La Visión de Hoy

La inexperiencia vs. La doctrina Bartlett.

¿Qué pasa en nuestro país, que no pocas veces hemos visto diferencias abiertas entre los poderes ejecutivo y legislativo?  ¿Qué puede estar sucediendo cuando estas diferencias no parecen estar justificadas y se proyectan más bien como un duelo de fuerzas y no de razones?  ¿Cuál de ambas partes sale bien librada en esta situación?  Este es un problema muy serio que ha impedido en buena medida y junto con otras causas que el país logre avanzar como se tenía proyectado por el nuevo gobierno.  ¿Y todo por que?  Por falta de un enlace político entre los dos poderes.

¿Cuál ha sido el problema del Legislativo?  Me parece que todo se resume en una actitud que los últimos días se ha dado llamar “La doctrina Bartlett” y que simplemente trata de perjudicar por cualquier medio al gobierno de Fox sin importar que en el camino el país resulte perjudicado.  Esto no es nuevo, de hecho se ha comentado aquí en varias ocasiones y no me parece una mera apreciación personal.  Han descuidado de manera importante su función principal, que de acuerdo al artículo 71 constitucional “tiene, como fin primordial y básico, hacer las leyes que rigen al pueblo de México y, para ello, tanto los diputados como los senadores analizan, discuten y dictaminan las iniciativas que pueden presentar los legisladores, el Poder Ejecutivo Federal y las legislaturas de los Estados.”  Los grupos parlamentarios, tanto con los diputados como con los senadores tratan de jalar agua para su molino en la primer oportunidad y no son capaces de hacer un análisis imparcial, por el contrario, tratan de encontrarle algún “pero…” a todo.  La actual legislatura específicamente ha dejado mucho que desear, ya que a la fecha tan solo se ha desahogado el 5 % de la agenda legislativa y todo por involucrarse en todos los asuntos posibles, sea la relación con Cuba – facultad exclusiva del ejecutivo -, que si la comparecencia con Castañeda – más por molestar que porque les interese -, que si le cancelan una salida a Fox – no se cuestiona la prohibición sino las razones argumentadas -, que si se les agredió en un mensaje televisivo, que si hay una campaña en su contra, etc.  Y es que además, no se les puede exigir mucho a nuestros representantes, ya que ni siquiera se les requiere un grado mínimo de preparación – tema que abordaremos próximamente -.  La mentalidad de los integrantes de la actual legislatura - me parece – es muy similar a la de un auditor, ya saben, en lugar de verificar que todo se lleve a cabo correctamente, llegan con la idea de encontrar alguna observación, ya que en caso de no encontrar alguna irregularidad sienten que no están haciendo su trabajo.  Los grupos parlamentarios parecen disfrutar cada error del ejecutivo y, obviamente, tratan de obtener beneficios partidistas, ganar adeptos y electores a futuro.

El presidente y su equipo no se quedan atrás.  Justificándose en su inexperiencia han cometido pifias fenomenales, desde el “toallagate” hasta “el fidelazo”, violando los procedimientos establecidos para varios trámites, extralimitándose en sus funciones y confrontando abiertamente a legislativo en lugar de seguir los procedimientos de ley para todas sus actividades y decisiones; la gota que derramó el vaso fue la acusación hecha en cadena nacional después de que se le prohibiera al primer mandatario viajar a Canadá y Estados Unidos.  Como cereza del pastel, tenemos que Fox sigue con su mala costumbre de tratar de quedar bien con todos los públicos, de dar por hecho acuerdos de palabra aun no establecidos en su totalidad y el no llamar a las cosas por su nombre – como el anunciar “ahorros”, no “recortes”, en un afán de conservar sus niveles de popularidad.  Tanto el Presidente como a los senadores y diputados les ha faltado oficio y voluntad política, el primero incluso a veces parece carecer de ella.

¿Qué hace falta para solucionar esta situación?  Primero, ubicación por parte de ambos poderes, darse cuenta de que van en el mismo barco junto con toda la población y que no podemos estar a expensas de sus decisiones viscerales y confrontaciones personales.  Segundo, ver los intereses del país, no se quiere un congreso sumiso, pero si analítico, que lo malo lo señale, lo persiga y lo castigue – si hay motivo -, pero que también apoye las decisiones que beneficien al país aun cuando no concuerden con sus idearios políticos, que realicen un análisis de verdad serio en su trabajo y que no permita que se cometan errores para convertirlos en botín político.  Tercero, que el gobierno federal encuentre a un enlace entre gobierno y partidos que logre mediar y negociar para lograr acuerdos, no podemos seguir esperando a que su rivalidad pierda fuerza y el tiempo con que cuentan ambas partes se acabe sin haber logrado avance alguno.  Todos los involucrados son políticos, así que recuerden que la política es la ciencia y arte de gobernar, que trata de la organización y administración de un estado en sus asuntos interiores y exteriores

OTRO…

Tremendas papas calientes trae entre manos el gobierno capitalino.  Por un lado, el asunto de la entrega de placas se complica, no solo porque todo parece indicar que no se cumplirá con este compromiso en la fecha establecida, sino porque ahora aparecen acusaciones de varios “brigadistas voluntarios” que participan en esta actividad, en el sentido de que no son tan “voluntarios” ya que fueron obligados por sus superiores a realizar esta labor contra su voluntas, a lo que López Obrador solicita que estas situaciones se denuncien sin represalia alguna para el denunciante.  Lo más seguro es que Obrador no sepa que se obliga los empleados de su gobierno a participar en este programa – a él sus subalternos le deben decir que todos lo hacen con gusto y placer -, pero una denuncia ocasionaría a estos empleados un problema con sus jefes que pondría en juego su trabajo.  Por el otro lado, han comenzado las protestas de vecinos por la construcción del segundo piso del periférico y viaducto, a lo que el Jefe de Gobierno capitalino comenta que son “panístas” y “un par de periódicos” lo que se oponen y realizan estos actos; señor, no se cierre, la gente no tiene que ser de un partido para protestar contra un acto de gobierno, es como si se pensara que todos los que votaron por usted fuesen perredístas, digo, la mayoría posiblemente, pero no todos, ahora si usted sabe de una campaña de medios en contra de su proyecto, denúncielos con nombres, no deje dudas en el aire.  Se supone que su lema de campaña fue “honestidad, valiente”, así que una acusación sin definir no hablaría bien de usted.

Es mi punto de vista, sin ser una verdad absoluta.