La Visión de Hoy

¡En eso quedo todo!

Fidel Castro decide, de manera muy sutil, terminar su conflicto con México, originado por el ya famoso incidente de Monterrey.  Como si se tratase de una novela finamente escrita - ¿y no lo fue? -, Castro se niega a hablar de los detalles ocurridos en nuestro país durante la Cumbre mencionada, manteniendo su posición que en una columna anterior llame “de perdonavidas”, como si de verdad ya no quisiera hacer el lío más grande y su intención fuese realmente la de aceptar un borrón y cuenta nueva, pero la verdad es que tan grande hizo su enredo, que terminó enmarañado en él y no tuvo mejor opción que arrojar la toalla.

Desgraciadamente para Fidel y sus seguidores, lo ocurrido estas últimas semanas permitió que gran parte de los pro-cubanos mexicanos se dieran cuenta de que las cosas en aquel país están llegando a puntos críticos.  La forma tan escandalosa en la que Castro se retiró del evento, los comentarios posteriores y, por último, las pruebas que se les cruzaron evidenciaron la mentalidad de ese régimen.  La simple intención de tratar de engañar al mundo con las fotos del ahora canciller mexicano en un campo de tiro de La Habana para ofrecerlas como prueba de un supuesto entrenamiento militar fue demasiado inocente, lo que además se coronó con una excelente entrevista radiofónica con un alto directivo del periódico vocero del partido comunista cubano y del gobierno de Castro, Granma, en la que el tipo terminó turbándose y contradiciéndose tanto que el siguiente paso tuvo que ser el detener todo el barullo, antes de que el asunto tomara dimensiones desproporcionadas y en su contra totalmente.

Lo que me parece deprimente en muchos aspectos es la actitud de los diputados y senadores mexicanos.  La palabra de Fidel nunca fue puesta en duda por ellos, así como tampoco dudaron un segundo en lanzarse contra el canciller mexicano con toda la furia que e ellos emanaba.  No les importó que el gobierno cubano no respaldara sus dichos con prueba alguna y que el gobierno de México presentara diversas evidencias que sí fueron corroboradas por varios medios de comunicación.  Aquí es donde yo me pregunto hasta cuando se nos quitará el malinchísmo.

Me refiero a que los mexicanos tenemos tendencia a regocijarnos con el dolor del compatriota, con envidiar al ganador y alabar al extranjero.  No puedo imaginar al congreso de algún otro país tomando la posición que se tomó aquí.  En la gran mayoría de los países se hubiese exigido una investigación, se consideraría inclusive ofensivo el comportamiento del gobierno cubano y se cerrarían filas en torno al gobierno local, y lo digo porque desde el principio todo apuntaba a un engaño.  ¡Pero no!  Nuestro legisladores y representantes se desgarraron las vestiduras y dieron una muestra de porque seguimos atrasados, simplemente porque no hay unidad, solidaridad o como quieran llamarle.

Los señores legisladores han solicitado la comparecencia del canciller – la bancada perredista hasta quería que compareciera el embajador en Cuba, aunque esta solicitud no este dentro de sus facultades, pero ya saben, los pobres no conocen todas sus atribuciones – así que preparémonos para otro show en el que la tribuna se convertirá en el escenario idóneo para que aquellos que cuenten con dotes dramáticos – o crean contar con ellos – pasen a exhibir su indignación y su posición de salvadores de la democracia, pero también espero que estos días de descanso les hayan servido para informarse y descubrir que tomaron la posición equivocada.

Ojala en el futuro se apoye a los de casa, sobre todo si los visitantes están queriéndose burlar de nosotros, como si de su propio pueblo se tratase, pero no, aquí si sabemos que hay un mundo y lo que pasa en él, no nos vienen a platicar los gobernantes una realidad ficticia que solo a ellos conviene.  Por cierto, en la comparecencia, le voy a Castañeda.

Ese es mi punto de vista.