La historia, como dije, es la usual.  Los padres de los niños no pueden cuidar permanentemente a sus hijos debido a sus compromisos laborales o sociales y es entonces cuando deciden contratar una niñera, una de esas personas que supuestamente adoran a los niños y se encargan de hacerles más amena la ausencia de los progenitores.  Después de un tiempo, los señores comienzan a notar en sus hijos ciertas actitudes que los hacen sospechar que el comportamiento de la niñera no es el debido, por lo que a la mejor usanza de este nuevo milenio, colocan una cámara de video escondida en un lugar estratégico y los resultados no podían ser más alarmantes.  Además de observar como la tipeja golpeaba a los niños, observaron como les colocaba tazas de líquido caliente –café, té, vaya usted a saber- en la cabeza, los arrojaba al bote de la basura, los palmeaba en la espalda sobre una silla, los despertaba a cachetadas, gritos o pellizcos apenas se quedaban dormidos, el caso es que la mujer es una caja de monerías que hubiese envidiado Herodes.

 

Video en mano, los padres de los pobres chamacos fueron ante las autoridades competentes, quienes detuvieron a la acusada y aquí es donde viene el punto penoso del asunto:  Como el delito no es considerado grave, la tipa alcanza libertad bajo fianza mediante unos 5000 pesos y a la calle, que los niños sobran.  Los ofendidos, todavía más ofendidos, quieren darle seguimiento al caso para que la tipa se vaya al fresco bote y es cuando se enteran, para segunda decepción, que lo más que le pueden dar de condena por este evidente maltrato es una sentencia de 4 años a la sombra, misma que se puede reducir por buena conducta y otros méritos.  ¿No es indignante?  Si no me equivoco, la situación se generó en Guanajuato, pero no es el único lugar en la que la legislación apesta.  ¿Sabía usted que en varias zonas de la republicocha es más penado robarse una vaca que robarse un niño?  Así como lo lee, y por la vaca no alcanza fianza, por el chamaco sí.

 

Vaya esta exposición como un urgente llamado a nuestros somnolientos y somníferos legisladores locales y federales, para que dejen de ocuparse de estupideces tales como ponerles mordazas a los gobernantes o la decisión de otorgarse a ellos mismos un bono de retiro y se pongan a legislar sobre asuntos realmente importantes, como sería corregir todos estos vacíos o incongruencias legales que existen en todas las legislaciones de México y que provocan que las leyes trabajen para los infractores y no para los afectados.  Ya va siendo hora de que estos supuestos servidores, hoy en gran campaña con miras a las próximas elecciones, demuestren con trabajo y no con promesas que son la mejor opción, que de verdad están con la gente y que son capaces de mostrar un criterio que verdaderamente ponga a cada cual en su lugar y les recuerdo por si lo olvidaron, que el lugar para los delincuentes es la cárcel.  ¿Vale más una vaca que un chamaco?  Solo que transporten mota en sus estómagos.  ¡Qué barbaridad!