La ley como última opción.
¡Que puedo decir! Nuevamente el peje de gobierno ocupa nuestras líneas, nuevamente da la nota, nuevamente se puso a decir barbaridades y nuevamente me asombra con sus opiniones que al parecer las dice en serio. No soy un obseso con este tema, no tengo nada en contra de él o su partido, pero es imposible ignorar sus dichos y hechos y además no preocuparse por un individuo como él, obstinado, cerrado, populista y con un doble discurso que espanta por su ignorancia o desfachatez.
Este fin de semana Andrés Manuel López Obrador realizó comentarios acerca de diversos temas. Comenzó con el asunto del segundo piso de Viaducto y Periférico, obra que según él nunca pensó en posponer, que estuvo muy bien planeada y diseñada (primer ¡!), que pretende que se realice ahora un plebiscito – de la forma como lo marca la Ley de Participación ciudadana – “para que la ciudadanía decida si quiere que esta obra se lleve a cabo o no” (segundo ¡!), que en su opinión nunca ha habido necesidad del plebiscito a realizarse, porque “la encuesta realizada a principios de año era suficiente para mostrar que la población apoyaba este proyecto” (tercer ¡!), pero “si no quisieron la consulta, vamos a lo legal (cuarto y enorme ¡!), terminado el tema con la sugerencia de que el Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) podría solicitar “ayuda a la ciudadanía” para disminuir el costo de este plebiscito – estimado en 100 millones de pesos – aunque, afirmó, el reunir esta cantidad no debe ser problema para el IEDF, porque con un “plan de austeridad podría obtener los recursos” (último ¡!).
Pues el Licenciado López Obrador es la única persona que al parecer nunca se dio cuenta de que la planeación y proyección de la obra en cuestión era pésima – remítase el lector al archivo de esta página para más información -. En su populismo, el peje quiere que la ciudadanía decida si quiere la obra o no, entonces me pregunto ¿Para que está el gobierno capitalino? ¿Su labor no debería ser gobernar y el gobernar no implica tomar decisiones? Los ciudadanos no son arquitectos - al menos no todos –, no sabemos la complejidad de la obra y beneficios que generará, no tenemos la información que el gobierno debe tener acerca de las vialidades y los problemas que por zona se generan, que en resumen, no sabemos si la obra es necesaria e indispensable o no; explíqueme otra cosa…si a la ciudadanía se nos ocurre que queremos una pirámide egipcia con una base del tamaño de la plancha del Zócalo, de acuerdo con sus declaraciones, debo suponer que usted la va a construir. Conforme con su opinión, la consulta telefónica que su administración llevó a cabo – sin metodología y que no representaba ni al 1% de la población del DF – era suficiente para mostrar que la gente quería la obra – o sea que en el DF 50 mil personas pueden decidir el destino de 20 millones -, pero como esta generó inconformidades - no porque fuese un ejercicio populista y mal hecho para quedar bien con el populacho – ahora va a proceder conforme a la ley, o sea que usted primero hace las cosas como se le ocurren sin importarle si es legal o no, total, si salen por ahí personas que critican sus métodos, entonces si, a consultar la ley; pensándolo bien no sé para que toco este punto, si con lo del SUVA quedó demostrado que la ley se la pasa por el arco del triunfo. En cuanto a su solicitud para que la población apoye económicamente el plebiscito o que el IEDF realice “un plan de austeridad” para disminuir para el costo del ejercicio, dígame ¿Porqué no lo absorbe usted con sus maravillosos ahorros que ha generado en su administración? ¿Porqué los ciudadanos deben pagar un las consecuencias de una mala planeación, mas bien de un error de su gobierno? Oiga, Licenciado ¿No son 100 millones de pesos los que le pagó a la empresa que realizó el presupuesto de la obra que a la postre fue la causa del problema al calcular los precios muy por debajo de los costos reales?
Como que ya va siendo tiempo de que se ponga a trabajar en serio, Licenciado, que se de cuenta de que no está en la provincia, que esta en una gran metrópoli con problemas reales y complejos que no desaparecen porque acuse de “campaña en su contra” a todo aquel que exhiba su incapacidad para la solución de problemas, que un gobernante trabaja para toda la población, no solo para los pobres, que el buen gobierno se hace con hechos palpables y perdurables, no con espejismos que tapan el ojo de momento y que a la larga dejan a los problemas al mismo nivel o peor de cómo los encontraron. Usted preguntó el domingo (ayer para el lector) que en donde estaban los cambios que el Presidente Fox prometió en campaña en materia de obras, desarrollo y economía; pues me parece que en el mismo lugar donde están los cambios que usted prometió en materia de seguridad, de mejoras en transporte y servicios así como de igualdad en la impartición de justicia (nada mas recuerde los casos del “cochinito” de Rosario Robles y del “fabricante de culpables” Samuel del Villar, donde los inculpados resultaron ser blancas palomas desde antes de considerar siquiera iniciar proceso). Para terminar y ya que hablamos de Rosario Robles, declaró que Luis de la Barreda, presidente del ICESI, organización que presentó el estudió sobre inseguridad que molestó al peje, siempre ha tenido aversión al PRD y por eso los “golpea políticamente”, además de que el trabajo de los gobiernos perredístas en la capital han generado una disminución en las quejas y denuncias del 40% (otro ¡!). ¿Usted, ciudadano capitalino, ha sentido esta disminución? ¿Se siente más seguro? Robles seguramente no sabe que la disminución de denuncias no siempre representa una mejora en el campo correspondiente, sino que también puede ser una muestra de la falta de confianza en las autoridades por su probada incapacidad – “¡Para que denuncio si no hacen nada!” -, pero Obrador y Robles son felices en su pequeño reino y como ellos viven en el castillo creen que fuera de este se vive igual. Pobre DF y también pobre PRD, que seguro no todos son iguales.
OTRO…
Se prende un foco rojo importante al hacerse público el pleito entre Francisco Gil y Francisco Barrio, un problema de gabinete que envía malas señales hacia todos lados; esperen no solo un jalón de orejas, sino un cambio en el corto plazo que sirva de ejemplo para evitar estas escenitas.
Lo anterior, como siempre, es mi punto de vista.