RELATOS SENCILLOS DE LA VIDA COTIDIANA
¡Hola! ¿Como están después de estas vacaciones forzadas que tuvimos con nuestra anfitrión en Internet? Ahora nosotros reanudamos con la esperanza de tener cada día más y más lectores, así que por favor, si te gusta nuestra página, recomiéndanos con tus amigos.
Como les decía, vamos a iniciar pero no con muy buenas noticias, porque si hay algo que me entristece es “la contaminación”. Y es que en este mundo que nos han legado nuestros ancestros es un mundo al que no solo le hemos contaminado el ambiente, sino los corazones y el proceder de la humanidad y esto es tan cierto como que vemos las noticias y nos enteramos de que por enésima vez hubo un levantamiento en Medio Oriente y que la guerrilla en Sudamérica cobró no sé cuantas víctimas, que los grupos subversivos en los países del primer mundo pusieron bombas en un supermercado o en una escuela matando hombres, mujeres, ancianos y niños, que los inconformes de todo andan obstruyendo cosas aquí y allá, asesinatos, robos, raptos y un largo etcétera. Pero en todas estas terribles cosas el hombre se la cobra al hombre, lo que ha ocasionado que ahora la naturaleza nos haya empezado a cobrar la cuota del daño que le hemos hecho todos estos milenios. ¿Cómo? Pues con tifones en donde nunca antes había uno, huracanes mas fuertes de lo acostumbrado, terremotos de más de 5 grados Ritcher, inundaciones como las que están sufriendo en Europa justo en estos momentos - me pregunto como andarán en Venecia -, nevadas donde nunca se vio nieve, terribles sequías donde antes había agua en abundancia y ahora hasta con un meteorito que amenaza con hacernos exactamente lo mismo que a los grandes dinosaurios.
Así de mal están las cosas y con mucha tristeza nos damos cuenta que no pasan muchas semanas sin que nos enteremos de algún pronunciamiento, denuncia o planteamiento de solución al tema de los cambios climáticos que nadie atendemos jamás, lo leemos de pasadita y a veces ni entendemos lo que dice. Una de las explicaciones que más nos dan los científicos es la modificación de la órbita de la Tierra alrededor del Sol y el factor humano. que es el que más ha repercutido en el clima y en el incremento de emisiones de algunos gases que causan el ya tan conocido efecto invernadero natural del planeta.
¿Alguna vez escuchaste algo como el Protocolo de Kioto? Pues resulta que las grandes potencias - secundadas por otras naciones - hicieron compromisos para reducir drásticamente las emisiones de gases consideradas dañinas producidas por las insdustrias y esta disminución se agrupó de la siguiente manera: En el área de la energía 27%, consumo doméstico 22%; industria 21%; transporte 20% y agricultura, 10%; por desgracia las grandes potencias lo son por las grandes industrias y lo peor del asunto es que todo esto es necesario para la vida moderna, así que el panorama no se ve apto como para esperar un gran cambio.
No debemos creer que estas grandes industrias hagan algo para dejar de recibir ganancias económicas sin importar el costo, aunque los pobres ecologistas hagan hasta lo imposible para denunciar y hacerlos entrar en razón sin mucho éxito. El premio Nóbel de Química, el mexicano Mario Molina, dijo que todo esto se solucionaría si se “controlara la calidad del aire, siempre tomando en cuenta aspectos sociales y económicos”.
El ozono y las partículas suspendidas de hollín son las principales causas del problema de la contaminación, por cierto ¿Ya leyó de la nube marrón que está matando tanta gente en la India? ¿Cuánto tiempo pasará para que esta nube viaje y llegue con nosotros? O lo que es peor ¿Cuando tendremos nuestra propia nube de contaminación asesina? Sí, ya se que ya existe la nata café sobre el Distrito Federal y algunas de las principales ciudades de la República Mexicana, pero esa es pecata minuta ante la que se generó en Oriente y por desgracia cada vez es más evidente que es imposible prescindir de los generadores de estas emisiones, “so pena de regresar a la vida premoderna”, pero debemos cobrar conciencia que de seguir así, es factible que retornemos a esa vida como resultado de nuestra intransigencia.
A nosotros ya nos ha tocado vivir en un mundo difícil y caótico. ¿Qué les espera a las nuevas generaciones? Y no nos engañemos con nuevas generaciones muy pero muy futuras, me refiero a nuestros hijos, porque nuestros nietos quién sabe si nazcan.
Hace poco, en mi penúltimo artículo, expuse ante ustedes un cuentito de la lluvia ácida y como lastimaba a la naturaleza; pensemos que no tardará mucho en que suenen las alarmas para anunciarnos que debemos protegernos de inmediato, no de un temblor o un ataque aéreo, sino de “la caída de la lluvia” para que corramos a guarecernos de verdaderas quemaduras en la piel. Recuerdo que cuando era pequeña y empezaba a llover, mi abuela me decía que corriera a mojar mi cabello con esa lluvia para que me lo dejara sedoso y brillante y de verdad así sucedía; ahora tu dime. ¿Que te pasa cuando te ensopas con la lluvia? ¿Cómo te queda el cabello?
Todos podemos hacer algo, hagámoslo, por nuestro bien.
IRMA SUSANA
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