Es verdad que lo que sucedió hace 35 años en la Plaza de las Tres Culturas, cuando el gobierno de aquel tiempo -¡de aquel tiempo, imbéciles vándalos, de aquél tiempo!- masacró a los estudiantes que realizaban un mitin pacífico, fue un crimen que merece ser castigado aun después del tiempo transcurrido y así también los culpables estén en silla de ruedas o tres metros bajo tierra, pero que las responsabilidades y culpas –de todos conocidas, menos de las autoridades- queden establecidas, pero de ahí a lo que vemos hoy día, nada más nada que ver.

 

Primero hay que establecer que muchas personas se han quedado en el viaje y me refiero a que muchos jóvenes de aquel tiempo no siguieron sus vidas, sino que vieron en este acontecimiento una forma de pasar el tiempo y de sentirse protagonistas de la forma en que su vida normal no se los hubiera permitido, y es que como dije, si bien es necesario buscar justicia, muchos de los involucrados en el movimiento del 68 todavía conservan hasta su imagen de protestantes, cual adolescentes sesenteros y manejando la misma argumentación que entonces, además de aprovechar a cualquier medio de comunicación para obtener cada años su día de fama, pero digamos que de alguna manera se les entiende por al menos haber sido parte de, pero lo que si me tiene con el hígado hecho piedras es lo que he visto hasta el momento este día.

 

Hoy el 2 de octubre es solo una excusa para salir a las calles a cometer robos, agresiones y destrozos.  Ya no se trata de un grito de justicia o de un empujón a los movimientos de izquierda.  No.  Hoy las marchas se ven integradas no por estudiantes que reprueban un hecho nefasto, ni de personas que exigen justicia sin importar el paso del tiempo o de familias de desaparecidos que exigen una explicación y un desglose de culpas.  Hoy las marchas están integradas de vándalos idiotas, de delincuentes que se esconden tras un paliacate o un pasamontañas y que con la seguridad de que el numeroso grupo que integran les permite contar con un alo de impunidad y que si en la de malas son detenidos por la policía –algo casi milagroso- pueden alegar que se les está reprimiendo y lograran salir a la calle en unas horas tras el pago de una ridícula multa, pero lo bailado ¿quien se los quita?

 

Las escenas han sido impresionantes.  Un grupo de maniacos de el colegio de bachilleres golpeo a un fotógrafo que había llegado a la plaza temprano y le robaron su equipo, nada más porque estaban entumidos.  Los marchistas robaron camiones y realizaron pintas, pero no se conformaron con eso y con el tristemente tradicional robo a comercios, sino que ahora agredieron a bancos con piedras y petardos y en el colmo, destrozaron a batazos los autos nuevos que exhibía una distribuidora que encontraron a su paso.  Claro que se pueden imaginar que si a alguna de estas bestias se les pregunta qué fue lo que sucedió hace 35 años no lo van a saber, porque a ellos no les interesa, lo que quieren es una justificación para hacer desmanes con la tranquilidad que les da saber que ese día la ley no se aplica.  Obviamente ya saben quienes estaban en los contingentes:  los del CGH con el patético Mosh, los de Atenco con todo y machetes, los del Francisco Villa o sea, todos los que viven de eso, de hacer movimientos desordenados que les permitan mostrar una supuesta fuerza para someter al gobierno y chantajearlo a su gusto.

 

Y digo yo ¿qué no hay nadie que le ponga un alto a esta gente¿Porque la policía capitalina o federal no hacen nada, ya sea protegiendo a bienes y personas como supuestamente debería ser?  ¿El daño en propiedad ajena ya no es delito?  ¿Y el robo tampoco?  ¿Y la agresión física?  ¿Sabe usted qué es lo primero que han dicho las autoridades capitalinas?  Que hubo infiltradosAjá, ¿y?  ¿Porque no detuvieron a los supuestos infiltrados?  Porque detuvieron, como siempre, a puro chamaco que sale en un dos por tres, pero por ejemplo, los tarados que apedrearon los negocios o que agredieron a los ciudadanos ¿dónde están?  ¡Quién sabe!

 

Es muy triste e indignante que estemos en manos de autoridades que no fajen los pantalones y que tengan una mano temblorosa para aplicar la ley con tal de cuidar su imagen.  Y todavía sale un chamaco idiota marchando con una mata que dice “Democracia falsa”¡Imbécil y más que imbécil!  Hace 35 años sí había una democracia falsa que no te habría permitido dar un paso en la vía pública con tu letrerito.  Hoy tenemos una democracia de la que se ha abusado porque ha sido mal interpretada por nuestras autoridades, que siguen sin entender que hacer cumplir la ley no es represión, sobre todo cuando los delitos se cometen a los ojos de todo mundo y ante la pasividad de quienes, supuestamente, deberían proteger nuestros derechos.  Sigan dejando crecer la bola de nieve, que ya no falta mucho para que simplemente no se pueda detener y entonces sí, vendrán los arrepentimiento y ¿qué necesidad hay de llegar a tanto?  ¡Ojala lo entiendan!

 

Comunicación: fj@lavisiondelciudadano.com