Primero que nada, hay que reconocer que las protestas de estos manifestantes iniciaron de manera bastante cotorra e impúdica, cuando se tendieron en la playa sin más vestido que su piel desnuda para formar letreros de protestas. La situación parecía bastante respetuosa, sin enfrentamientos ni escandalitos mayores, pero resulta que todo era puro sueño guajiro y no tardo mucho en tomar control de sus materias el cavernícola que todos los cerrados del cerebro llevan dentro, y es que no podía ser de otra forma, cuando de pronto vimos llegar a la zona a los conocidos zapatístas, cegeacheros, los del barzón, los e Atenco, o sea todos los que son profesionales del alboroto, quienes se juntaron con los clones internacionales de su misma calañas.

 

Espero que las personas que tuvieron oportunidad de ver las protestas por televisión se dieran cuenta del mecanismo que utilizan estos supuestos organismos no gubernamentales u ONG, como les suena mas elegante a estas gentes que se les denomine.  Los señores provocaban a los policías que, inmutables, se mantenían en sus puestos hasta que comenzaba la lluvia de pedradas y otros objetos y, ahí sí, empezaban a dar de gritos porque estaban siendo “reprimidos”.  ¡Reprimidos!  Ese es su juego, presentarse, armar desmadre, agredir y después ponerse de víctimas y para muestra dos penosos botones: A un grupo de estos tipos se le permitió el paso a una de las conferencias para que quedara claro que ahí no se discriminaba a nadie.  ¿Sabe usted que hicieron cuando el representante gringo comenzó a hablar sobre los productos agrícolas de su país?  ¡Los idiotas le aventaron maíz que traían en las bolsas de sus pantalones!  Obviamente fueron desalojados después de su gracejada, pero lo peor habría de venir.  El último día de la reunión se presentaron los globalistrippers ante la barricada que guarnecía la zona donde se alojaban y trabajaban los representantes asistentes a la reunión y los nenes comenzaron a tratar de retirar las rejas mientras retaban a los policías que aguantaban candela y no hacían más que tratar de mantener los enrejados en su lugar; pues como los policías, por más que los alborotadores les pedían a gritos que los golpearan si eran tan machitos no contestaban a ninguna agresión, un verdadero retrógrada de la peor calaña les arrojó una cubeta llena de orina y materia fecal que, amablemente, otros compañeros del movimiento habían donado.  ¿Esa es una forma de marcar una posición?  ¿Que trataron de demostrar?  ¡Nada!  Solo que su cerebro contiene, a lo mucho, lo mismo que llenaba la cubeta.

 

Pero también para el anecdotario queda el suicidio de un coreano que encabezaba a un grupo de campesinos, quien sin más ni más, se trepó el primer día de la reunión a una de las rejas, sacó un cuchillo y se lo clavó, falleciendo a los pocos minutos en el lugar –que hubiese podido buscar un método suicida más nacionalista, porque el harakiri es japonés, pero allá él, ni modo que corrija a estas alturas-.  Obviamente, los globaliestúpidos lo hicieron mártir, acusaron a la OMC de haberlo matado (¡!) y lo agarraron como símbolo de su guerra, no obstante que el monito tenía antecedentes suicidas en otras reuniones y de hecho, uno de sus compañeros sabía de su plan y lo dejo hacer.  Primero, yo no entiendo a una persona que lucha por algo –en este caso por justicia ante las desventajas económico-sociales del mundo- y se mata en lugar de seguir luchando o siquiera ver el resultado de sus esfuerzos, además, según él no tenía dinero para comer en Corea pero si tiene para andar del tingo al tango siguiendo las reuniones de la OMC.  Segundo. ¿Que clase de amigos tenía el señor, que les dijo que se iba a matar y nada más no movieron un dedo por evitar su loquera?  Tercero.  ¿Lo mató la OMC?  ¿Ellos le dijeron súbete a la reja cual mascota de Tarzán y representa el final de Madame Butterfly?  ¡Que orgullo de personajes!  Pero el colmo fue que, en un afán no sé de qué, el presidente municipal de Cancún ya le quiere hacer una estatua o “al menos” un monumento o placa  al coreanín suicida y digo yo ¿a honra de qué?  ¿De que se mató?  Yo conozco casos de suicidio al menos más justificados que este y ni los pelan.  Si les digo.

 

Por último, les cuento que los globalifóbicos, al enterarse que no hubo acuerdos en la reunión debido a las diferencias entre los asistentes, festejaron “su triunfo”.  ¿De ellos?  Pues eso decían y que ahora con más ganas van a seguir apareciendo en cada reunión de la OMC que se realice en cualquier parte del mundo –por cierto, luego hablaré de unas páginas europeas que ofrecen visitar diversos países como alborotadores, aunque no sepan ni contra que van a protestar, pero así gorrean hospedaje y alimentación- para que “así como paramos a la OMC hoy, así la destruiremos”.   ¿Usted entendió?  Yo tampoco. 

Lo cierto es que los globalifóbicos terminan siendo una contradicción, porque mientras por un lado están en contra de la globalización como base de este nuevo orden en que vivimos, por otro lado, al existir y asistir ellos mismos y sus compinches en todo el globo terráqueo vulgo planeta tierra, terminan también siendo un movimiento global, así que no sé que podrían hacer a este respecto, porque perro no come perro.  Resultan ser lo mismo contra lo que supone luchan por ser ¿o no ser?  ¡Esa es la cuestión!