Primero, cuando Vicente Fox estaba en campaña en el año 2000 prometió un crecimiento anual de nuestra economía de un 7% -lo cual no se me hacía tan descabellado hasta que la economía gringa azotó como res-, así como que también se buscaría crear los empleos necesarios para que el ambulantaje y el comercio informal se redujeran y de esta forma, una vez establecidos en un trabajo formal, pagaran impuestos para de esta manera mejorar las finanzas del gobierno.  Pues bien, a tres años de distancia, los objetivos han cambiado y parece ser que, ante el creciente desempleo, se está motivando a las personas que no tienen trabajo a que se animen a poner un changarro y no solo eso, sino que según Canales Clariond, hay que unirse a los optimistas.

 

Por el lado del presidente, este se niega a aceptar las cifras oficiales de desempleo y el grado constante en el que este fenómeno se está acrecentando, bajo el argumento de que en México hay 15 millones de trabajadores que se encuentran dentro de un régimen de seguridad social, pero también hay 10 millones de personas o familias que generan sus propios ingresos mediante “una pequeña unidad de producción” -¿se refiere a los limpiaparabrisas y cirqueros de crucero?- y que por tanto hay que reconocer la necesidad de fomentar el autoempleo (¡!) y el desarrollo de “changarros” como alternativa para abatir el déficit de fuentes de trabajo (más ¡¡!!) y dijo también que se tiene que instrumentar un marco legal para legalizar a los 10 millones de “micronegocios” debido a que han permitido que ese mismo número de familias mexicanas tengan ingresos propios (¡¡¡!!!), en vez de “echarlos al canasto de la ilegalidad o de la informalidad” en donde hasta ¡se pueden sentir discriminados! –por no pagar impuestos, eso dijo-.

 

Por el lado de Don Fernando, sus declaraciones más que informar o tranquilizar a quienes las escuchamos, nos llevan a la irritación.  Ya tenía este servidor bastante con aquello de que los desempleados deben ser “emprendedores” y...¡vender pasteles o granos de elotes con mayonesa –que por lo declarado, no sabe que se llaman esquítes-!; bueno, pues aquí no paró la cosa, sino que el geniecito nos dijo que...mejor échenle un ojo a lo que salio de su boquita durante su participación en el Foro de Agronegocios y Emprendedores, en el marco de la Semana Pyme.:

 

"Que a nadie nos dé pena, como se dice coloquialmente esto sucede en las mejores familias, que después de 20 años de trabajo nuestro jefe nos notifique que nuestro puesto ya no se requiere y hay que presentar nuestra renuncia.  Esto nos pasa a muchas gentes, hay que presentarse con espíritu activo en esta circunstancia y buscar una nueva oportunidad.... De manera que esas circunstancias que podemos considerarlas un fracaso: haber perdido un empleo, haber fracasado el negocio o no haber tenido oportunidad de encontrar uno, no nos amedrente, por el contrario, nos sirva de acicate.”

 

¡N´ombre!  ¡Esta no es la frase del día o la semana, esta va por la frase de este y muchos años!  ¿De qué demonios está hablando este señor?  ¡Claro!  Nos está iluminando con su enorme sabiduría y yo lo apoyo.  ¡En serio!  Perder el empleo es algo que no debe apenar a nadie, lo que si provoca esta situación es preocupación –porque no comemos aire y las familias tienen necesidades materiales que están más allá del optimismo-, rabia –porque no se ve ninguna alternativa implementada por el gobierno federal sobre este problema- e impotencia –porque es poco o nada lo que se puede hacer en esta situación-, pero pena no, definitivamente no.  Obviamente, este hombre no se apena nunca cuando su jefe le pide la renuncia, porque de inmediato se coloca en una chamba mejor que la anterior –raras virtudes de los funcionarios del país desde hace un buen de años-; si bien dicen que cada quien habla de como le va en la feria.  Lo que si debería avergonzar a Fernando Canales es andar abriendo la boca para decir tonterías.

 

Ahora el otro punto.  ¿Alguien me puede explicar porque mientras por un lado el gobierno se queja de la falta de recaudación fiscal, por el otro empuja a la ciudadanía al comercio informal?  Y eso de generar un marco legal nada más no se les cree, porque si en tres años no han logrado que los ambulantes paguen los servicios que consumen –por no mencionar que la idea de que paguen impuestos es de risa loca-, ¿con que cara podrían cobrarle a alguien que vende dulces afuera de su casa?  Además, si quieren que un personaje del comercio informal pague impuestos, es porque va a recibir beneficios, como algunas prestaciones y servicio médico y ¿en donde? ¿En el Seguro Social que anda quebrando?  No hay capacidad para dar paso a estas medidas.

 

Lo alarmante del asunto es que el gobierno federal parece estar tratando de sobrellevar la tempestad hasta que ellos abandonen el barco más que estar buscando tierra firme y llegar a buen puerto y es que además no se ve que los planes existentes tengan contemplados los efectos que van a generar como consecuencia –como lo explicado anteriormente-, sino que lucen hechos al vapor para solucionar de momento un problema.  Como población, debemos exigir soluciones serias y un gobierno sensible, queremos ver que se van a generar opciones, no que las opciones deben generarse por los propios afectados.  Cierto es que no todo lo puede hacer el gobierno y que cada quien debe aportar su grano de arena, pero como comenté la semana pasada, existen problemas que tienen su solución fuera del alcance de un ciudadano común, así que también cada quien debe sumir su papel, empezando por el gobierno federal, que bien haría en deshacerse de un secretario de economía que no nada más ha dado nulos resultados, sino que también parece carecer de sutileza y a quien le gusta mucho el uso –no lo puedo entender sus declaraciones de otro modo- de un muy extraño humor sumamente negro 

Seguimos de gira y regresamos el próximo jueves 21 de agosto, fecha que por cierto, también es mi cumpleaños.  Hasta entonces.