¿Y sabe qué?, cuando estos miedos nos empiezan  a atacar, lo primero que hacemos es desesperarnos,  nos da por andar llorando  por los rincones y  sufrimos como locas con esta terrible realidad,  lo segundo es  buscar una solución inmediata,  ¿cómo?.  Veamos…, es muy válido que si se tienen los recursos suficientes pueda uno recurrir a los truquitos de belleza para espantar a la temible…,  “¡sejuela!”  si ya sabe…,  “se-jue-la juventud”,  si usted tiene mucho dinero y  puede recurrir a una buena cirugía plástica o a una agresiva liposucción, ¡la felicito!,  y si además  se puede usted pagar unas extensiones de cabello a lo Naomi Cambells que aca entre nosotras son muy caras, pero que se ven fabulosas pues ¡que afortunada!, pero  si no se tienen tantos recursos para este tipo de artilugios, a veces ayuda un buen corte, un buen tinte con rayitos,  algo de botox o algunos peelings, que resultan muy efectivos y nos pueden levantan el ánimo, y si además podemos compramos ese vestido carísimo y de marca que nos hace ver una talla más delgada, pues que mejor. Bueno hay algunas que hasta se conforman con los chats de línea caliente, así no gastan, ¡total!, nadie las esta viendo y se sienten bien cuando les dicen lo que ellas quieren oír.

 

Pero,  lo triste es que esto no funciona cuando el peso de los años los llevamos cargando  por dentro, ¡sí, así es!,  de nada sirven todos estos arreglos, afeites y engaños  si no somos también de mentalidad positiva.   Si hacemos todo lo anterior, pero nuestro ego es tan pobre como para lamentar siempre el: ¿porque ya no me voltean a ver? a pesar del cambio de look y de la ropa nueva, ¿porqué diablos no llamamos la atención de aquella persona que nos interesa tanto, aunque hemos utilizado miles de trucos para a atraerlo?,  pues  lo que sucede es que simplemente llevamos la edad por dentro y nos pesa como plomo. Y esto no sería tan malo si uno supiera aceptar la realidad. Pero,  si es todo lo contrario, pasa lo que a continuación le platico:

 

A mi me causa decepción  ver a mujeres maduras, atractivas, con esa belleza serena que dan los años, comportándose como chamaquitas alocadas, tratando de usar ropa y accesorios que ya no van con la edad y  queriendo ser demasiado modernas, ¿verdad que a veces exageramos?, no me malinterprete por favor,  con esto no quiero decir que una mujer madura no pueda vestirse de manera juvenil, atractiva y agradable a la vista de los demás, pero  eso de ponerse blusas ombligeras enseñando la lonjita, o escotes profundos para mostrar unas bubis ya no tan firmes, pantalones tan apretados que se marca hasta la cicatriz de la cesárea, minifaldas exageradas que ya no nos favorecen para nada, blusas tan transparentes que lo que más llama la atención es el  bra, brillos en el cuerpo y en el cabello tan notorios que parece que venimos de una fiesta de disfraces, y cosas que se ven bien en chavitas,  pero que en mujeres de cierta edad ya se ven francamente  ridículas.  

 

Pues esto viene a colación porque tal vez ustedes recuerdan que ya les he contado en esta sección que somos un grupo de mujeres que nos reunimos cada determinado tiempo ¿verdad?, pues dentro de este grupo de amigas tengo una  muy querida para mí y  que esta pasando un proceso muy difícil “para ella”  y es, aceptar que ya no es una jovencita, aceptar que ya no es motivo de atracción permanente del sexo opuesto, que ya no la chulean a cada momento, que ya no levanta tanta presión  como lo hacía unos pocos años antes y que la “sejuela” la esta alcanzando como nos sucede a todo el mundo,  y cometió la mayoría de las cosas que le describo arriba, ropa demasiado llamativa, cortes de pelo, tintes, etc., etc.,  y para colmo  ¿adivine que?, su mejor solución fue  buscarse un amante, únicamente  para demostrarnos y convencerse a ella misma  que a pesar de haber rebasado los 40 años podía conquistar a alguien,  aunque ese alguien fuera un perfecto patán.  Primero se dedicó  a corretear a cuanto hombre se le ponía enfrente, joven, viejo, guapo, feo, todos y digo todos, eran buen candidato con tal de sentirse “admirada”,  por desgracia con  esta práctica tan poco ortodoxa  se llevó unas decepciones y unos cortones terribles.   Cuando yo hablaba con ella para tratar de hacerla entender,  siempre se justifica con palabras como: “es que soy muy romántica”, “me hace falta la palabra amable, el cariño, quiero sentirme amada otra vez”, “no es posible que ya no exista nadie que me diga, ¡te quiero! o ¡te deseo!”, y muchas frasecitas como esa,  y de verdad que la entendía pues la mayoría hemos pasado por estas etapas de ¡buuuuááááá, ¡snif!, ¡snif!, ya nadie me quiere!,  y es que…, estará usted de acuerdo que aunque uno tenga pareja, la costumbre hace estragos en las relaciones, tal vez nuestro mayor problema es que esperamos muchos detalles de nuestra media naranja, aunque a veces nosotras no seamos para nada recíprocas, creemos que lo merecemos todo solo por hecho de existir, ¡recuerde!, para recibir hay que dar.

 

Pero volviendo al tema que nos ocupa, cuando nuestra querida amiga por fin se  involucró con esta persona, todas las demás pusimos el grito en el cielo,  le dijimos que no lo hiciera, que este señor solo iba a abusar de ella física, económica y moralmente, que se iba a aprovechar de  su necesidad de afecto,  en fin le dimos mil razones pero ya sabe usted el viejo adagio,  “uno nunca experimenta en cabeza ajena” y así de mal le fue a la pobre,  incluso tuvo una seria dificultad con otra amiga de nuestro grupo y en lo más álgido de la discusión, la que aconsejaba a la romántica mujer, enojada por su terquedad le dijo cosas terribles como:  “eres patética”,  “tienes un esposo en casa, tienes hijas y andas buscando amor de alguien que no te lo va a dar nunca, solo por querer demostrar algo que es falso  y  tratas de convencerte a ti misma  que eres capas de tener un amante, ¿pero sabes que?...,  todo es mentira…, ni te aman, ni te quieren ni te respetan. Solo te utilizan y  en tu afán de tener “una dizque pareja”, lo único que haces es  mendigar un cariño que no existe,  y eso mi querida amiga es degradarte ante las demás y lo que es peor te humilla a  ti misma”,  perseguías a todos los hombres posibles sin importarte si tenían compromiso o no, ¡y eso no se vale!,  y lo peor de todo es que al final te quedaste con la peor elección” y prosiguió:  ¿Y sabes qué?, lo pero no es que te busques un amante, el problema es que idealizas a alguien que no tiene para nada las virtudes que tu andas buscando, quieres cambiar a un patán en un príncipe azul y eso no es posible, ubícate amiga, si quieres  un amante, ¡adelante!, pero con todo  lo que implica una relación verdadera, no un cuento de hadas inventado que al final te va a dejar peor de hueca de lo que ya estas.      

 

¡Puaff!, todas nos quedamos heladas, la discusión fue muy difícil y obviamente se crearon dos bandos, las que la defendíamos y tratábamos de entenderla y sobre todo, hacerla entender y las que de plano la crucificaban.   ¿Pero le cuento algo? afortunadamente poco duró esta situación, pues a la siguiente reunión que tuvimos, nuestra amiga regresó desesperada pidiendo ¡auxilio! y  nuestro apoyo,  porque ya no sabía como deshacerse de una relación que la estaba destruyendo, ella se había involucrado demasiado y su “pareja” no pues casi  le rogaba que la quisiera, que le tuviera atenciones y detalles y nada de esto pasaba de forma natural, por fin se dio cuenta de que todo lo que le dijimos era tristemente verdad,  sabía que debía dejar esta situación,  pero al tipejo no le convenía y la chantajeaba con su supuesto amor por ella, ¡claro!, ahora quién le iba a invitar comidas, saliditas, buenos regalos, detalles y a veces hasta cooperarle  para el hotel, (porque en su condición de hombre casado, pues no le alcanzaba nunca el dinero, él hombre tenía prioridades), y el galán le dijo:  ¡pues no!  mi reina,  no te dejo porque te quiero mucho$$$$$$, no puedo vivir sin ti$$$$, etc., etc., puras patrañas,  como se podrá imaginar el hombre la utilizaba muy bien y ella algo tarde ya se había dado perfecta cuenta de su jueguito.

 

Aunque usted no lo crea, las reuniones de mujeres por fortuna  funcionan muy bien la mayoría de las veces, así que  nos pusimos a idear cómo ayudar a la afligida mujer, se pensó en todo, desde que entre todas le pusiéramos una paliza al abusivo tipejo, que  le hiciéramos brujería y  hasta ponerle purgantes en la comida,  ¡no fue difícil la decisión final!,  le sugerimos a nuestra desesperada amiga que le sugiriera  al monito en cuestión que le pidiera  el divorcio a su esposa, que se lo exigiera porque ella quería  vivir con él “para siempre jamás, unidos solo por su amor”, que se iría con él  sin nada, eso sí, solo con el amor que se tenían y que esperaba que fuera suficiente, que ella dejaría todo y que esperaba que él también dejara todo para poder amarse libremente y empezar juntos una nueva vida, etc., etc., y ¿qué cree?..., pues si, el fulano puso pies en polvorosa y terminó diciéndole que “aunque la quería” (¿?) tenían que terminar, que no podía dejar a su esposa enferma, que si sus 4 hijos lo necesitaban, su trabajo, la úlcera,  que bla, bla, bla,  para que los canso con los argumentos que ya todos sabemos.  ¿Como la ve?, ¡si el valiente dura hasta que el cobarde quiere!.   Por fortuna esta aventura no paso a mayores,  y solo quedó como una amarga experiencia para nuestra amiga, nuestro grupo se ha vuelto a reunir, por fortuna nos reímos de lo que pasó  y seguimos ayudándonos mutuamente para soportar el paso de los años y tratar de ubicarnos unas a otras de vez en cuando. ¿Qué le parece?

 

 

Regresar al inicio de la página