27/SEP/02 ¡Cuantas aristas en una figura tan plana! Revisando la página principal del periódico Reforma, me encuentro con un espacio en donde los lectores pueden dejar su opinión acerca de los segundos pisos de Viaducto y Periférico que serán construidos, según anuncio del propio jefe de gobierno capitalino, a partir de enero del próximo y me encontré con una abrumadora cantidad de personas que no quieren que esta obra se lleve a cabo. Mientras tanto, para “el peje”, tras “el éxito” del plebiscito y en respeto a los votos de “la mayoría”, este proyecto tiene luz verde de la autoridad capitalina. Esto es mas complicado de lo que ya de por si parece. Como comenté hace algunos días en este mismo espacio, desde el principio de la controversia una cosa estaba clara: Andrés Manuel López Obrador estaba más que decidido a realizar la magna obra de su sexenio, los segundos pisos, a tal grado que el anuncio de esta obra sorprendió a su propio personal y después a la población en general, ya que en lugar de encargar el proyecto al Secretario de Obras, lo dejó en manos de la Secretaria del Medio Ambiente (¡). Apoyado primero en una consulta telefónica con una participación mínima, trato de justificar su empeño en llevar a cabo su proyecto, el cual pasó por una primera presentación en un plano tipo “guia-roji” indicando con marcador rojo la ruta que seguiría esta nueva vialidad hasta llegar a una maqueta bastante decente. El tabasqueño, en lugar de llevar a cabo una obra necesaria –según él-, trató de justificarse nuevamente con “el pueblo” y tras haber sido cuestionado por su aventura telefónica, realizó una licitación con pésimos cálculos que obligaron a suspender la primer intentona de llevar adelante la construcción. A base de presiones, logró que el IEDF autorizara la realización de un plebiscito en el que se gastaron más de 50 millones de pesos, plebiscito que también tuvo una escasa concurrencia de poco más del 6 % de los capitalinos, cuando se requería que al menos participara una tercera parte de la ciudadanía. Hoy se autoriza la obra que va de lo sublime a lo ridículo. (Para mayores referencias, consulte el archivo) Primero tengo que decir que definitivamente López Obrador nunca ha tenido la intención de no realizar esta construcción vial, lo malo es que no ha querido aceptar ya sea los riesgos o la responsabilidad de esta decisión y se ampara, obviamente en la población. ¿Porque? La realidad es que es una obra, de entrada, muy complicada y no había –ni hay en este momento- presupuesto autorizado, así que el desglose queda así: Si la población decía que no se construyera, López Obrador se salvaba de todo el problema que se venía encima, si la población decía que si, la obra se llevaba a cabo por “decisión” del pueblo, pero para esto, aun falta que la ALDF suelte el dinero, cosa harto difícil, lo que le permitiría evitar construir la obra bajo el argumento de que no se le autorizó el presupuesto. Otro punto importante es que con la realización de este plebiscito, Andrés Manuel no puede llevar a cabo otro ejercicio similar en este año, por lo que la consulta que “decidirá” su permanencia en el gobierno del DF se realizará por teléfono, sistema en el que “el peje” va invicto y los antecedentes le favorecen (ver un antecedente) y son difíciles de regular. Hoy el jefe de gobierno hizo declaraciones bastante delicadas con respecto a las licitaciones que provocaron la cancelación de este mismo proyecto hace algunos meses, en el sentido de que las empresas participantes elevaron los precios intencionalmente “para reventar la obra”, esto es que 50 empresas se equivocaron intencionalmente en su cotización y no es que el gobierno capitalino hubiese realizado una pésima estimación (ver nota). Pero aquí no acaba todo. López Obrador considera “un éxito” el plebiscito en el que participaron 420 mil defeños en el que “la mayoría” -¡un 4% es mayoría!- de la población decidió que sí se construyeran los segundos pisos, pero bueno. Ahora bien, se habla de un ejercicio democrático, pero, ¿donde está la democracia, cuando los votos de los residentes en la zona en que se construirá la obra -300, 400 o 500 mil personas y en todas las áreas involucradas ganó el “no”- tienen la misma validez que los de las personas que habitan en zonas donde sus alrededores no se verán afectados –el resto de los habitantes del DF, unos 6 millones? El principal motivo de la ausencia de votantes me parece que fue la falta de información, porque la realidad es que ambos bandos, los que apoyaban el “si” y el “no” realizaban movilizaciones y volanteo, pero no explicaban ampliamente los beneficios y perjuicios que traería esta obra y el debate, más que buscar un apoyo fincado en la información detallada, se convirtió en una lucha de fuerzas entre partidos, lo que más que interesar a la población, terminó por alejarla. Aun en este momento, el debate se centra, más que en pros o contras de la obra, en el apoyo a favor o en contra de López Obrador. Yo tan solo me pregunto, si tanta gente estaba en contra de la construcción de esta vialidad–como aparentemente hay-, luego entonces ¿porque no fueron a votar el pasado domingo? Creo que es exagerada la posición del “peje” de hablar de mayorías o de que el 4% representa a toda la población, pero lo cierto es que la regla era que mediante los votos ciudadanos se tomaría una decisión y quien no participa tampoco tiene derecho a quejarse. En este caso se aplica en todo su significado la frase de que “cada ciudad tiene el gobierno que se merece”. Ojala esto les sirva de lección a los capitalinos y el próximo ejercicio similar asuman su responsabilidad y participen, que les guste o no, se estableció como un mecanismo legal y de decisión, decisión que, por otro lado, debió tomar directamente el gobierno capitalino auxiliado por especialistas en construcción, transito y vialidad y no salirse por la tangente bajo un cuestionamiento a la ciudadanía con un resultado anticipado desde hace tiempo.(ver otra nota de referencia) Aunque después de todo, este tan solo es mi punto de vista. PD: Sigo pensando que no habrá huelga en Pemex, pero también que se decidirá en tiempo de compensación -espero-. |