12/MAR/03
Un ganador preocupante.
Finalmente hay un ganador de las elecciones en el Estado de México. La lucha entre los tres principales partidos, PRI, PAN y PRD se llevó a cabo en todos los terrenos y se pusieron al tu por tu en cualquier práctica, llámese mapacherías, compra del voto, etcétera. Los resultados fueron previsibles, los cambios que se dieron se podrían considerar normales, pero vayamos a un análisis particular de cada partido.
PAN – Se comprobó lo que tanto se ha comentado en esta columna. El PAN ganó muchísimas posiciones en el 2000 gracias a Vicente Fox, no gracias al partido en sí. El PAN sigue siendo un partido que no logra motivar al electorado en general y que en esta ocasión dependió en su discurso de los logros y excusas del gobierno federal y en un exceso, el mismo presidente Fox y su esposa se dedicaron a hacer campaña a la menor oportunidad y aún así no les resultó. Los excesos de los actuales presidentes municipales panístas y sus enormes sueldos tampoco ayudaron. Lograron retener posiciones importantes, como en Tlalneplantla, Naucalpan, Metepec y Toluca. Sin duda se puede decir que son los perdedores de esta elección –y la comparten con Fox y su esposa- por no saber mantenerse como la primera fuerza electoral del estado cuando ya estaban posicionados, aunque por otro lado, definiría que las aguas vuelven a su nivel, porque el PAN nunca había sido tan fuerte en la entidad salvo cuando recibió el “efecto Fox”, además de todos es sabido el control que el PRI mantiene en este territorio.
PRD – Después de la tremenda caída que sufrió en el año 2000, el partido del sol azteca logró recuperar terreno, aunque no un crecimiento del 40% como afirma Rosario Robles. Su campaña fue propositiva y aunque aprovechó para presentar al PRI y al PAN como un mismo ente, utilizó muy bien su tiempo en los medios para hacer propuestas apoyados en la imagen de Andrés Manuel López Obrador, lo que les dio un buen empuje. Se reafirma en sus zonas de influencia, municipios importantes como Nezahualcoyotl, Chalco y Texcoco. No diría que fue el gran ganador de la jornada electoral, pero sin duda, el PRD ganó en esta elección y ya le pisa los talones al PAN.
PRI – Como dije anteriormente, las aguas volvieron a su nivel y el PRI, ayudándose de todo lo que pudo (ver columna anterior) se ubicó nuevamente como la primera fuerza electoral del Estado de México y esto lo podría colocar como un ganador, sin embargo, la realidad es que perdió gran parte de los municipios importantes ya sea por su derrama económica o por su cantidad de población, confirmando que su bastión principal son las zonas rurales en donde la manipulación de la población es posible con relativa facilidad. Así que al tricolor no le fue del todo bien o del todo mal.
Pues bien, ahora voy a anunciarles que el indiscutible ganador de esta elección: el abstencionismo, que en esta ocasión alcanzó el 60%, una cifra muy preocupante, porque la interpretación inequívoca es que ninguno de los nueve partidos participantes llenó las expectativas de la población y los motivó a salir de sus casas para darles su apoyo y por tanto, los perdedores de la elección fueron precisamente todos los partidos políticos que se proponían como opción en este ejercicio.
Los resultados pues son negativos, porque digan lo que digan los líderes partidistas, todos perdieron, todos fueron descalificados por la población y todos deben regresar a las trincheras a trabajar, a dejarse de chismes tipo “me dijo”, “le dije”, “el hizo”, “el también”; el mensaje es que el electorado quiere propuestas posibles, quiere logros reales, proyectos visibles, que muestren de que están hechos cada uno de los organismos políticos, no que les anuncien lo mal que están lo rivales.
Seguramente seguiremos escuchando discursos triunfalistas y excusas variadas, pero lo único cierto es que si este fue un termómetro para las intermedias de mediados de año, en su lugar de cualquiera de los partidos políticos actuales estaría sumamente preocupado, porque el paciente –que en este caso es México y el electorado- se nos va ante la escasez de una medicina eficaz y la abundancia de tanto remedio balín.
Obviamente este es solo mi punto de vista. |