Los señores de Atenco salieron a las calles blandiendo armas blancas –machetes-, obstruyeron vías federales de comunicación, se enfrentaron con la policía con armas de fuego, bombas molotov y cañones caseros, hubo un muerto, en fin, que este grupúsculo hizo y deshizo, hasta que el día del enfrentamiento con la policía se logró la detención de los líderes y se les inició proceso por diversos delitos.  Por esta causa, el resto de la pandillita secuestro a autoridades del pueblo y periodistas y se apropiaron de los bienes del gobierno del pueblo; por cierto que Ignacio del Valle -ese imbécil que se compara con Zapata, apoyado por sus serviles acompañantes- andaba en una camioneta del municipio vendiendo barbacoa.

 

La escena de la entrega de los bienes fue humillante para los representantes del gobierno del Estado de México y de la Secretaría de Gobernación, quienes tuvieron que soportar un ambiente hostil para posteriormente anunciar que los procesos judiciales que se seguían contra los supuestos campesinos quedaban guardados indefinidamente y en el colmo... ¡agradecieron a los agitadores haber entregado los bienes que tenían “en resguardo” -¡así dijo el bruto que representaba a la SG, un tal Jorge Torres!- y que eso demostraba... ¡¡¡la buena voluntad y la disposición de Ignacio del Valle y sus muchachos!!! ¿De qué demonios estaban hablando?

 

Entonces pues, queda claro que las leyes se aplican según el caso.  Si usted es una persona que sola y su alma sale a la calle gritando consignas con un machete que agita de lado a lado, la autoridad lo detendrá y lo remitirá, se le levantarán cargos y se le aplicará una multa o una sentencia mayor.  Si usted se acompaña de veinte personas más, podrá hacer lo mismo en absoluta libertad.

 

Si usted retiene a una persona contra su voluntad y bajo amenazas para negociar un acuerdo con una contraparte, es un secuestro; si lo hace un grupo de personas, entonces tienen a algunos invitados mientras duren las negociaciones.

 

Si usted se apropia de un edificio o bien del gobierno federal o estatal, está cometiendo un delito, si lo hace un grupo de personas, dichos bienes están “en resguardo” –que alguien debería decirle al tarado Jorge Torres de Gobernación que para que exista un resguardo, alguien tiene que entregar algo en custodia por propia voluntad, no se le arrebata o secuestra el bien-.

 

Si a usted se le sigue proceso por un delito, debe esperar hasta que concluyan las averiguaciones y reciba la sentencia correspondiente; si esto sucede a los líderes de una organización, los procesos pueden suspenderse y quedar en el olvido por los siglos de los siglos.

 

Si usted comete un delito, se enfrenta a la policia y pierde la vida, ni modo, era un delincuente y ya, pero si es miembro de una organizacionzucha como la de Ignacio del Valle, al morir se convierte en un héroe y su familia recibirá un fideicomiso de 800 mil pesos y varios homenajes póstumos. 

En resumen, tristemente confirmo que las autoridades no tienen decisión, no distinguen entre represión y aplicación de la ley, no saben que las leyes se hicieron para aplicarse por igual a todo aquel que comete un delito sin importar de quien se trate, no quieren arriesgar su “buena imagen” –vulgo votos- ante el populacho y no les importa lamer las botas de quien sea necesario con tal de “solucionar” un problema que se les salió de las manos precisamente, por todos los puntos anteriores¡Vergüenza me da su caso!