El informe no trajo ninguna de las mentadas y promovidas sorpresas que anunció Vicente Fox en la semana previa.  Hábilmente, el primer mandatario recorrió todos los temas por encimita, resaltando logros y, sobretodo, marcando siempre que tuvo oportunidad, que en su gobierno se han logrado más avances para el país en distintos temas que en los tiempos tricolores, lo que no le gustó mucho al conocido Bronx de Madrazo.  Obviamente era un buen momento para que la nueva legislatura demostrara que ellos eran diferentes a sus antecesores, de hecho días nuestros nuevos representantes habían afirmado que ellos sí llegaban con ganas de trabajar y entrarle a las reformas que el país necesita, además de que en el informe se comportarían a la altura y si lo que vi es una muestra de sus promesas, de veras que andamos volando bajo.

 

Las interpelaciones abundaron, pero ahora ni siquiera manejaron argumentos, por el contrario, se dedicaron a insultar en bola al primer mandatario cuando algo que este mencionaba no les parecía“¡Mentiroso!  ¡Hablador!” y otras lindezas fue lo que se escuchó en un recinto que supuestamente debería ser digna del respeto de todos los asistentes y la envestidura de Fox se la pasaron por el arco del triunfo, felices y orgullosos los imbéciles de que las cámaras los tomaran y que les proporcionara unos segundos de fama que en su mediocre vida han tenido.  Y como ejemplo, tengo un botón.

 

Un diputado que no identifico, aparentemente priísta, no solo le grito al presidente de la república, sino que de inmediato se dirigió a los periodistas –también estos tipos que irrespetuosos- para ponerse a dar entrevistas en pleno informe, dando la espalda al presidente, quien seguía hablando.  ¡Como me hubiese gustado que Vicente Fox interrumpiera su lectura para decir “Continuamos en el momento en que el diputado termine de dar entrevistas”!.  Si bien es válido el uso de pancartas con mensajes claros, no se me hace ya no prudente, sino de una mínima educación saberse comportar en este evento, en el cual las interpelaciones han llegado a un nivel tan bajo que ni en una junta sindical se ve el desorden que presenciamos el pasado lunes, con gritos, insultos, burlas -¿de qué se trata?- o pleno desinterés, como el que demostró la ¿maestra? Gordillo, quien no dejó de platicar en todo el acto.

 

El más patético de todos me pareció el presidente del PRI, Roberto Madrazo -¿de Gortari?, quién ante esta exhibición soltaba abiertas carcajadas –seguramente orgulloso del comportamiento de sus nenes-, sin importarle que su actitud estuviese siendo observada por muchos mexicanos, que lamentablemente cada vez somos menos debido al creciente desinterés por este evento.  Desgraciadamente todo esto es consecuencia de la falta de cultura cívica que ha sido promovida por los medios y hasta las familias, fomentándose hoy día la idea de que no hay que interesarse en la política porque son puros líos, lo que si bien puede ser cierto, nos debería interesar porque las decisiones que los partidos toman nos afectan a todos, nos guste o no.

 

Mención aparte merece la nueva legislatura que nos pinta un negro futuro.  No se quedan en su ridículo comportamiento digno del Circo Atayde que presentaron en el informe.  Resulta que el primer día de trabajo de nuestros nuevos representantes faltaron casi 100 nuevos diputados, dos pidieron permiso para ausentarse de su cargo y dejar a sus suplentes -¡el primer día de labores!- e inmediatamente se avocaron a decidir los temas con los que empezarían a trabajar y, ante la falta de temas más importante –a su criterio, me imagino-, anunciaron que lo primero que abordarán es... ¿la reforma fiscal? ¿la eléctrica? ¿la laboral?  No.  El cambio de formato en el informe presidencial.  ¿Cuanto duró la primer sesión de estos angelitos que ganan más de 2,000 pesos por día?  Una hora.  ¡Una hora!  De verdad que a veces nuestros políticos parecen una broma

Imagínese en manos de quien estamos.  Ojala los ciudadanos revirtamos estas actitudes, presionemos, nos mantengamos informados y no nos conformemos con los comentarios parciales de los líderes partidistas, sino que nos informemos a fondo del trabajo que nuestros representantes realicen y exijamos que trabajen verdaderamente en los temas importantes para el país y no solo en chacotas que pretenden nada más justificar su chamba.  Exijamos trabajo.  Exijamos seriedad.  Exijamos que se olviden de sus beneficios particulares para lograr beneficios para todos.  En estos días quien no exige es porque no quiere, porque los medios existen.  Evitemos que nuestros “representantes” nos sigan dirigiendo al negro futuro que se vislumbra en la ruta de los pleitos personales y partidistas.  Si no, luego no se quejen.