Esto es verdad

RELATOS SENCILLOS DE LA VIDA COTIDIANA

 

 

Estoy muy molesta y perdonen que inicie con esta expresión, pero la verdad hay gente tan cara dura que es imposible no sentir esta rabia. ¡Y ahora! ¿A esta que le pasa?, dirán ustedes; pues nada, que cuando eres una persona que te gusta trabajar y hacer las cosas bien, con profesionalismo sea cual sea tu actividad, es indignante ver como hay gente que recibe más por su servilismo que por su inteligencia o ganas de trabajar, y de esto hay en todos lados o dígame si no es cierto.  Seguramente usted tiene una experiencia parecida o con el solo hecho de voltear a ver a sus compañeritos de trabajo puede identificar fácilmente al que no hace absolutamente nada y que se pasa hablando por teléfono con toda la familia y los hijos para checar si ya llegaron de la escuela e hicieron la tarea o si ya comieron o plática hasta con los intendentes para perder el tiempo y también aprovecha cualquier pretexto para ir al baño, a comprar el refresco o la torta, ¡porque ya hace hambre! mientras usted dale que dale con la máquina, la computadora o la gráfica que urge para ayer o sacando  las bonchemil fotocopias que hay que darle al jefe.

¿Y sabe qué es lo peor?  Que estos “empleados” se ufanan de lo bien que trabajan y de cómo tienen organizado su trabajo y su vida y de lo perdido que estaría su jefe sin su ayuda porque además adolecen del Síndrome de Yoyismo: “yo soy muy profesional, cuando estudié en la facultad yo fui de los(as) que tenía  mejores calificaciones, yo era el(la) más popular y ahora yo soy el(la) que tiene el mejor matrimonio, yo llevo a mis hijos a las mejores escuelas, yo los educo mejor que nadie yo les compro ropa de marca, yo soy un extraordinario esposo(a) y por ende tengo el mejor esposo(a) y un largo  bla, bla, bla”. “Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces” dice el conocido refrán, y para colmo todos sabemos que su vida no es tan color de rosa y que en su trabajo solo se la pasan chateando o jugando solitario esperando la hora de salida y añorando la quincena para recibir una compensación, ¡Ah! porque lo peor de lo peor es cuando dicen: “hay que poquito gano, voy a pedir un aumento o una compensación porque ya no me alcanza y eso de trabajar como burro por este mísero sueldo pues no, no va conmigo, yo hago hasta donde puedo y cumplo con mi horario ni un minuto más ni un minuto menos, porqué si estos hacen como que me pagan pues yo hago como que trabajo”  ¿No se le revuelve el estómago cada que escucha ese refrancito?  Lo malo es que ellos mismos creen que si trabajan y que son indispensables e insustituibles, ponderando siempre los conocimientos que tienen de su empresa y dando su opinión para que todo funcione mejor.  Mencionan las políticas que los rigen de memoria, pero solo así, de memoria como pericos, porque no entienden ni jota de lo que están hablando, el chiste es que el jefe vea que se los sabe aunque no los ponga en práctica para nada. 

 Lo terrible del asunto es que son personas que casi siempre logran su objetivo y eso hay que reconocerlo. ¿Cómo?  Pues ya lo dije al principio, con servilismo, barberías y a veces hasta con intrigas, por ejemplo:   ¿Le suena conocido esto?  El señor Y se la pasa en su escritorio haciendo su trabajo como siempre, puntual y bien hecho, no se mete con nadie y   si no lo estima su jefe por lo menos le tiene respeto, porque además de que nunca falta lleva todo en orden, pero llega una persona nueva, el Lic. X. y su mayor mérito, además de venir  muy bien recomendado por la esposa del funcionario Z, es que le encanta la pachanga e invita al jefe el fin de semana a su casa a una parrillada “en su honor” y además se puede ir los viernes de jarra por lo que puede acompañar al jefe sin ninguna bronca, eso sí, de tabajo sabe poco o nada. ¿Quién cree que recibirá aumento, nombramiento o compensación?  ¡Claro, el señor Y por supuesto que no!  ¡Total!  El cumple y por eso le pagan, ¿o no?

 ¿Ven porqué me enojo?  Eso es el pan nuestro de cada día y difícilmente podemos cambiarlo, porque si acusamos al flojo somos malos compañeros, si se lo decimos en su cara somos unos pelados resentidos porque a nosotros no nos saluda el jefe y a ellos si y a veces no nos queda mas que aguantarnos y ver como esta gente comodina tiene cada vez más ventajas, porque un saludo de besito a veces logra más que un oficio bien hecho y bien redactado, incluso una cerradita de ojos les puede redituar a estas personas el otorgamiento de una jugosa compensación y si además va aderezada con una minifalda pues mejor ni le digo todo lo que se logra.

 Como podrá ver,  si usted no es un barbero lambiscón, tiene un físico envidiable o por lo menos una coquetería por encima de su intelecto, tendrá que trabajar muy, pero muy duro para que algún día la revolución le haga justicia.  No digo que no haya gente que su trabajo este bien remunerado y vaya acorde con sus esfuerzos, pero, ¿podría usted contar cuantos son?  No creo que sea necesario que utilice las dos manos.  ¡Triste! ¿Verdad?  Pero real.

IRMA SUSANA

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