Supe de la vida en Cuba a mediados de los ochentas.  Era un país que no vivía precisamente en la abundancia, pero vivía bien; había alimento, había instrumental médico, educación y seguridad, nada en exceso pero tampoco tan racionalizado, eso sí, sus calles, edificios y automóviles eran totalmente obsoletos y daba la sensación de haber retrocedido treinta años en el tiempo.  La población estaba conforme con su modo de vida y aceptaban las limitaciones de buen modo.  Fidel Castro era una persona respetada si es que no querida por todo el pueblo, un gobernante eterno que, sin embargo, siempre estaba dispuesto a trabajar a la par de su pueblo, lo que le ganó el respeto de los cubanos.

Cuando cae el bloque socialista y se viene el bloqueo de los EUA como forma de presión, la suerte de Cuba comenzó a cambiar.  La prostitución, el racionamiento de servicios, alimento y la escasez de medicinas para el pueblo se hicieron presentes.  Tristemente un método de presión para que Fidel dejara el poder golpeaba de manera directa a la población de la isla.  Es entonces cuando más presión comenzó a llegar desde los cubanos de Miami, personajes que no me son de nada agradables sino más bien molestos y convenencieros.

Me da risa -perdón si alguien se ofende- cuando escucho a personajes como Gloria Estefan o Celia Cruz hablando de la nostalgia por un país al que no han visto en 40 años y por el que no han movido un dedo mientras rinden pleitesía al Tío Sam.  Recuerdo que hace varios años algunos cubanos de Miami lograron llegar a Cuba para matar a Castro, para su desgracia fueron descubiertos y fusilados y es ahí donde afloró la doble moral de estas personas, cuando se escandalizaron por los fusilamientos, pero no por el hecho de que estas personas iban como asesinos a matar a un gobernante, bueno o malo, iban a cometer un crimen y que pagaron de acuerdo a las leyes de ese país.  Esto justifica un fusilamiento, no el pedir elecciones, pero volvamos al tema.  En 1998 si mal no recuerdo, dos avionetas fueron derribadas por la aviación cubana cuando sobrevolaban la isla arrojando propaganda anticastrista, hecho que también indignó a la comunidad de la pequeña Habana.  Hoy estos cubano-norteamericanos anuncian que comenzarán a transmitir por radio programas subversivos contra Castro para la población cubana.  Esto es intervencionismo.  ¿Por qué?

Castro no me simpatiza y el control excesivo que se traduce en la ausencia de libertades en la isla me molesta, pero más me molesta el hecho de que personas que no han vivido en Cuba por veinte, treinta o cuarenta años y que incluso no conocen Cuba se preocupen por amotinar al pueblo contra su gobierno.  Así como ofensiva fue la invasión a Irak, en donde Bush júnior se lanzó a liberar a un pueblo que nunca pidió ser liberado, así también es ofensivo este intervencionismo.  Cierto que Hussein es de lo peor, cierto que Castro es un tirano cerrado que parece que da patadas de ahogado, pero si algún cambio se va a dar en un país, este debe llevarse a cabo por la población, por quienes sufren esos malos gobiernos, no por quienes ven los toros cómodamente desde la barrera.

En el caso comentado en la columna anterior, Cuba como miembro de la ONU debe someterse a las reglas que implican el riesgo de que se le llame la atención por no respetar los derechos humanos o cualquier otro punto que el club considere para sus miembros, pero no es posible que se pretenda quitar a un gobierno al gusto de quienes no lo sufren.  La votación contra Cuba en Ginebra se traduce en una opinión, lo que hacen los cubanos de Miami -con apoyo de los EUA- es intervencionismo sobre algo que no les toca directamente. 

Así como se ha condenado la falta de respeto a los derechos humanos en Cuba, así también debe condenarse en la ONU -que ha quedado reducida a vil Mandibulín, por aquello de que "nadie me respeta"- o en cualquier foro la invasión gringoinglesagachupina a Irak y el bloqueo inhumano al que los EUA ha sometido no al gobierno cubano, sino a toda la población de la isla, todo a nombre de su eterno argumento: La libertad.  Si hay que escoger entre una Cuba castrista antes del bloqueo gringo y una Cuba previa a Castro o en manos de Bush, me quedo sin duda con la primera opción.