La teoría –y dije teoría- dice que cuando una propuesta llega a la cámara, se turna a la comisión correspondiente, la cual la revisa y posteriormente la presenta al pleno o sea al total de diputados, donde comienza el debate en tribuna en donde se exponen los argumentos a favor y en contra de dicha propuesta, con el fin de convencer a los presentes de sus beneficios o perjuicios para, finalmente, votar cada uno de los diputados, según lo expuesto y a su criterio, a favor o en contra de la propuesta, siempre pensando antes que nada en el bienestar de México.  Eso no sucedió. 

¿Por qué les llamo imbéciles a los legisladores?  Es obvio que no es al general, no a los que estén en contra o a favor de una propuesta, sino a aquellos que abaratan las sesiones, que no saben comportarse y que no tienen sentido de lo que su responsabilidad implica.  El pasado jueves se presentó la propuesta de reforma fiscal, cuando algún diputado que estaba a favor pasó a tribuna a exponer sus argumentos, esa bonita plebe del PRD junto con el Bronx madracísta del PRI –que está dividido e inclusive en esa fecha contaba con dos coordinadores de bancada- abucheaban al orador y colocaban pancartas en la tribuna, como si se tratara de oferta de jitomates en un tianguis.  Leyendas tan ridículas como la que sostenía un diputado del PRD, ex del PRI, Emilio Serrano, “Muerte a los traidores a la patria”, tipo idiota que no tiene idea de lo irresponsable que es llevar la palabra muerte al recinto legislativo cuando se supone que él es representante de un poder de justicia; ¿Qué piensa hacer?  ¿matar a los que apoyaban la propuesta?  Además este país no está en guerra para hablar de traición a la patria, si acaso debería quitarse la máscara de hipocresía y recordar que la pobreza, la deuda, la inseguridad y la corrupción fue producto de 70 años de gobierno del partido que representa, no de tres años del gobierno federal actual.  Pero claro que el tipo en su ignorancia no sabe ni siquiera lo que implica la frase que escribió en su cartulina. 

¿Porqué llamo imbéciles buena parte de los diputados contrarios a la propuesta?  Porque no escuchan, no razonan y no proponen.  No permiten escuchar a los oradores, desacatan a la autoridad cuando el presidente de la cámara les ordena no seguir colocando pancartas, gritan, ofenden, denigran a su lugar de trabajo que representa uno de los tres poderes de la Unión.  Pero ellos quieren dejar en claro que son pueblo, que son personas para las cuales todo es válido en su afán de proteger “los intereses de los pobres”.  Y hay que ver las fotos de Pablo Gómez sonriendo satisfecho cuando la votación le da el triunfo a su posición, a Dolores Padierna colocando sus manos unidas frente a su rostro, cual si de la Magdalena presenciando el milagro de la resurrección de Cuauhtemoc… ¡Perdón!, de Cristo se tratara, la algarabía por haber logrado su cometido, su mediocre cometido

¿Porqué llamo imbécil a su celebración?  Porque lo celebran imbéciles.  Porque comienzan a gritar “¡Si se pudo!”, “¡México, México!” celebrando…¿celebrando que?  ¿Celebrando que su propuesta le gano a la otra propuesta?  No, porque no propusieron nada.  ¿Celebrando que la situación fiscal del país había cambiado?  No, porque no hubo cambio.  ¿Qué devolvieron la propuesta a comisiones para que se modificara en puntos que no les parecían apropiados –los diputados tienen esa facultad-?  No, porque la propuesta no fue devuelta, sino que la desecharon totalmente, como si nada en ella sirviera.  ¿Qué celebraron pues?  Lo que celebran los mediocres, los mala bestía, los carentes de la capacidad de analizar, discutir y entender:  Que bloquearon la propuesta.  No ganaron, no cambiaron nada, no beneficiaron a nadie, pero no dejaron que tampoco ganara el otro lado.  Eso celebraron.  Muy mexicanos los estúpidos señores. 

Y hay lectores que podrán acusarme de criticar la forma y no el fondo.  ¡Claro que me importa el fondo!  Pero para ellos, al igual que para sus diputados, el hecho de que estos desordenes sucedan en países del primer mundo hacen que el que ocurran aquí sea correcto.  “Es parte de la vida democrática”.  Este comportamiento vergonzoso hasta en niños púberos es parte de la vida democrática según ellos.  ¡Qué triste!  Así se comportaran y dialogarán en su casa.  Este servidor, como lo expresó en la columna anterior, no estaba de acuerdo con varios puntos de la propuesta fiscal, pero para eso se supone que estaban los diputadetes, para analizar, que fue lo que menos hicieron.  Se manejaron como siempre, con sus intereses por delante, sus intereses de partido, su necesidad enferma de quedar bien con la gente, de tratar de fingir que son los buenos del cuento, cuando la verdad es que una reforma fiscal es necesaria, cuando la verdad es que los impuestos son impopulares pero son necesarios, cuando se necesita ver por México. 

Claro que después estos héroes de porquería salieron para decirnos que no nos preocupáramos, que el país no va a parar, que hay tiempo.  ¿Hay tiempo, señora Padierna?  ¿En 15 días su maravilloso partido va a sacar una nueva propuesta de reforma fiscal?  ¡Váyase al Fondo Monetario Internacional o al Banco Mundial, porque usted y sus colaboradores deben ser una maravilla, una eminencia!  Lo que podrían elaborar es un parche como el de hace dos años, llenos de exenciones –para los pobres, según su hueca cabecita-, de variaciones en las tasas, de creación de impuestos ridículos –para los ricos- y que no toca a los comerciantes informales, que son su principal clientela y que promueva la austeridad gubernamental, como si con bajar sueldos se solucionara el mundo

Otro diputado dijo que el votó contra la propuesta porque es “un representante del pueblo que lo eligió y el pueblo no quiere más impuestos.”  Que bueno.  No hay que aumentar nada y hay que exigir más gasto para todos, generemos deuda, endroguémonos más, hay que quedar bien.  No conozco un país del mundo cuya población guste de pagar impuestos.  Desgraciadamente y si ellos llegan a la presidencia en un futuro, se darán cuenta de que estas acciones los van a dejar sin margen de maniobra para su nuevo gobierno, porque al bloquear al país hoy, recibirán un país bloqueado mañana.  Pero eso no lo ven.  Ganan simpatías y obtienen sus 5 minutos de fama comportándose como orangutanes, como el ridículo diputado Julio Boltvinik, desconocido hasta esa fecha, cuando después de la votación fue brincando a burlarse y a hacerle señas a la bancada rival.  ¡Que buen ejemplo de su concepto de democracia y de su concepto de madurez, de respeto al recinto donde laboran y para vergüenza de los electores que votaron por él.  El fondo importa, la forma también.  Por eso les llamo diputados imbéciles, por eso le llamo a ese inexplicable júbilo celebración imbécil.

Comunicación: fj@lavisiondelciudadano.com

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