Por ley, cada partido recibe una cantidad determinada para apoyar a sus candidatos, tanto en propaganda estática como en promocionales en los medios audiovisuales.  Si en este momento usted sale a cualquier avenida principal o calle normal, encontrará tapizado de avisos los árboles, postes de alumbrado, puentes peatonales, fachadas y bardas, autobuses, no importa si obstruyen la visibilidad ya no del paisaje, sino de las indicaciones direccionales, de límites de velocidad y de conductas prohibidas, lo importante para los partidos es que nos saturemos, porque en su pequeña cabecita ellos están convencidos de que realmente están involucrando a los ciudadanos con sus candidotes candidatos.

 

Las autoridades locales, en muchas ocasiones, retiran la propaganda que abusivamente se ha colocado en lugares prohibidos solo para que en la madrugada del siguiente día los duendes partidistas invadan nuevamente las zonas apenas desalojadas.  Es un cuento de nunca acabar.  El gasto total que genera la producción de esta propaganda estática es enorme, millones de pesos se invierten en la fabricación de publicidad estática que, en el mejor de los casos, presenta la foto y nombre del candidato de la zona junto al logo y el lema de su partido, si no es que ni el candidato aparece –como en la propaganda del PSN, que es la misma en el ámbito nacional, solo con la imagen del partido-.

 

Lo que deberían entender los partidos es que este tipo de propaganda y nada son casi lo mismo.  La foto de un tipo que en la vida he visto y sin ninguna propuesta nada más no me provoca nada.  Como anteriormente he comentado, en nuestro país la gran mayoría de los electores votan por partidos, no por candidatos –a menos que se hable de un candidato a gobernador o a presidente-, precisamente porque a los candidatos no se les conoce, salvo excepciones en donde se trata de personajes populares de la vida política –como Ricardo Pascoe- o de artistas y deportistas metidos a políticos y se los demuestro de la manera más simple y efectiva:  ¿Puede darme en este momento, mi querido lector, el nombre de dos candidatos de su distrito, municipio o delegaciónAhí está.  Entonces, ¿sirve o no sirve esa propaganda?  Obviamente no.  Luego entonces señores, una solicitud a continuación.

 

Tanto el IFE como los partidos deben considerar el gasto inútil que esta propaganda representa, así como el reducirla significativamente y reducir igualmente los montos asignados a la misma y aplicar estos recursos de manera más inteligente, en donde el mayor provecho sería presentar a sus candidatos por sus méritos y experiencia, así como sus propuestas para el caso de lograr las posiciones buscadas.  En realidad no creo que los partidos acepten reducir los montos de los recursos que se les asigna, pero la realidad es que con estas campañitas los únicos que salen ganando son los fabricantes de la misma y los recolectores de basura –que algún uso le encuentran a todo-en los días posteriores a la elección, porque de ahí en fuera, las preferencias electorales son prácticamente las mismas que antes de realizar estas promociones.  Lo que sí puede influir en la gente es la propaganda en medios electrónicos, de la cual hablaremos la próxima vez.