Producciones “El Divino” presenta...

 

Otro caso de mala memoria en nuestro país.  Y es que es increíble lo poco que nos dura el recuerdo de los abusos y las ofensas de las que hemos sido víctimas por un numeroso grupo de personas en lo que a forma de país se refiere.  Lo anterior lo digo porque ahora que se anunció y se presentó con bombo y platillo la última película de Alfonso Arau “Zapata, sueño de un héroe” –que ha logrado uniformar la opinión de que es un auténtico bodrio-, dentro de los nombres de los productores aparece el de Ángel Isidoro Rodríguez alias “El Divino”.  ¿No recuerda usted quien es este personaje?  En las siguientes líneas le voy a recordar quien es, a grandes rasgos, uno de los banqueros que nos defraudó en 1995 y que anda por la calle como si nada y no solo eso, sino que invierte  en nuestras narices el dinero que se apropió sin que nos afecte en lo más mínimo.

 

“El Divino” era uno de esos júniors que no tuvo que trabajar para tener cuchara de plata, ya que la fortuna familiar viene desde los tiempos de su abuelo, Isidoro Rodríguez González, quien llegó a México procedente de España en 1910 y quien trabajando duro se hizo de tres líneas de autobuses urbanos en 1938, las cuales heredó a su hijo y padre del personaje principal de esta columna, Isidoro Rodríguez Ruiz, quien hizo prosperar el negocio gracias a su sociedad con un bien recordado nefasto personaje de la política mexicana, Rubén Figueroa Figueroa, presidente de la Alianza de Camioneros por varios años y después Gobernador del estado de Guerrero; con las ganancias de esta sociedad Rodríguez Ruiz pudo incursionar en otros negocios, como empresas de trasporte, fabricas de camiones, inmobiliarias y varias agencias automotrices que se agrupaban en Holding Fiasa (Fundación Industrial y Agrícola S.A.).  En 1987 se asocia con Moisés Saba Stern y Moisés Saba Djames para adquirir la casa de bolsa Mexival.  Al año siguiente, Rodríguez Ruiz anuncia a los socios de Holding Fiasa que deja la presidencia de este grupo en manos de su hijo, Ángel Isidoro Rodríguez Sáenz, de entonces 29 años y recién egresado de la Universidad Anáhuac en la carrera de administración de empresas, en donde fue condiscípulo de otro célebre defraudador, Carlos Cabal Peniche.

 

En los años siguientes “El Divino” adquirió Banpaís, la aseguradora Asemex (la mayor de Latinoamérica), Factoraje Banpaís y Fianzas Banpaís, que en su conjunto pasarían a agruparse en el llamado Grupo Financiero Asemex-Banpaís.  Entre 1992 y 1994, “El Divino” se autoprestó y prestó a sus socios alrededor de 400 millones de dólares –y usted preocupado por andar pidiendo 20 pesos para completar la quincena-, todo esto sin garantía alguna y sin ganancia de por medio.  Obviamente el banco quebró y ante la intervención de la Secretaría de Hacienda comandada aquellos días por Guillermo Ortiz, nuestro personaje largase en fuga y mientras México sufría la peor crisis de su historia, Isidoro Rodríguez sufría en Aspen, Colorado y en la Islas Baleares en España, hasta que fue detenido el 19 de junio de 1996 y encarcelado 22 meses en España hasta que fue extraditado a nuestro país en 1998, en donde ni siquiera pisó la cárcel y lo peor, solo enfrentó 4 cargos (fraude fiscal, 2 violaciones a la ley de instituciones de crédito y otra a la del mercado de valores) de los que consiguió la suspensión definitiva por falta de pruebas y únicamente se le embargó su yate valuado en 5 millones de dólares y se ofreció a pagar 180 millones de dólares para cubrir sus autopréstamos, lo cual por cierto, no ha hecho.  El tipo sigue su vida normal, ya que solo tuvo que triangular fortuna por medio de testaferros y socios para evitar algún embargo por parte del gobierno federal, además, aunque la PGR tiene detectadas varias cuentas en el extranjero, no ha logrado las pruebas suficientes para acreditarlas.

 

El dinero perdido por el Grupo Financiero Asemex-Banpaís fue absorbido por el Fobaproa, o sea que esa deuda la vamos a pagar usted y yo, nuestros hijos y posiblemente hasta nuestros nietos, mientras el rorro reaparece como productor de películas, produciendo cine con el dinero que nos robó y el pueblo de México, desinformado como siempre, en lugar de reclamar el sucio proceder de este tipo, de exigir a nuestro gobierno y a nuestras autoridades que se acabe la impunidad para estos delincuentes de cuello blanco, acuden a las salas cinematográficas a ver la obra maestra que generamos sin saberlo y a reponer el gasto que se hizo con dinero suciamente sustraído de nuestros bancos, en este caso concreto de Banpaís.  ¡No tenemos igual!

 

Para acabarla, el otro banquero defraudador, Carlos Cabal Peniche le acaba de ganar otro pleito al gobierno federal y va a recibir millonaria indemnización en dólares; como que los abogados del gobierno foxista deberían asesorarse o tomar un curso intensivo en la nocturna, porque este señor ya les ganó varios y ante la incompetencia de nuestros defensores, poco falta para que terminemos pidiéndoles una disculpa por andar de fijados en que se robaron el ahorro de los mexicanos que invirtieron es sus instituciones bancarias.  Pedirles más vergüenza a estos tipejos o a nuestras autoridades serían sueños guajiros, pues mientras se sigan riendo de nosotros en nuestra cara ante la confianza en que no nos interesa informarnos y a que tenemos una memoria de teflón a la que nada se le pega, que el mundo ruede y al pueblo nos sigan dando pan, circo y cine mexicano producido con el dinero robado a los ahorradores por gente cínica como “El Divino”.  Hay que informarse, hay que exigir y hay que actuar, porque nadie más tiene la culpa y el cambio, sino nosotros, creo yo.

 

Comunicación: fj@lavisiondelciudadano.com

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