Fue gracias al querido y bien amado Carlos Salinas de Gortari que la iglesia volvió a tomar fuerza y presencia en la vida política del país, lo que ha permitido que los padres, obispos, Arzobispos y demás autoridades católicas se inmiscuyan en todos los asuntos del país sin que nadie les ponga un freno, y lo mismo se les ve en partidos de fútbol, que en actos públicos como la presentación del proyecto del nuevo tren suburbano que se planea construir entre Buenavista y Huhuetoca.  En sus misas, además, se ha comenzado a hablar de las cuestiones internas del país, sea la situación económica, social o de otros manejos del gobierno, pero hoy, en plena efervescencia motivada por la jornada electoral del 6 de julio venidero, en muchas iglesias del país los padres han comenzado una amplia campaña que tiene por meta, además de “promover sus valores”, posicionarse aún más en la lista de privilegiados del gobierno al apoyar al PAN.  ¿Cómo es esto?  Los padres en plena omilia dicen cosas como “... al momento de votar, consideren que los partidos que promueven la pena de muerte –obviamente se refieren al PRI y al PVEM-, el aborto –el PRD- y las uniones aberrantes –les da miedo decir “homosexuales”, se refiere al PRD y al México Posible- no promueven valores cristianos apegados a nuestras creencias...”, sino es que algunos, de plano, les ponen nombres de partidos y personas a sus acusadores.  Pero ¿qué dice la ley?

 

El artículo 130 de la Constitución Mexicana, dice, entre otras cosas, lo siguiente:

 

Artículo 130. El principio histórico de la separación del Estado y las iglesias orienta las normas contenidas en el presente artículo. Las iglesias y demás agrupaciones religiosas se sujetarán a la ley.

 

d) En los términos de la ley reglamentaria, los ministros de cultos no podrán desempeñar cargos públicos. Como ciudadanos tendrán derecho a votar, pero no a ser votados. Quienes hubieren dejado de ser ministros de cultos con la anticipación y en la forma que establezca la ley, podrán ser votados;

 

e) Los ministros no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna. Tampoco podrán en reunión pública, en actos del culto o de propaganda religiosa ni en publicaciones de carácter religioso, oponerse a las leyes del país o a sus instituciones, ni agraviar, de cualquier forma, los símbolos patrios.

 

Obviamente su servidor no es abogado, pero puedo entender basándome en lo anterior que a Dios lo que es de Dios y al hombre lo que es del hombre, lo demás es revoltijo y por lo mismo, la queja de los partidos políticos que se sienten agredidos y piden que los sacerdotes se concentren en sus creencias espirituales es perfectamente justificada y la Secretaría de Gobernación tiene la obligación de hacer cumplir la ley.  ¿Se está limitando su derecho a expresarse libremente?  ¡Claro que no!  La ley me parece sumamente clara.  Si un ministro religioso quiere criticar una ley, una decisión gubernamental o de partidos, lo puede hacer en su vida privada, en un desayuno o reunión social, como ciudadano, no como orador y si quiere hacer un mitin como ciudadano, que lo haga, es su derecho, lo que no está permitido es que en un templo religioso, desde su posición como orador de culto y líder religioso se ponga a expresar esas mismas opiniones.  Los señores están ahí para promover valores, principios y creencias basadas en su religión y para alimento espiritual.

 

Lamentablemente, como he dicho en muchas ocasiones, los ministros de culto han escalado posiciones dentro de sus contactos en el gobierno y la ambición los carcome, lo que los ha hecho sentir que la fé mueve montañas y que ellos están por encima de cualquier ley terrenal -¿o no, Norberto Rivera, Onésimo Cepeda y Juan Sandoval Iñiguez?- y así parece, porque nadie les pone un alto.  Sería bueno que estos señores recuerden que, primero que nada, como ciudadanos, deben cumplir la ley terrenal de los Estados Unidos Mexicanos, después que su actitud al violarla es de soberbia, lo que es un pecado y por último, que están violando uno de los diez mandamientos, porque mienten al asegurar que se está evitando que se expresen libremente cuando se les pide que no intervengan en la vida política.  Ya con dos pecados graves –y los que solo ellos saben- va a estar difícil que entren al paraiso porque ahí, según sus propias creencias, las influencias no valen, ahí hay justicia, así que más les vale tomarse unos años de retiro en una zona harto cálida, digo yo, para que se vayan acostumbrando a los calores que una vez abandonada esta vida, los pueden estar esperando para acompañarlos por algunos cientos o miles de años.