La Visión de Hoy

Las películas afectan el cerebro.

Y si no lo creen, pregúntenle al presidente norteamericano, George Bush, quien de ver tantas historias en las que los gringos salvan al mundo, ha terminado por convencerse de que realmente son los salvadores del mundo.  ¿Dónde estuvo el error?  Quizás la décima repetición de “Día de la Independencia” o la premier de “La Caída del Halcón Negro” se convirtió en la gota que derramó el vaso en la débil cabecita del señor Bush y por eso su enfermiza obsesión con la guerra ha llegado a extremos que no se veían desde los tiempos de la guerra fría, hace ya bastantes años.

Nadie puede negar que los atentados sufridos por los neoyorquinos en particular y por el resto del mundo en lo general marcaron un parte aguas en la historia de la humanidad, actos en los que se mostró cual frágil es el país más poderoso del mundo siempre y cuando se le ataque con un poco de organización.  Esa fragilidad es lo que le preocupó a Bush, mentira que le importe la justicia (así lo veo), simplemente no podía permitir que durante su gobierno el país mostrara debilidad en forma alguna, así que lo más fácil fue demostrar su capacidad de respuesta.  Desgraciadamente encontró una justificación muy poco creíble ya a estas alturas:  La justicia.

Desde los primeros discursos que lanzó al poco tiempo de los atentados encontramos un lenguaje poco menos que fantasioso, muy a la manera de los diálogos que podemos encontrar en las historietas de Superman, ya saben: ¡A luchar por la justicia!  Utilizaba también términos como malvados, los que apoyan al mal, los enemigos de la paz y últimamente, el eje del mal.  Para enfrentar a los malos, afortunadamente el mundo cuenta con Bush y su alianza, quienes no permitirán a los malosos (sugerencia del autor) salirse con la suya.

No obstante haberse dedicado desde hace casi seis meses a bombardear Afganistán, un país que a mi juicio no requería de la mitad de ese tiempo para caer rendido ante el poderío de los yanquis y amigos que le acompañan, ahora resulta que la cosa no para ahí, pues a corto plazo sus baterías se enfocarán contra nuevos objetivos, como Irán, Siria, Rusia, China y Corea del Norte (me extraña que no incluyeran a Cuba), países que apoyan y encubren a terroristas y para lo cual Bush ha dado la orden de que se reanude la fabricación de armamento nuclear, ya que según él, no pueden darse el lujo de estar con la guardia baja nunca más, así que de entrada, en nombre de la justicia que representan, suspenden los acuerdos sobre armas nucleares que tenía Estados Unidos con otros países.

Nadie puede cuestionar lo nefasto que es el terrorismo, pero me pregunto ¿No es también terrorismo el bombardear inmisericordemente un país durante largos periodos sin hacer distinción entre los objetivos terroristas y la población civil?  ¡Ah, perdón!  Se me olvidaba que eso ya lo contestó el Secretario de la Defensa norteamericana ante esta cuestión diciendo que si hay civiles en donde bombardean sus aviones es porque también apoyan a los terroristas.

Hoy George W. Bush retoma su heroico discurso, reiterando el compromiso de vengar a las víctimas de los atentados del 11 de septiembre pasado (al menos ya le llamó a las cosas por su nombre, porque la justicia no es sinónimo de venganza) y manifestando su preocupación porque los países ya mencionados anteriormente poseen armas de destrucción masiva que usarían sin remordimiento alguno.  ¡Pero si Tiburcio!  La mordida debe haber estado grave, pero ahí no para la cosa.  Dijo que los hombres que no tienen respeto a la vida no deben controlar los últimos instrumentos de la muerte (y sigue el burro...), que están tratando de reagruparse “pero los detendremos”.  Tengo que parar porque estoy a punto del llanto ante este heroico compromiso.

Pues bien, está claro que el terrorismo es un mal que debe ser erradicado, sin embargo, entre las acciones de Bin Laden, Sadam Hussein y George W. Bush no veo mucha diferencia (y si alguien la ve, explíquenmela), al contrario, los ataques norteamericanos son tan reprobables como cualquiera ejecutado por los líderes del medio oriente.  El discurso de Bush es cada día más enfermizo, convencido hasta la saciedad de que su obligación es liberar al mundo de los países opresores (digo, si quieren alguien que los oprima, ahí está E.U.) y reactivando de paso la industria bélica de los norteamericanos, que los últimos años había estado muy desperdiciada.

En el fondo, veo un motivo natural para las acciones de Bush.  Su padre era otro personaje obsesionado por el tema de la guerra y fue esa obsesión lo que contribuyó en gran parte a degradar su imagen e impedirle llegar a un segundo periodo como presidente.  El medio oriente rompió indirectamente la continuidad del gobierno de George Bus, así que ahora su júnior va por la revancha y que mejor que tratar de derrotar al enemigo que venció al padre.  Una lucha con una justificación muy valida pero no real, sino que sirve para encubrir el verdadero motivo que el mismo júnior reconoció por fin: Venganza, una venganza muy personal y que en ningún diccionario encuentro como sinónimo de justicia.

OTROS...

1) Otra mancha al tigre.  Leonel Godoy oculto el robo de 160 armas durante su gestión como Secretario de Seguridad Publica para no quemar su imagen y la del peje de gobierno.  Como si lo que realizó durante su corta gestión y su irresponsable renuncia no fuesen motivo suficiente para que los capitalinos agradezcan que el hombre se mudó a Michoacán, en donde los ciudadanos sin deberla ni temerla tendrán que soportar su eficiencia en el trabajo.

2) Colosio debe estar revolcándose en su tumba.  Como si no fuera suficiente que su nombre sea utilizado como bandera de cualquier hijo de vecina, ahora es Roberto Madrazo quien piensa explotar la memoria del difunto político sonorense.

Pero este es solo mi muy particular punto de vista.