Todo comenzó cuando se reportó que un grupo de ingleses se encontraban explorando unas grutas en la zona de Cuetzalan y dos de ellos quedaron atrapados cuando fueron sorprendidos por una tormenta que bloqueó los accesos de salida.  Los atrapados no corrían riesgo mayor, ya que estaban en perfectas condiciones de salud y contaban con alimento para sobrevivir varios días.  Sus compañeros en el exterior se comunicaban con ellos por medio de radios y procedieron a informar a las autoridades locales, estatales y federales la situación que vivían y solicitaron que el rescate lo realizaran rescatístas de su país.  Esto fue suficiente para que en cuanto la noticia comenzara a circular, se acompañara de muchos rumores que los medios difundieron.

 

Primero se dijo que estaban de manera ilegal en el país, porque ingresaron con visa de turista y en realidad eran espías que buscaban uranio y plutonio.  La indignación se propagó porque se dijo que los señores se negaron a ser rescatados por especialistas mexicanos y solicitaron que fuesen compatriotas suyos quienes viajaran nuestro país para auxiliar a los atrapados.  Nuestro siempre vivaracho presidente solicita una explicación al gobierno inglés y se armó un buen mitote del que se desprenden dos vertientes.

 

Por un lado, la verdad es que todo el mundo menos las autoridades sabían que los espeleólogos estaban en Puebla, sus excursiones anuales eran conocidas por los pobladores de la zona desde hace 20 años, ya que los viajeros alquilaban muchos cuartos en casas de huéspedes de la zona y animales y accesorios para desplazarse, bueno, hasta promocionaban estos viajes por medio del sitio de Internet de la Combined Services Caving Association, organización con lazos al ejercito británico.  Los señores no buscaban uranio o plutonio -esos minerales se encuentran en abundancia en la zona norte de México, no en el centro-, sino que aprovechaban la zona de Cuetzalan que es rica en grutas inexploradas para realizar prácticas militares de supervivencia, además de “mapear” las grutas, de ahí que los señores que se quedaron dentro de la gruta estaban preparados para ese tipo de situaciones; la solicitud expresa no fue la negación del auxilio mexicano, sino que pidieron que un par de expertos de su país viajaran a auxiliar a los rescatístas mexicanos por el simple hecho de que conocían la gruta.  Una vez en México, rescatístas mexicanos e ingleses trabajaron en conjunto sin el menor problemaExhibido nuestro gobierno, nos debe una explicación del porqué suceden estas cosas y no se enteran.

 

Por otro lado, es una lástima contar con estos medios de comunicación en general.  Un periodista debe investigar la verdad, no difundir rumores o suposiciones.  Desgraciadamente, la ansiedad de ganar la nota, de no quedarse atrás ante la competencia les bloquea el cerebro y se ponen opinar con base en mentiras y lo único que hacen es confundir a su audiencia.  Antes de caer en la vorágine de información, es preferible que esperen y comprueben lo que se dice para entonces sí, informar, porque lo que en la actualidad se hace en los noticieros, es basarse en los dichos, pleitos y escándalos antes de ir a lo que es realmente importante, nos han acostumbrado a vendernos algo espectacular pero poco sustancioso en lugar de verdaderamente nutrirnos de las bases reales para hacernos de una opinión válida.

 

Es mejor entonces que como ciudadanos seamos más exigentes con nuestros informadores y les demostremos que podemos asimilar no solamente lo que nos entregan de primera mano fácilmente digerible, sino la información completa y veraz que es la que finalmente nos hará personas mejor preparadas y con criterios acordes a lo que se vive en el mundo actual, creo yo.

 

Comunicación: fj@lavisiondelciudadano.com

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