Ahora fueron los miembros –perdón, pero aplica hasta en doble sentido- de los 400 pueblos los que expresaron sus quejas presentándose en la famosa Torre del Caballito, en donde el senado tiene sus oficinas.  Se supone que los señores –unos 200- querían entregar un oficio en el que se desligan de cualquier apoyo al senador tricolor, Fidel Herrera y en el que también pedían juicio político contra Miguel Ángel Yunez –o séase, pleito entre priístas- por su “pasado represivo” cuando fue secretario de gobierno durante la administración de Patricio Chirinos en Veracruz.  En eso hubiese quedado todo, si no fuera porque ningún funcionario salió a recibirlos y ahí fue donde ardió Troya.

 

Primero se pusieron a la moda de los globalistripers y se encueraron, quedando sus espesas carnes al descubierto, mientras comenzaban a repartir un buen de máscaras del enemigo favorito, Carlitos Salinas de Gortari y de el único ex preciso que trabaja para bastante bien vivir –sin por esto rechazar su pensión vitalicia- Ernesto Zedillo, para después comenzar a arrojar objetos contundentes contra la fachada hasta que un vidrio se rompió asustando –o convenciendo- a los elementos de seguridad de hacerse a un lado y entonces sí, adentrarse al edificio en cuestión ante la mirada atónita de turistas, transeúntes y obviamente, muchos medios de comunicación que se encontraban listos para inmortalizar el momento.

 

Ojala ese show fuese todo, pero noooo, pues los tipos, en lugar de sentarse en el lobby a esperar, comenzaron a destrozar todo lo que estaba a su alcance, llámese maceteros, ceniceros, sillones que fueron literalmente destrozados a mas no poder ante la mirada atónita de los cuerpos policiacos que se dedicaban a observar el desarrollo de los acontecimientos; con decirles que hasta levantaron la loseta del piso y la usaron como arma agresora contra todo el salón y en el colmo, uno de los encuerados se orinó en el lugar, al fin ya estaba listo para la acción y en la bola ni quien se fije.  Me imagino que usted lector, sobre todo si no radica en este país, estará pensando que el desenlace fue que se desalojó a los alborotadores y que hubo detenidos para fincarles responsabilidad por estos hechos; pues está usted totalmente equivocado.  Resultase que se les informó que si se estaban quietos los recibiría el vicepresidente del senado, un tal Carlos Chaurand –y conste que le digo “un tal” porque en mi vida había escuchado su nombre- y digo yo, si los iban a tener que recibir a estos señores, para qué demonios dejan que se les alborote la hormona.

 

Lo mejor del caso es que al preguntarle a Chaurand –una vez calmados los ánimos- si se levantaría alguna denuncia por el despapaye armado, el tipo dijo que no, que porque a quien le corresponde denunciar es al dueño del edificio, porque el senado únicamente renta las oficinas, o lo que es lo mismo, los protestantes llegaron, lanzaron proyectiles al edificio, se encueraron en la vía pública, destrozaron mobiliario y demas ornamenta de un particular en una propiedad privada y se fueron tan campantes.  ¡Quien como ellos!  Porque la policía nada más fue a hacer bola, pero no movieron un dedo.   

Así que amigo lector, visite la capital del país, el  Distrito Federal, en donde si usted logra conjuntar un grupo de 30 personas mínimo, podrá hacer y deshacer con total impunidad, porque aquí la ley se aplica de acuerdo a diferentes variables: nivel económico, relaciones públicas, filiación o número de personas que violen la ley, entre otras.  No es la primera vez y lastimosamente, con ejemplos como este, lo más seguro es que sigan proliferando este tipo de situaciones ante la complacencia de la autoridad.  Por cierto, hace un momento las noticias me contestaron mi pregunta inicial acerca de qué mas nos falta ver en este país: El periférico del DF está cerrado porque fue invadido por... ¡unas vacas que se salieron de un establo y una de ellas fue atropellada y muerta por un taxista en tremendo accidente!  Solo falta que al taxista le den algunos años en chirona por homicidio imprudencial, porque en nuestro México todo puede pasar.  Sean felices.

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