2003. Felicidades a todos. Y
claro, por supuesto, otra vez que se oiga nuestra erudición: ¡Vamos México,
que ya viene el Papa...!
jpbecerra@milenio.com
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