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Publicada en La Crónica el 11
de noviembre de 2003
El chantaje está en marcha
( Pablo Hiriart )
De las críticas a la integración del
IFE, hay que distinguir entre los que argumentan que pudo buscarse una mejor
composición, y los que respiran por la herida porque ellos o sus cuates no
quedaron en el Consejo.
Nada de lo anterior es suficiente para afirmar que el nuevo Consejo es
ilegitimo, ya que fue electo por el 82 por ciento de los votos de la Cámara
de Diputados, lo que rebasa con mucho el requerimiento constitucional para
su integración.
Lo que hemos visto en estos días, bajo la apariencia de defensa de la
democracia, no es más que una asonada contra una institución clave que desde
hace varios años está legitimada.
“Los consejeros no tienen credibilidad”, el Consejo “está viciado de
origen”, “pisotearon la legitimidad democrática”, es “la crónica de una
deslegitimación anunciada”, han dicho en prensa, radio y televisión.
¿Por qué carece de legitimidad este Consejo del IFE?
No tiene credibilidad porque no cuenta con el aval de una minoría arrogante
ligada a un sector del PRD, con amplia presencia en medios de comunicación,
que desde hace tiempo ha tomado la función de otorgar certificados de
credibilidad, de buena conducta y de imparcialidad.
Los nuevos consejeros pueden contar con el voto del 82 por ciento de la
Cámara de Diputados, pero como no son del gusto de la minoría que se arroga
la propiedad de la razón, de la verdad y de la sabiduría para indicarnos
quiénes son los buenos y quiénes son los malos, entonces integran un
“consejo espurio”.
Las voces interesadas en deslegitimar al IFE bajo el argumento de que
algunos consejeros tienen antecedentes de haber participado en partidos
políticos, jamás dijeron nada cuando a los consejos anteriores se integraron
flamantes perredistas, o independientes que luego se convirtieron en
candidatos del PRD a puestos de elección popular.
Con ellos no había problema porque eran cercanos a su partido y por tanto el
IFE era bueno. Ahora que no son de su partido, entonces el IFE es ilegítimo
y es malo.
El ex consejero Emilio Zebadúa se presentó hace unos días en Canal 40 donde
acusó al nuevo Consejo de estar partidizado porque Luis Carlos Ugalde fue en
algún momento, hace años, asesor en el PRI.
Pero el propio Zebadúa, que fue consejero del IFE, es ahora diputado federal
por el PRD. Y antes de ser consejero del IFE fue subsecretario de Asuntos
Internacionales del PRI con Romeo Flores Caballero.
¿Por qué Zebadúa, ex dirigente priista, pudo llegar a ser consejero sin
objeciones, y le objetan ese derecho a Ugalde? Muy sencillo, porque Zebadúa
se pasó al PRD y eso lo convirtió, automáticamente, en bueno, en imparcial,
en legitimador de instituciones.
En la integración de este Consejo del IFE el PRD armó su planilla y buscó
negociarla con otros partidos, y no pudo hacerlo a la manera en que la
quería. Ese acuerdo lo hicieron otros partidos y lograron sacar la lista de
consejeros con el 82 por ciento de los votos.
Así es el juego. El PRD lo hizo mal por la obstinación de su coordinador en
San Lázaro y la mayoría no se dejó chantajear.
Ahora que perdieron por sus propios errores, dicen que todo esto es un plan
para hacer fraude en las elecciones del 2006.
En ese tenor, la única manera que tienen los consejeros de probar que no son
tramposos y que la institución sí actúa de manera imparcial, es que ganen
ellos. Chantaje puro y duro.
La reacción del Comité Ejecutivo Nacional del PRD fue clara en su
exposición: se trata de “un plan perverso”, “una conspiración” del PAN y el
PRI para cerrar el paso a los perredistas en el 2006.
López Obrador también puso el grito en el cielo y acusó a los consejeros de
estar “vinculados a intereses partidistas”.
Dicho claramente, el PRD y su posible candidato presidencial se curan en
salud para el 2006: si pierden las elecciones, entonces la culpa habrá sido
del IFE que cometió un gigantesco fraude para impedir que López Obrador gane
la Presidencia. Y si la ganan, entonces los consejeros del IFE habrán
actuado correctamente.
De ese tamaño es el chantaje. A algunos nos hubiera gustado que el IFE lo
presidiera Jacqueline Peschard, por su calidad personal, profesional e
intelectual. Que Cantú repitiera por su experiencia en capacitación, y que
llegara José Antonio Crespo.
Pero que los partidos hayan designado legalmente a otros, no convierte a los
nuevos consejeros en futuros delincuentes electorales como se les quiere
presentar.
¿Por qué Alejandra Latapí no puede hacer un buen papel? ¿Cuál es la razón
por la que descalifican a Virgilio Andrade? ¿Por qué está mal que hayan
elegido a Lourdes López? ¿Por qué debe renunciar Luis Albo?
¿Por qué arrojan la sospecha sobre los consejeros al “acusarlos” de ser
“desconocidos”? ¿Porque no escriben en Reforma son desconocidos? ¿Porque no
tienen amigos en La Jornada son peones de un golpe al IFE?
¿Desconocidos de quién? Desconocidos de ellos. Y echan el manto de la
sospecha porque no son de los suyos. Ni son sus cuates, ni sus compañeros de
partido ni de su cofradía mediática. Eso basta para descalificarlos con
ligereza y vulgaridad.
También con temeridad. Porque a juzgar por las reacciones del PRD y sus
aliados en los medios, hay una asonada en contra de la máxima institución
electoral para desprestigiarla y chantajear a sus integrantes con la mira
puesta en la elección del 2006: “o nos dan el triunfo a nosotros o aténganse
a las consecuencias”.
Ya basta, ¿no?
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