El famoso distribuidor vial en San Antonio –y que es la punta de lanza para el controvertido segundo piso en Viaducto y Periférico- es una obra que no va a resolver el problema vehicular de la Ciudad de México, ya que en lugar de incentivar el uso del trasporte público se promueve la utilización del automóvil particular –que no tienen sus defendidos de las clases populares-, pero una construcción así jala los reflectores y eso es importante para él.

 

Los desalojos de los terrenos de Xochimilco llevados a cabo hace un año, con mucha difusión y cobertura en todos los medios, terrenos en los que a los pocos días sus invasores volvieron a instalarse y siguen ahí hasta la fecha.

 

La “recuperación para la ciudad” de terrenos en Chapultepec, acción que se concentro en terrenos de tres o cuatro familias llamativas y de Los Pinos, para después olvidarse del asunto.

 

El mantener el boleto del metro sin aumento, aun cuando esto implique que el STC apenas pueda cubrir sus requerimientos básicos y que se presenten continuamente problemas de suspensión del servicio –con las consecuencias que esto conlleva a los usuarios de este transporte- debido a la falta de mantenimiento por carecer del recurso para ejecutar estas acciones.

 

La ayuda a las personas de la tercera edad y a las madres solteras, que insisto, no obstante lo bueno que puedan ser, está generando una enorme deuda para la Ciudad.

 

Sin embargo las encuestas que posicionan a López Obrador en la cúspide de la popularidad son engañosas, porque si bien hablan de una gran popularidad -el 83% de los ciudadanos encuestados en Reforma y el 85% en El Universal califican como buena la gestión del peje-, el 38% de los encuestados piensa que la inseguridad aumentó en el último trimestre, el 54% piensa que ha crecido el ambulantaje y el 61% piensa que hay mas contaminación en el DF.  O sea que unas respuestas no concuerdan con otras, pero en fin, que lo disfrute.  Lo malo es que de ver se antoja.

 

Resulta que la envidia corroe a Fox –y quien no envidiaría una popularidad e más del 80%- y como siempre, se lanza al ruedo para anunciar un nuevo programa para ayudar a las familias más pobres de México, al que elegantemente tituló “Paquete alcance” -¿porqué ese afán de los nombres de barriada para los programas de gobierno, como el “Chambatel” o el “Changarro”?-, el cual consistirá, según su primera declaración, en una ayuda de 5.40 pesos diarios para cada estirpe -¡Qué bárbaro!  ¡Ya van a comer con manteca!  Les alcanza para un gansito cortado en pedazos iguales que seguro les levanta la moral-.  Pero luego resulta que no es así, que será con despensas, pero no, mejor con una tarjeta de descuento... el caso es que nuestro flamante primer mandatario terminó por declarar que no va a dar más detalles de dicho programa sino hasta pasadas las elecciones del próximo 6 de julio, entonces digo yo ¡¿Para qué carambas lo anuncia en estos días si en realidad no hay tal plan?!

 

¿Por qué digo que no hay tal plan?  Por las reacciones de los encargados del área social de presidencia, quienes al parecer están tan sorprendidos y saben tan poco del mentado “paquete alcance” como cualquier ciudadano.  Todo pinta pues que se trata de un intento foxista para utilizar la receta que tan buenos resultados le ha dado al peje y la cosa no para ahí.

 

El pasado lunes, al anunciar la inversión en la refinería de Minatitlán, Veracruz, Vicente Fox enfatizó que “con esta inversión se podrían construir 75 distribuidores viales”.  Pregunto: ¿Qué caso tenía hacer esa comparación¡Ninguna!  ¿Qué me indica?  Que definitivamente la envidia lo carcome y esta tratando de presentar sus acciones ante la población del país en un comparativo con la propuesta que mejor está funcionando aparentemente, que es la de López Obrador.

 

Y es que nada más eso me faltabaUn pejeclón en la presidencia, un clon bastante defectuoso y que sigue con lo que ya ha hecho costumbre: anunciar programas, proyectos, obras que ni siquiera están aterrizadas y así, entre la falta de capacidad de sus asesores para ubicarlo en sus dichos y en sus hechos y la siempre presente necesidad presidencial de decir algo importante ante un micrófono, el pejepopulismo parece propagarse y no en su forma mas pura, sino en una versión deformada y desordenada –y mire que para ser más desordenado que el peje hay que esforzarse- que quien sabe hasta donde pueda llegar, sin que esto vislumbre alguna solución a los problemas del país.  Como ya he comentado antes, alguien debería decirle a Vicente Fox que la mejor manera de lograr ser popular entre la tropa es, además de la opción de hacer un populismo tipo JLP o AMLO, es hacer su trabajo bien hecho y con logros palpables.  Le aseguro que de ese modo no habría personaje más popular en nuestro país que él, pero mientras siga de indeciso y de copión... nada más no.  O al menos así me parece a no tan simple vista.