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La calle-Luis González de Alba
¿Por qué produce terror?
Publicada el 25 de abril de 2005
No soy un hombre rico que
ve peligrar su injusta fortuna. No gano nada con escribir contra Andrés
Manuel López Obrador porque son los medios que hablan a favor de quienes
reciben la mayor parte del presupuesto del GDF destinado a publicidad. (Ya
lo dijo otro López, López Portillo: “No pago para que me peguen” y le cortó
la publicidad oficial a quienes señalaban los errores de su gobierno.) ¿Por
qué, entonces, insisto en señalar que López Obrador es un abismo? Porque es
el tipo de hombre que me produce escalofrío y terror. Va un listado:
1. Tiene en su equipo de campaña a los más importantes salinistas del
sexenio de Carlos Salinas: Manuel Camacho, Socorro Díaz, Marcelo Ebrard.
¿Soy antisalinista? No. Soy uno de los pocos que reconocen públicamente el
éxito de un Presidente que por algo terminó su sexenio con los más altos
índices de popularidad. Pero me da náusea la hipocresía de un antisalinismo
hasta la caricatura (El Innombrable) en los discursos y el salinismo real en
la elección de equipo. Esos detalles, esa “gelatina moral” no sólo me es
repulsiva: me da miedo. Quien puede caer en semejante contradicción y seguir
tan campante es un abismo.
2. Porque era pública la ayuda de Manuel Camacho cada que López perdía
elecciones en Tabasco y llevaba al zócalo camiones llenos cuya factura ni él
ni el PRD pagaban. Que un perredista busque y acepte ayuda del regente
puesto por Salinas, a quien llamaban “el asesino de perredistas”, da náusea.
3. Porque, como dijeron Pablo Gómez y Demetrio Sodi cuando competían contra
López por la candidatura perredista a la Ciudad de México: si pudo cubrir el
requisito legal de residencia en Tabasco para contender por la gubernatura,
es obvio (palabra predilecta de Pablo cuando era mi compañero de celda), es
ob-vi-o que no lo puede cumplir en el DF: dice Aristóteles que no podemos
estar en dos partes al mismo tiempo. ¿Cómo derrotó López Obrador a Pablo y a
Sodi? Con un arreglo sucio con el PRI, arreglo propiciado por el entonces
presidente Zedillo, quien detuvo las impugnaciones priistas. O sea: le debe
la candidatura y la jefatura de Gobierno a Ernesto Zedillo (y al buen
trabajo de Cárdenas y de Rosario Robles en ese puesto: los mismos a quienes
ahora persigue).
4. Porque creo en el amparo como el último recurso del ciudadano y López se
siente autorizado a decidir cuáles amparos son justos y cuáles injustos. No
es sólo el ahora famoso caso de El Encino, sino el Paraje San Juan, Eumex y
más de dos docenas, entre ellos, los amparos de trabajadores del GDF,
despedidos sin justificación (o al menos así lo dictó el juez que les
concedió el amparo contra el despido). Entre la patronal y los trabajadores,
toda mi vida me he inclinado a dar razón a los trabajadores (en ocasiones
equivocadamente, porque puede el patrón estar en lo justo). Pero es mi falla
de origen.
5. Porque en el caso del amparo a El Encino, la PGR actuó contra siete
niveles de Gobierno del DF, siete cabezas, de las cuales seis respondieron
“yo no fui”, “yo no violé el amparo”, con lo cual desprotegieron a su jefe,
y sólo el jefe de Gobierno, López, dio un paso al frente y dijo, por
escrito, con su firma, cuatro veces: “Yo sí fui”. “Con el debido respeto,
señor juez, pero no puedo cumplir lo que me pide”. Está escrito, está
publicado, no está negado. Se llama “confesión de parte.” Porque el calibre
de sus mentiras puede ser sublime: “Me encarcelan por abrir una calle para
un hospital...”. No por eso, sino por robar un terreno a un ciudadano con el
fin de abrir acceso al hospital más caro de México.
6. La honestidad de una autoridad que declara secretos por diez años los
precios, compradores y proveedores de una obra mayor, como sus inútiles
segundos pisos, resulta más que sospechosa. Tampoco la nómina de pago a los
viejitos está disponible, ni lo estará. ¿A dónde va el dinero de los
ancianos que no cobran? Misterio. Y señalarlo es “ir contra nuestro proyecto
de nación”. ¡Pero por supuesto! ¡No quiero volver a aquellos tiempos! ¿Otra
vez “callar y obedecer”? Pues no, yo no. Otros muchos sí.
7. Cuando su secretario de Finanzas, Gustavo Ponce, fue televisado mientras
jugaba en Las Vegas y se conoció que viajaba cada tres semanas a esa ciudad,
se hospedaba en el hotel Bellaggio, uno de los más caros del mundo, dejaba
propinas de mil dólares, etcétera, López Obrador le avisó de su detención
comprometiéndose a tenerlo a la mañana siguiente para explicar lo
inexplicable. Mientras López pedía a la prensa cautela y “no lincharlo antes
de oírlo”, Ponce quemaba papeles comprometedores y borraba el disco duro de
su computadora.
8. La insidia de López alcanzó sus mayores alturas cuando declaró que “temía
por la vida” del desaparecido Ponce, cuando nadie podía tener más interés
que el propio López en que callara para siempre. Y lo sigue teniendo.
9. Ponce fue finalmente detenido... en territorio del PRD, escondido en casa
de perredistas. No lo detuvo la policía de López, sino la PGR. Eso prueba
que no pudo López desconocer el paradero de su ex secretario de Finanzas,
así que la velada insinuación de que la PGR podría haberlo asesinado es de
una vileza digna de Ricardo III (drama de Shakespeare, para los de pase
automático).
10. Tampoco se ha deslindado de su ex secretario particular y pastor de la
Asamblea, René Bejarano, donde le hizo el trabajo sucio de impedir que se
integrara una verdadera Comisión de Transparencia. Respondió a los
reporteros madrugadores: “¿Quieren mayor transparencia que esta información
diaria?”. O sea: él es su propio aval de transparencia. Bejarano le armó un
organismo donde están representados todos los jefes de departamento que
deberían ser vigilados... más dos consejeras continuamente acosadas y
amedrentadas: los métodos de todas las dictaduras.
11. Porque, como en todas las dictaduras, ya soltó a sus perros: abundan las
llamadas amenazantes a teléfonos, no sólo del “enemigo”, sino de sus
familiares. El trabajo sucio lo hacían para Mussolini los “camisas negras”.
López tiene a sus Panchos Villas y las huestes de ambulantes capitaneadas
por Padierna y heredadas de lo peor, lo más siniestro que tuvo el PRI. Por
eso, no porque diga estar con los pobres (salvo cuando se le rebelan), no
porque sus ideas sean de una pobreza asombrosa, no porque proponga el
esquema del echeverrismo como “nuevo proyecto de nación” y ni siquiera
recuerde que ya se ensayó. Por eso es aterrador y por lo que dijo otro
perredista en TV, Ricardo Pascoe: si llega... no se va. Un título de Bergman
es inmejorable: El huevo de la serpiente. Ante eso estamos. En incubar el
huevo de la serpiente, tuvieron papel de primer orden los intelectuales
italianos y alemanes.
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