28/ENE/04
El NicoGate de López Obrador (primera de dos partes).
Continuando con el tema de la columna anterior, resulta que aguzados reporteros encontraron un dato interesante en la nómina publicada en Internet por el GDF: Nicolás Mollinedo Bastar, quien se ha desempeñado ante los ojos de todo el mundo como chofer de AMLO, tiene una remuneración de más de 60 mil pesos mensuales, 62 mil 997 para ser exacto y aparece en dicho listado como secretario de gobierno, sin cubrir el perfil ni efectuar las funciones correspondientes. El hombre que enarbola la bandera de la austeridad y que a diario pide que los funcionarios federales bajen sus sueldos y el de la alta directiva de la burocracia fue golpeado con sus propias armas y lo que siguió es de risa loca.
Cuando el martes 20 de enero pasado se le cuestionó sorpresivamente al mandatario capitalino sobre esta situación, el nerviosismo se hizo patente y las frases con improvisadas justificaciones comenzaron a salir, lo que en lugar de aclarar, comenzó a generar mas dudas:
“(Le pago eso)...porque se levanta a las cuatro y media de la mañana, se acuesta a las 11 ó 12 de la noche, y para él no hay sábados, no hay domingos, por eso se le tiene que pagar más”.
“Éste no es un asunto de amistad, esto es un asunto de desempeño, el que trabaja tiene derecho a recibir un salario, o para decirlo de otra manera, en el caso de Nicolás, lo desquita bien…se trata del desempeño, pues es él el que está conmigo todo el día, o sea, Nicolás trabaja desde muy temprano hasta muy tarde y es el que ayuda para el funcionamiento de la jefatura de gobierno, no es cualquier funcionario, hace una labor importante”.
En las primeras horas de la tarde del mismo día y ante la ya creciente polémica acerca de la situación ya bautizada como el Nicogate, el Secretario de Gobierno, Alejandro Encinas, informaba a todos los medios que lo querían escuchar y también mediante un comunicado, que Nicolás no era un chofer, sino el Coordinador de Logística del GDF, que tenía oficinas propias y no una ni dos, sino... ¡40 personas las que estaban su cargo! Esto me pareció y a la mayor parte de la gente también, una soberana tomada de pelo y lo justifico con dos preguntas:
1) Si el tipo es el Coordinador de Logística, ¿por qué entre los montones de argumentos manejados esa mañana por el peje de gobierno, nunca se habló de esta situación de Nicolás? El peje nunca negó el hecho de que era su chofer únicamente.
2) Según esto, Nicolás tiene a más de 40 personas a su cargo, pero todo el día, desde que amanece hasta que anochece –les consta a todos los medios- anda del tingo al tango con el peje de gobierno, luego entonces, ¿a que hora coordina a las personas a su cargo, recibe información, verifica informes y da instrucciones?
Para la tarde de ese martes, la página de Internet que generó el escándalo estaba desactivada.
El segundo día la bola de nieve creció y se descubrió que más parientes del famoso Nicolás también trabajan en el GDF y con buenos sueldos. El primo de Nicolás, Rafael Marín Mollinedo, gana 60 mil pesos como Director General de Servicios Urbanos y su sobrina, Gloria Aparicio Bastar, 19 mil pesos como Subdirectora en la misma dependencia, pero según el peje no hay nepotismo, porque “...yo no tengo parientes en el gobierno y para que se dé el nepotismo, un pariente debe estar ligado laboralmente al otro y eso no sucede”. Pues miente otra vez o exhibe su ignorancia. El nepotismo, según el diccionario de La Real Academia de la Lengua es “Desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos”, nunca se habla de ligas laborales, así que dada esta definición, si hay nepotismo. Por cierto y en otro detalle destacable, Nicolás ya era comparado por el GDF con el Jefe del Estado Mayor Presidencial. ¡Que raro que a los EMP nunca los he visto de choferes de Fox!
López Obrador se dedicó a tratar de demostrar la legalidad del trabajo de Nicolás por un lado mientras por el otro acusaba, como siempre, a una campaña de los enemigos de la democracia, mientras Dolores Padierna gritaba en la tribuna de la Cámara de Diputados –sí, la esposa de un invasor de terrenos y ex delegada sospechosa de recibir sobornos es diputada- que porqué escandalizarse con lo que gana el chofer –ella le dijo chofer- del peje, si los ex presidentes obtienen pensiones casi tres veces más grandes, o sea, su escasa materia gris equipara a un ex presidente con un chofer. ¡Abrase visto! Leonel Godoy, presidente nacional del PRD, de plano huyó ridículamente de los medios para evitar tocar el tema.
Cabe señalar que a estas alturas se mostraron las oficinas de Nicolás, muy bien montadas para mi gusto y un nombramiento que data del año 2002 pegado en la puerta, aunque el famoso oficio no tiene referencia, lo que es una parte fundamental de este tipo de documentos. Me parece que si tocaban el papel encontrarían que la tinta aun estaba fresca.
Al tercer día aparece otro detallito: El cuñado del hermano del peje, Marcos Manuel Herrería Alamina, también trabaja en el GDF como privado del Oficial Mayor y también gana 63 mil pesos. López Obrador acusaba abiertamente –raro en él- al diario La Crónica, con nexos supuestos con los Salinas, de estar orquestando una campaña. Y después aparece el hermano de Nicolás, Lorenzo Samuel Mollinedo Bastar, desempeñándose en Recursos Humanos en Álvaro Obregón, con un salario de 35 mil pesos y declarando sin tapujos que “...como soy simpatizante del partido (PRD), colaborando en las campañas -en general, apoyos para acudir, ir a algún lado, no específicamente en nada, específicamente en algo no- y buscando una oportunidad, se me dio aquí esa oportunidad de trabajo.” El lío sigue.
Día cuatro. Es obvio que el público quería escuchar la voz del involucrado, así que Nicolás comenzó a dar entrevistas con la intención de aclarar el asunto...y sólo lo complicó más. “...Tengo 44 años y me considero no experto pero sí apto para ocupar este cargo y la experiencia lo va dando”. Genial fue la respuesta acerca de cuantos familiares tiene trabajando en el GDF: “no los he contado”. Permítanme un enorme (¡!). Rechazó que entre sus funciones estuviera el resguardar la seguridad del peje, desmintiendo lo que horas antes había dicho Encinas. Pero fue Bernardo Bátiz quien acabo de ponerle el cascabel al gato cuando declara que en el caso del nepotismo “...la sanción es de faltas administrativas, pero no hay delito que perseguir”, ¿o sea que reconoce que hay nepotismo, aunque este no sea un delito?
En el colmo, Cuauhtemoc Cárdenas aparece para dejar en claro que “…me parece que es un pago excesivo para un funcionario que no tiene las responsabilidades de un subsecretario o de director general… Simplemente me parece que no corresponde a las responsabilidades de un subsecretario las que él está desempeñando, aunque trabaje 20 o 22 horas al día, me parece que hay un exceso de favoritismo. Es incongruente el sueldo que percibe para la responsabilidad que tiene. Esto es: o habría que pagarle más a los que tienen más responsabilidad o habría que poner a quien tiene estas responsabilidades, pues, en un nivel salarial que corresponda a esas responsabilidades”. Y es que si Cárdenas puede pegarle al peje en aras de ganar la candidatura perredísta a la presidencia, lo hará, y más como en este caso que la razón le asiste.
Lo más reciente de este caso, además de que erróneamente López Obrador sigue empeñado en dejar en claro la legalidad de la posición de Nicolás, este personaje, siete días después de iniciado el escándalo, mostró el área que según los dichos tiene a su cargo, área de la que el nene desconoce las funciones que él dice vienen en el manual del gobierno que el peje entregó a los medios, pero que Nicolás no ha leído “...porque es un manual muy amplio...”. ¿Cómo sabe pues cuales son sus funciones? Además repetía lo que logró aprenderse después de una noche de memorización –o eso parecía-. Más que jefe del área, el señor parecía un intruso y quizás lo era. Lo peor es que entre los subordinados se encontró a una persona que tiene mucha más experiencia en las funciones que supuestamente el pseudo chofer desempeña y que cubre perfectamente el perfil requerido, el Mayor Luis Rosales, quien gana 19 mil pesos mensuales. Esto ya es un desorden.
Como nuevamente se ha termina el espacio, los comentarios correspondientes aparecerán el viernes en este mismo espacio, porque mientras el peje trata de asegurar la legalidad del hecho, la verdad es que el problema es más amplio de lo que él quiere ver, es un problema de principios y, como dijo Cárdenas, de congruencia.
Comunicación: fj@lavisiondelciudadano.com |
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