El chantaje se impone a las leyes.

 

Al menos eso es lo que se ha visto durante este sexenio en el gobierno que encabeza Vicente Fox, llegándose a puntos en los que es más que obvio que no existe el menor respeto a la institución presidencial ni a sus dependencias inmediatas, lo que también ha llevado a que, en base a la falta de carácter mostrada por el gobierno federal, se olvide el uso de la ley para la solución de diversos problemas y que, en cambio se recurra al vil y descarado chantaje, vendiéndolo como una amenazante herramienta de desestabilización social y seguros de que esto llevará a los ejecutantes de estas acciones a lograr sus objetivos.

 

El antecedente mas claro, más importante y que dio pie a todo este tipo de acciones, lo tenemos en el caso de la cancelación del magno proyecto del sexenio, el nuevo aeropuerto de la capital del país, cuando un grupo de campesinos, nada más porque se les hincharon los tanates, no permitieron que se llevara a cabo en el pueblo bicicletero –nadie me los contó, ya lo conocí- de San Salvador Atenco, por los rumbos de Texcoco.  ¿Conoce usted un país en el que una obra de tal magnitud haya sido cancelada por un grupo no mayor de 100 pueblerinos armados con machetes –eso sí, apoyados por varios grupúsculos de conocida actividad profesional en la protesta, incluyendo al personal del GDF-, lo cual por cierto, a pesar de ser motivo de encarcelamiento por portación de arma, no provocó ninguna detención?  ¡Claro que lo conoce!  Es nuestro querido México.

 

Para desgracia de la legalidad, esto abrió la puerta a las acciones de chantaje y amenaza que tan buenos resultados dio en aquella ocasión y que sigue siendo una actividad recurrente, y en este momento lo vemos en dos casos muy evidentes: El proceso de desafuero del jefe de gobierno capitalino, AMLO y el intento de enjuiciamiento para los participantes en las acciones de la guerra sucia, en donde los afectados, antes que recurrir a una defensa legal, han lanzado sus amenazas, apoyados por los partidos que los llevaron a ocupar las posiciones de poder en las que realizaron las acciones investigadas, el PRD y el PRI respectivamente.

 

Ambos partidos amenazan con romper el dialogo con el gobierno, con bloquear el trabajo legislativo, el análisis de las reformas, en fin, se ha llegado al punto de hablar de una “revolución”, en un completo exceso y ejemplo de ignorancia e irresponsabilidad de parte de quienes se dicen representantes del pueblo.  Si bien es cierto que fueron elegidos como gobernantes, como diputados, como senadores o simplemente al erigirse como organismo político, me parece que lo primero que deben hacer es respetar la ley y conducirse por los caminos que en ella se indican para la solución de este tipo de problemas legales.  ¡Pero no!  ¿Para qué manejarse así a sabiendas de que se cuenta con una autoridad que cede ante los chantajes y las amenazas?  Esa es la realidad.

 

Los partidos políticos ganarían más y se erigirían como un ejemplo si en lugar de debatir en los medios y mediante acciones escandalosas, llevaran la defensa de sus agremiados por los canales adecuados, echando por tierra las acusaciones por medio de pruebas, de elementos que acreditaran la falsedad de los argumentos acusatorios y entonces inclusive podrían voltear la tortilla a quien los señaló, pero eso no es así.  No quieren demostrar su inocencia, sino evitar que se les juzgue, alentando con ello la impunidad solo por ser quien se es y estableciendo que la ley se debe aplicar de manera selectiva

 

Esta percepción es muy indignante y desgraciadamente solo será erradicada en la medida en que todos y cada uno de nosotros dejemos de lado el apoyo a estas actividades y si en cambio, nos informemos y a su vez exijamos que la ley sea pareja para todos y que mediante ella se solucionen los problemas legales precisamente.  Si vamos a permitir que las investigaciones de un caso se resuelvan en las calles o en los medios, simplemente no se va a sentar un buen precedente y todo seguirá manejándose como un pleito de lavadero.  Por último, no está de más recordarle al gobierno federal que el primero que debe evitar el entrar y ceder a este tipo de chantajes es él mismo, lo cual en todo este tiempo no ha sido precisamente su fuerte.  Ya veremos que pasa en el tiempo que queda y en estos casos en particular.

 

Comunicación: fj@lavisiondelciudadano.com

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