Seguramente ya lo saben, pero si no, les cuento que mediante una filtración para variar -como que hace falta que alguien impermeabilice en la PGR- se hizo público que ese organismo estaba investigando al cardenal Sandoval Iñiguez por presunto lavado de dinero mediante las famosas –por comunes- narcolimosnas.  Este personaje ya tenía un gran historial en cuanto a lo poco dedicado que es a su labor pastoral y lo muy activo que es en cuanto a lo que a relaciones sociales con personajes de las altas esferas y el poder se refiere, le gusta salir en la foto y dárselas de ser y obtener.  Eso podría ser un pecado, la soberbia quizás lo ha tocado, pero ese es otro cantar.

 

El caso es que Don Juan fue acusado con santo y seña de estar involucrado en actos ilegales y actuó de inmediato.  ¿Acaso se presentó a enfrentar sus acusaciones y aclarar todos los supuestos?  ¡N´ombre!  ¡Para eso es cardenal! ¡Él es otro nivel pues!  Así que actuando cual Rosarito Robles –que tampoco aclara nada y se resguarda bajo el encubrimiento del actual GDF-, Sandoval inició una campaña en todos los medios a su alcance –que prácticamente son todos- asegurando que a él no lo deberían de investigar por ser una alta autoridad de la iglesia –para que vea que el fuero no es nada más para diputados- y que por ello debemos confiar en que es incapaz de cometer la menor irregularidad, que de hecho las autoridades deberían disculparse –públicamente, obviamente- por el atrevimiento y que todo era una maniobra -¿no les dije que Robles ha hecho escuela?- porque él ha estado investigando el asesinato de su antecesor, Juan Jesús Posadas Ocampo, quien dicho sea de paso, también se sospecha que estaba relacionado con algunos cárteles y que por eso lo mataron, porque eso que te rellenen el cuerpo de plomo por equivocación nada más no me lo creo.

 

El escandalito del señor fue tal, que anuncio la tarde del pasado sábado que el domingo se reuniría con el presidente Fox en su rancho de Guanajuato.  Luego de esa declaración se le pregunto a Durazo, el vocero de la presidencia acerca de este encuentro y respondió que él no tenía agendado nada al respecto, pero ¿qué cree?  Que sí se juntaron el domingo, y no solo eso, sino que el presidente Fox recibió a Sandoval en domingo, en su casa, en una comida familiar, después de lo cual Don Juan Sandoval anda hinchado de orgullo, con actitud de “échenme al Santo” y vociferando que el presidente le aseguró que todo es mera rutina y que no tiene de que preocuparse.  Mal, mal, mal.

 

¿Cómo es posible que un presidente reciba a un personaje que esta siendo investigado por lavado de dinero?  ¿Por qué el cardenal Sandoval supo que se reuniría con el presidente antes que nadie, inclusive, que el vocero de la presidencia?  ¿Cómo quedan ante la opinión pública el procurador Rafael Macedo y el secretario de gobernación Santiago Creel, quienes encabezan la investigación, cuando su propio jefe recibe en su casa sin más al sospechoso de cometer un ilícito?  ¿La ley no debe ser pareja para todos?  ¿No que ya no había intocables –a lo mejor Fox se refería al programa de TV de Elliot Ness? -¿Ahora qué?  ¿El presidente obligará a estos colaboradores suyos a que salgan en los medios a decir que todo fue una equivocación y que le ofrecen disculpas al cardenal?  Insisto en que si Creel tuviera dignidad ya le hubiese botado su secretaría a Fox, porque así nada más no se puede y Macedo también debería de preguntarle a su jefe para que lado tira.

 

Ni modo.  Este presidente nuestro nada más no tiene remedio y resulta más veleta que un barco de papel, pero que quede clara otra cosa: El cardenal ha quedado en una posición dudosa, porque teniendo la oportunidad de hacer una declaración inteligente, como, digamos “...es una investigación que no me preocupa porque no tengo nada que esconder...”, lo que hizo fue aprovechar todas sus influencias y relaciones para evitar que se le pusdiese encontrar algo o al menos eso parece.  Una mancha más a nuestro tigre presidencial y una muestra más de que no todos los representantes de la iglesia son tan apegados a las leyes del cielo sino más bien a los placeres terrenales.  Que quede asentado en actas.

 

OTRO...

 

Esta columna no había tocado dos temas en lo que va del año, pero el suceso lo amerita.  Cuando me enteré que Jorge Castañeda se había presentado a dar una conferencia en mi querida escuela, la ESIME del IPN, me dio mucho gusto, porque de alguna forma el IPN siempre ha sido marginada por los políticos para sus eventos, pero después me dió mucha tristeza saber que ya se están generando grupúsculos de idiotas como los del CGH que boicotearon el evento y que trataron de agredir al ex-canciller.  Afortunadamente se identificó a los agresores como externos que se dedican a perseguir a Castañeda para evitar que su proyecto se coloque, según palabras de los propios grillos.  Aquí quedan dos observaciones: El IPN está a tiempo de subirse al tren de los eventos políticos –lo que sería muy sano para su comunidad- y de evitar el surgimiento y establecimiento de organizacionsuchas balines que interfieren con la vida del estudiantado para sus fines.  Por otro lado, sería muy interesante saber quien es quien financia a esta organización anti-Castañeda y qué interés tiene en obstaculizar a este personaje.  El fondo podría ser sorprendente.  Nos vemos.