La resurrección del peor PRIísmo.

 

El primer domingo de este mes que coincidió en ser también el primer día del agosto se celebraron elecciones en diversas partes de México para elegir Gobernadores, presidentes municipales o para renovar posiciones legislativas y dentro de estas, las que más llamaban la atención eran las que se celebrarían en Tijuana, donde Jorge Hank Rhon buscaba la presidencia municipal y en Oaxaca, donde se elegiría gobernador y el saliente José Murat había ya hecho de todo para retener la gobernatura para su partido, el PRI en ambos casos y en ambos casos se obtuvieron triunfos que son preocupantes.

 

Para nadie es Jorge Hank Rhon.  Hijo de Carlos Hank González, profesor rural que ascendió hasta las más altas esferas del poder y que logró en base a sus conexiones y a su falta de escrúpulos que le permitieron amasar una de las más grandes fortunas que hay en México, Jorge y sus hermanos se habían mantenido alejados de la escena política por ordenes de su pare, lo que no impidió que a lo largo de su vida siempre se encuentren rodeados de sospechas, acusaciones  e investigaciones sobre lavado de dinero, narcotráfico, tráfico de animales, amenazas, asesinato, impunidad y evasión de la justicia y un largísimo etcétera.  Pues bien, habiendo fallecido hace un par de años el famoso profesor Hank, patriarca familiar, los hijos se encontraron libres de la única limitante que tenían y Jorge se decidió a entrarle al juego político en Tijuana, mientras que su hermano Carlos aparentemente buscará la candidatura de gobernador para el Estado de México, todo esto bajo el amparo del PRI.

 

Jorge Hank realizó una campaña costosísima en medios y en publicidad, además de usar las viejas prácticas de compra de votos mediante regalos en toda la zona de Tijuana y ganó la elección con ligera ventaja sobre su rival, el candidato del PAN.  Curiosamente y contra lo acostumbrado con un resultado cerrado, su competidor no solo aceptó el triunfo, sino que rápidamente se hizo a un lado y desapareció de la escena, en una muestra del miedo que los Hank infunden, pues conocido es que quien se atreve a desafiarlos pone en peligro su vida.  Y en Oaxaca el triunfador tampoco es una perita en dulce.  Se trata de Ulises Ruiz.

 

El historial de Ruiz es conocido e inclusive muy criticado aun dentro del propio PRI.  Su ascenso lo ha logrado en base a sus actividades como agitador profesional y mapache electoral, ninguna otra actividad lo ampara.  No importa que se encuentren en su currículo posiciones dentro de su partido, porque lo que en realidad Ulises Ruiz llevaba a cabo eran acciones para tratar de garantizar triunfos al PRI en todo el país mediante acciones violentas, robo y embarazo de urnas, compra y coacción de votos, amenazas y acarreo de votantes, siempre contando con la cartera abierta de manera ilimitada.  Ya desde meses antes veíamos como el todavía gobernador José Murat, auténtico gángster de la vieja guardia priísta, trató por todos los medios de controlar la elección –como hizo- al grado de inventarse un atentado que en su fabricación terminó por costarle la vida a uno de sus escoltas.  En Oaxaca, cuando el conteo de votos la noche de aquel domingo favorecía al candidato de la alianza PAN-PRD , Gabino Cué, el sistema se bloqueó –o “se cayó”, de caerse, no de callarse, aunque también se calló- para reactivarse minutos más tarde presentando entonces una amplia ventaja al candidato del PRI.  Aunque hay evidencia de que un hacker penetró al sistema de conteo de votos desde EUA, esta acción no puede comprobarse al 100% ni el alcance de su intervención solo el intento de conexión.  De cualquier manera, todo desembocó en el triunfo del PRI en ambas elecciones.

 

Podríamos decir que no tiene nada de malo un triunfo electoral del PRI, pero la verdad es que esto me deja con muchas preocupaciones.  Los triunfo de Hank y de Ruiz significan el triunfo de Murat –que recibirá total impunidad de su sucesor, no importa lo sucia que tenga la cola- y Madrazo, significa que lo peor del PRI está de vuelta, cuando se apoya a personajes que no tienen la menor intención de servir a alguien más que a los grupos de poder de siempre, aquellos que apoyan a personas sin calidad moral pero con recursos económicos o con un peso político, aquellos que otorgan posiciones, que pagan favores con el país y que se cubren unos a otros en la impunidad..  Eso y la afluencia de votantes a su favor deben preocuparnos.  La resurrección del pasado, ese pasado que tardó más de 70 años en dejar el poder y que aparentemente vuelve por sus fueros.  Allá nosotros si dejamos que este moribundo recobre la cabal salud, porque lo que queda claro es que al PRI de Roberto Madrazo no el importa vender su alma al diablo si eso le da su tan ansiado poder.

 

Comunicación: fj@lavisiondelciudadano.com

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