Resulta que los comuneros protestaban por la elección local que ganó el candidato priísta Elías Osorio, elección avalada por los tribunales electorales.  Alborotados por algunos pobladores en desacuerdo, un grupo de habitantes tomó el palacio de gobierno y llegaron al extremo de anunciar que la localidad sería ahora un municipio autónomo, idea no muy original pero nada sorprendente, dado que hasta Tlalnepantla llegaron esas bonitas escorias que son los grupos del alboroto profesional de San Salvador Atenco y el tristemente célebre Alejandro Echevarría “El Mosh”.  Para desgracia de estos entusiastas, el gobernador ordenó a la fuerza pública que desalojara el edificio tomado y en el enfrentamiento hubo un muerto que todavía no determinan si lo mató un policía o alguna bala de los suyos; también hubo tres policías heridos.

 

Un par de días después y con la policía resguardando el municipio, se dio un nuevo enfrentamiento en los límites del pueblo, porque llegaron los famosos grupos de apoyo de diversas “organizaciones sociales” –que casualmente siempre están donde hay violencia y no negociación-, llámense Atencos, CGH, defensores del Casino de La Selva –quienes por cierto nunca pelaron a dicho edificio hasta que fue vendido-, etc.  El caso es que estos grupos trataron de llegar a “apoyar” y la policía no se los permitió y no solo eso, sino que los enfrentó, les quitaron sus machetes que obviamente portaban y bombas molotov entre otras chulerías –para que vean que sí iban a portarse bien-, para cerrar deteniendo y consignando a varios de estos personajes.  Dos días después la escena se repitió con el mismo argumento.  Obviamente hubo quien se quiso aprovechar del momento para ganar bonos, como Cuauhtemoc Cárdenas, quien fue a dar el pésame a la casa del pueblerino fallecido, muy triste su muerte pero bien que andaba en el borlote.

 

Obviamente se han alzado muchas voces que piden inclusive la destitución del gobernador por el uso de la fuerza en lugar de negociar, ¿pero saben qué?  A mi me pareció bien.  Y me pareció bien porque yo no vi excesos, digo, hubo un muerto porque hubo un enfrentamiento en la que los levantados andaban igual de armados que los policías, pero señores, estaban tomando la ley en sus manos y haciendo su santo capricho, como tan mal los ha acostumbrado la administración foxísta.  Yo no sé si hubo guerrilleros o si la elección fue chueca, lo que si sé es que esta es la forma como deben tratarse estas situaciones:  Las leyes son para respetarse y los caminos de negociación son para solucionar las cosas, pero si empiezas a cerrar carreteras, a tomar edificios gubernamentales o a gritar tu autonomía nada más porque los infiltrados –que estuvieron ahí- te lo dicen, se tiene que hacer respetar el estado de derecho y la libertad de las demás personas así estén en desacuerdo ideológico contigo.  Si traes machetes en la vía pública en una protesta, estás portando un arma mortal y debes ser detenido y multado o encarcelado.  ¡Ya estuvo bueno!

 

Es un ejemplo de lo que siempre hemos manejado en esta columna, donde estamos en contra totalmente de la represión, pero estamos también en contra de que se viole la ley y el hacer cumplir la ley no es represión.  No sé que pase con este caso en el futuro, pero es bueno saber que todavía hay personas a las que no le tiembla la mano para hacer lo que se debe hacer –y no me refiero a matar gente- en estas situaciones sin importarles el que dirán o cuidar su supuestamente buena imagen, poniendo en su lugar a quienes han hecho del desorden una forma de vida.

 

Comunicación: fj@lavisiondelciudadano.com

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