El Nicogate de AMLO (segunda y última parte). 

Terminemos hoy con el tema del Nicogate, que si bien se ha llevado algo de tiempo que podríamos estar dedicando a otros asuntos, tampoco es una cosa sin importancia, puesto que nos está demostrando una tremenda incongruencia entre el decir y el hacer del político que en este momento encabeza la carrera presidencial rumbo al 2006, con todo y que el peje diga que se le dé por muerto y enterrado.  Como dije previamente, Andrés Manuel López Obrador trata de desviar la atención –como siempre que algo no le conviene- gritando a los cuatro vientos que el puesto de su chofer Nicolás Mollinedo es legal, el fondo, el porque de las críticas, de la controversia, no es porque sea ilegal el puesto, sino por la contradicción que ha mostrado. 

Ya en alguna ocasión mencioné que el circo ese en el que el peje se bajó el sueldo de 70 a 65 mil pesos era puro teatro, porque si de verdad quisiera ser austero, cobraría unos 30 o 35 mil pesos, una cantidad con la que cualquier familia promedio puede vivir más que bien, porque la rebaja que se hizo no representaba una diferencia real, ambas cantidades son excesivas y lo mismo pasa con el ingreso de Nicolás, es un exceso, no importa que sea chofer o coordinador.  Las defensas de los perredístas y el propio jefe de gobierno son de plano inútiles. 

“El puesto es legal.”  ¿Y quien dice que no lo sea?  Hay muchísimas acciones legales que no son éticas y esta es una de ellas.  No puedes hablar de dispendio en otros cuando le pagas a tu chofer o a tu subsecretario que no tiene carrera, no habla otro idioma y no tiene mayor gracia que saber manejar, 63 mil pesos mensuales.  De haber sabido, en lugar de estudiar una carrera tomo clases de manejo y envío mi solicitud al GDF. 

“¿Quién gana más, el peje, no?  Entonces está bien.”  Bueno, el colmo sería que un chofer o un subsecretario ganaran más que el peje de gobierno, siendo que este es el escalafón más alto de la nómina. 

“En el gobierno federal los sueldos son del doble o más que los que paga el GDF.”  Muy cierto, pero el gobierno federal u otros gobiernos estatales no se promocionan como amantes de la austeridad extrema, como si lo hace AMLO.  También es necesario acabar con esa mentalidad de que lo que uno hace está bien –aunque este mal- porque en otro lado sucede algo peor;  en ese caso hay dos cosas malas, no la peor hace a la menos peor buena. 

“Es una campaña para dañar su imagen.”  Es lo más seguro, tal y como lo dice el peje, pero no hay que parar ahí, como pretende AMLO, porque lo importante aquí es que la campaña no está mintiendo, está hablando de un hecho real.  Y cabe asentar que la mayoría perredísta de la asamblea capitalina, aquellos que siempre critican a otros, pero se cubren entre ellos, rechazó abrir una investigación para revisar si la situación de Nico y familia que le acompaña era irregular, porque “no la consideró necesaria”.  Esa es la justicia de ellos, algo que solo aplica para los demás. 

“Dondequiera los funcionarios meten gente cercana, de confianza, es normal.”  Es normal, pero no con sueldos tan excesivos cuando no cubren el perfil, además, los parientes y amigos de Nicolás no son del circulo cercano al peje laboralmente hablando, por el contrario, se han beneficiado de su parentesco en un ejercicio de nepotismo, le guste al peje o no.  Ahora que el peje ve en otros nepotismo, pero en él solo ve a compañeros de lucha, según ha dicho.  La hipocresía de juzgar dos acciones iguales de manera diferente

“No tiene carrera, pero la experiencia suple ese detalle, además existe el servicio profesional de carrera.”  Cierto, pero el señor Nicolás, ni con todo el servicio profesional justifica ese ingresoNo cubre el perfil que requiere el puesto y sí hay en el mismo GDF personas calificadas y con años de experiencia en las actividades del puesto, actividades que ellos si realizan y sin embargo están a cargo –en el organigrama, porque en la realidad es imposible que una persona que todo el día conduce un auto coordine a 40 personas- de un desconocido que gana tres veces más que ellos y que se dedica a manejar un auto todo el día. 

“Paga bien para que no roben.”  Pues sí, pero por otro lado solicita públicamente al gobierno federal y a otros gobiernos estatales que rebajen sus salarios, que no haya preferencias, que es inmoral para el pueblo los altos salarios que se pagan; y pregunto yo, ¿63 mil pesos no es un salario ofensivo para la población del DF, en donde la mayor parte de los habitantes se ubican en la pobreza? 

“Le paga eso porque trabaja mucho.”  ¿O sea que los trabajadores que ganan menos de 10 mil pesos mensuales no trabajan o trabajan poco?  Además, de las cuatro subdirecciones del GDF –en una de las cuales acomodaron a Nico- gana la mitad que el resto de sus compañeros.  ¿Qué pasó ahí?  A lo mejor este es el que no trabaja, según lo dicho por el peje, a menos que sea parte de su desorden. 

Con el surgimiento de este hecho, hemos podido conocer al AMLO más intolerante, aquel que incapaz de reconocer un error, de aceptar que puede equivocarse o que sus acciones cruzan a sus dichos, prefiere sostener su postura aunque no tenga en donde apoyarse, y lo que es peor, pierde su mejor carta de recomendación, la que marcaba una diferencia entre el peje y el resto de los políticos; hoy podemos afirmar que es igual que todos, con amiguismo probado, con doble discurso, con una cara que exalta a la izquierda y que recibe inversiones como cualquier neoliberal de los que tanto dice rechazar.  De aquí en adelante, la credibilidad del peje y su rollo de austeridad va a ser altamente cuestionado y el sustento no va a tener la solidez con la que contaba, porque lo atraparon en una acción opuesta a lo que difunde y lo más grave es que ante un problema así, el peje no supo reaccionar.  ¿Se imagina a un presidente con esta incapacidad para reaccionar?  Ahora que para bien del peje, el asunto del NicoGate le permitió distraer la atención de la nuevamente creciente ola de inseguridad, la comprobada inutilidad de sus espectaculares obras viales, sus transas con Tribasa y su concreto –por eso tanto interés en construir- y los pésimos servicios que tiene la Ciudad de México

Como cierre de esta columna y de este caso, al menos por un rato, dejaremos una última frase con la que Nicolás Mollinedo, el “Subsecretario de logística” se justifica y conste que él lo dijo:  

“...yo tengo que ver si hay una manifestación, por ejemplo, qué ruta alterna vamos a seguir. Si está bloqueado Reforma, ver por dónde hay que trasladar al jefe de Gobierno...”  ¿No es esa la chamba de cualquier chofer? ¿O eso amerita rango de subsecretario y justifica 63 mil pesos mensuales?  ¡Viva la austeridad pejelargartésca!

 

Comunicación: fj@lavisiondelciudadano.com

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