La Visión de Hoy

La ley de la selva.

Eso es lo que presenciamos ayer en la capital de república.  Campesinos del poblado de San Salvador Atenco en Texcoco protagonizaron un enfrentamiento salvaje con integrantes del cuerpo de granaderos a machetazos y pedradas en plena vía pública.  ¿Es justificable lo que pasó?

Resulta que hace algunas semanas, el gobierno federal, después de darle largas al asunto, anunció finalmente el lugar en donde se construiría el tan promocionado nuevo aeropuerto de la ciudad de México y ese lugar fue Texcoco, quedando entonces descartada la otra propuesta que era Tizayuca, Hidalgo.  A continuación el gobierno federal emitió un decreto de expropiación de los terrenos que resultarían afectados, sin embargo, ya desde el anuncio oficial los pobladores de San Salvador Atenco habían iniciado diversas manifestaciones para manifestar su desacuerdo y asegurar que no estaban dispuestos a permitir que les quitaran sus tierras; desde ese momento se podía visualizar la magnitud del problema, ya que blandiendo machete y gritando insultos a las autoridades ausentes convocaban al pueblo a defender “la patria”.  Una manifestación muy agresiva.

Comenzó entonces el desfile por los medios de comunicación, en donde era evidente que su posición no estaba del todo clara.  Se afirmaba que no había líderes, que era un movimiento general de todo el pueblo, que no era cuestión de dinero (pero cuando en una entrevista les supusieron un aumento en el precio dijeron que lo considerarían), que no aceptarían otro terreno igual en el mismo poblado porque era “su tierrita” y estaban encariñados con ella (esto lo afirmó una mujer que después comentaría que tenía dos años viviendo en ese terreno).  Posteriormente realizaron una marcha hacia Los Pinos armados con machetes (comentada en la columna 011101) en la cual, además de golpear las rejas metálicas portátiles que se utilizaron para detenerlos no pasó nada.

Ayer estos campesinos realizaron otra marcha.  Nuevamente se presentaron armados con machetes y segadoras de pasto manuales que fueron blandiendo durante su recorrido mientras gritaban sus consignas.  En esta ocasión nos pudimos dar cuenta de que este movimiento ya está contaminado, ya que consiguieron el apoyo de “otras organizaciones sociales” como el respetabilísimo CGH y el Frente Popular Francisco Villa, así que la marcha no apoyaría solo la negativa ala construcción del nuevo aeropuerto, sino también el rechazo a la reforma fiscal, libertad a los presos políticos y el alto a la guerra en Afganistán. ¿Cómo ven? Más barato por docena.

El recorrido se realizaba en relativa calma hasta que ingresaron al Distrito Federal.  La circulación de automóviles en la calzada Ignacio Zaragoza avanzaba con lentitud, ya que los manifestantes ocupaban una vía completa, cuando un oficial de la policía los conminaba a que abrieran el paso a la circulación de vehículos; la respuesta de uno de ellos fue clara: “Mejor quítese porque venimos encabronados”, sugerencia que el policía acató con prontitud y la autoridad decidió escoltarlos como se hace con los porros de la prepas, adelantándose al paso de los marchistas mientras con altavoces urgían a los comercios a cerrar y a los vecinos a no salir de sus casas.

En la Delegación Venustiano Carranza se dio el enfrentamiento de los campesinos con los policias (en total fueron tres enfrentamientos).  Impresionante fue ver como los granaderos fueron atacados con los machetes y retrocedían ante la furia de los manifestantes, si acaso alguno se decidía a enfrentar el arma cortante con su tolete sin bajar su escudo que poco a poco iba cediendo ante los constantes golpes.  Se pidieron refuerzos, personas de ambos bandos caían y se levantaban y hay que celebrar que muchos campesinos tuvieron la cordura de no tirar un golpe de sus armas a varios granaderos caídos, lo que pudo haber desembocado en una tragedia mayor.  Posteriormente se acusaba a los granaderos de haber provocado el enfrentamiento.  La marcha proseguiría hasta el Zócalo, en donde harían el tradicional mitin y amenazaron con hacer un “golpe de estado en defensa de la patria”. 

El gobierno del Distrito Federal no hizo nada (3 detenciones solamente) debido, según Leonel Godoy, porque se trata de un asunto de carácter federal, misma razón que ofrece el gobernador mexiquense Arturo Montiel para no negociar con los campesinos, ya que él no es la instancia.  El Jefe de Gobierno Capitalino, Andrés Manuel López Obrador prácticamente les dio la bienvenida ya que “su causa es justa”, pero les solicitó que para su próxima marcha “consideraran no venir con machetes”.

Primero, yo soy un simple ciudadano, estúpido, que no entiende muchas cosas, así que espero que alguien me las explique.  Primero, si algo que es asunto de carácter federal provoca hechos violentos (muy violentos, porque se trata de una agresión con armas que pueden ser mortales) en determinada ciudad, debería ser obligación de las autoridades de esa ciudad hacer cumplir la ley ¿sí o no?  Si una persona va por la calle blandiendo un machete y ataca con este un poste de luz o una pared ¿la autoridad debe detener o no?  El gobernador Montiel ofreció soluciones a los campesinos cuando aun no se tomaba una decisión, ya que le interesaba contar con el aeropuerto en su estado, entonces si era su asunto ¿porqué ahora no?  Si el gobierno federal consultara con los ciudadanos cada decisión ¿cuál sería entonces la función de la autoridad?  El gobierno capitalino “sugiere” que no se porten armas durante las marchas ¿esto quiere decir que, como es sugerencia, si yo quiero si puedo portarlas?  La agresión a un policía con arma ¿es un delito o no?  Si se ordena la apertura de una vialidad bloqueada por alguien y ese alguien no quiere hacerlo ¿la autoridad debe retirarse pidiendo disculpas por la molestia?  El hacer cumplir la ley ¿es autoritarismo o no?  Si las respuestas a estas preguntas son las que me imagino, entonces no entiendo nada.  Alguien tiene que poner orden, porque después de esto, pareciese que no hay autoridad, local, estatal o federal y si nos acostumbramos a que la ley es flexible, que Dios nos agarre confesados. 

Aunque como siempre, este es solamente mi particular punto de vista.