30/SEP/02 Paso a pasito. Hace un par de semanas que se llevó a cabo una ceremonia de honores a la bandera en la catedral de la capital mexicana, lo que generó una gran controversia que a este servidor le pareció en ese momento exagerado, aunque tampoco descartó que fuese una maniobra para posicionarse como una fuerza influyente en nuestro gobierno abiertamente católico. Hoy esta última opción parece tomar fuerza y la iglesia católica mexicana definitivamente se comienza a sentir con fuerza suficiente para tratar de ubicarse ante los ojos de la población como una organización que puede tener influencia en nuestras autoridades. Desde que Carlos Salinas de Gortari–de triste memoria- tuvo a bien hacer las paces con la iglesia católica mexicana, esta comenzó a intervenir en muchos asuntos que aparentemente estaban fuera de su incumbencia, como son las decisiones políticas y los sucesos que se presentan en nuestro país. Personalidades como Norberto Rivera y Onésimo Cepeda comenzaron a aparecer en los medios, sobre todo este último personaje, a quien podemos encontrar lo mismo en un campo de golf que con la porra del Toluca, los partidos de béisbol o las cenas de personalidades destacadas de la sociedad, la política y el arte. Los representantes de la iglesia se han sentido con derecho a opinar acerca de todo, de criticar inclusive el manejo de asuntos de estado. Para muestra, basta un botón: La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) criticó al gobierno actual de no tener rumbo y de mostrarse débil en la solución de diversos problemas, con lo cual se puede estar o no de acuerdo, lo grave aquí es la influencia que tienen en la población. Me explico. Siempre he pensado que los representantes de las iglesias mexicanas –no solo la católica- tienen derecho a expresarse, a votar, pero todo esto fuera de su función como autoridad espiritual. Ellos están ahí para conducir a su rebaño en sus creencias, para fortalecerlos moralmente, pero cuando una persona que es líder de estas organizaciones y es una figura pública, con influencia en la sociedad, debería de abstenerse de hacer declaraciones de sus opiniones de manera pública debido a que su posición hace que sus palabras tengan mayor peso que el que tendrían en una persona común y corriente. Hoy la iglesia católica vuelve por sus fueros, hoy que el gobierno manifiesta sus creencias sin ningún recato trata de ubicarse como la organización espiritual más fuerte de México, trata de recuperar a las personas que se han repartido en otras religiones y que, obviamente, le han minado el negocio. La presión que poco a poco esta ejerciendo la iglesia contra el gobierno puede sacudir algunos pilotes de la estructura del país, así que sería conveniente recordarle a estas personas que deben dedicarse a su función principal que es espiritual y dejar a las autoridades ocuparse de las suyas. Opiniones las tenemos todos, pero no todas tienen el mismo peso y si algo tienen Rivera y Cepeda es que son expertos de la política y todas sus acciones llevan un interés que no necesariamente involucra a sus seguidores. Hay que volverlos a su camino y evitar que invadan otros que no les corresponde. OTRO... No habrá huelga en Pemex y con esto el gobierno federal toma un respiro que ya le hacía falta. El manejo que hizo Vicente Fox y sus colaboradores esta última semana mostró un talento político que no siempre desarrollan y eso es lo extraño. La visita de Fox a las plataformas petroleras y las declaraciones de diversos funcionarios y sindicalistas disidentes hicieron que las culpas acerca del conflicto en Pemex se pasaron al PRI –eso mostraron todas las encuestas y me parece correcta la apreciación- y dejaron al gobierno como víctima de presiones políticas. El caso es que se cumplieron los momios y solo queda esperar que esto, más que un chiripazo, sea la muestra de que Fox y su equipo están aprendiendo como se deben hacer las cosas. Ustedes saben bien que este solo es mi punto de vista. |