- Al ver mi cara de asombro me dijo:

 

No me interrumpas que te voy a contar lo que me pasó con mi novia y es en relación a uno de tus  artículo sobre la comunicación con la pareja, etc., etc., bueno, pues resulta que nos fuimos a una reunioncita y ahí nos tomamos unas cuantas copas, al calor de esto pues nos pusimos un poco querendones  y entre besos, caricias y después de lo que tenía que pasar  empezamos a hablar de nuestras preferencias,  como ya sabes, estamos pensando en casarnos pues yo la quiero muchísimo, así que creí que era un  momento oportuno para saber cosas intimas de ambos  para tener una mutua  satisfacción y en mi afán de complacerla  le pregunté…,  pues “si ella tenía fantasías sexuales” y me dijo que sí, pero que nos lo teníamos que decir ambos.

 

- ¿Y que te dijo, si se puede saber, pregunté?

 

- Permíteme, me dijo, a eso voy:

 

Pues resulta que me pidió una serie de cosas con las que la verdad no comulgo y que me tienen sumamente preocupado, me dijo que quería verme teniendo sexo con otra u otras mujeres, que yo la viera teniendo sexo con otros hombres,  que la viera también teniendo relaciones con una o varias mujeres y lo que es peor, que “yo tuviera sexo con otro hombre”, ¿cómo vez?, eso es verdaderamente imposible, a mi no me gustan los hombres,  amén de algunas otras que no me atrevo ni a repetirlas, lo peor es que yo me vi  muy inocente, pues pedí posiciones, sexo oral, etc., cosas perfectamente  “normales” en lo que cabe, así que,  ¿qué te parece?.  Estoy desconcertado, triste y no sé, yo creo que hasta un poco desilusionado, ¿qué hago?.

 

 

Se pueden suponer que en este punto de la narrativa,  estaba yo totalmente sorprendida y consternada pero traté de ser objetiva y le dije que no se preocupara, había sido solo una charla al calor de las copas y que  eran únicamente fantasías, lo cual no quería decir que  las fuera a realizar, que muchas veces decimos cosas atrevidas que queremos hacer y a la mera hora nos desistimos arrepentidos de lo que dijimos, que hablara con ella en serio y sin copas de por medio y que le dijera que él trataría de satisfacerla totalmente en el aspecto sexual pero que de lo otro, definitivamente no era posible, que incluso le dijera su molestia y que las cosas estarían tan normales como siempre.  Me prometió que lo haría esa misma noche y quedamos de vernos para platicar al día siguiente.  Les confieso que estaba yo muy intrigada y esperé la nueva conversación con mi amigo, se podrán imaginar que llegue yo primero a la cita y hasta tenía el temor de que me dejara plantada, pero no fue así, él llego, un poco tarde pero llegó.

 

- ¡Hola!, como te fue querido Leonardo, le dije,  pero el pobre traía una cara que me mostró claramente que nada bueno había pasado.

 

Pues que quieres que te diga, esto estuvo peor de lo que imagine, traigo una cruda espantosa, física y moral, y es que anoche me puse una borrachera de mi tamaño, resulta que llegue con ella y le dije que necesitábamos hablar, hice todo lo que me dijiste y le pedí que siempre existiera la confianza entre los dos, parece que esto la envalentonó y me dijo que tenía que hacerme una confesión, que nuestra relación no tendría por qué cambiar, que me quería mucho,  pero que era “bisexual”.  Te podrás imaginar la cara que puse, exactamente igual a la que estas poniendo tú, no podía creer lo que escuchaba y mientras ella hablaba y hablaba yo me sentía como flotando sin comprender nada de lo que me intentaba decir.  Me despedí apresuradamente le dije que tenía prisa, que hablaríamos luego y  me fui de ahí,  me metí en una cantina para tratar de pensar en lo que había escuchado y  serenarme, pero  termine tapado de alcohol.

 

- Creo que permanecí como 2 minutos en silencio, ya no sabía que decirle al pobre y no sabía como reaccionaría  pues el problema no era para menos, después de todo  de alguna manera e indirectamente todo había sucedido “por mi causa”, al fin reaccione y le dije:

 

Mira Leonardo, estoy tan sorprendida como tú y  no sé si lo que te diga te sirva de algo, pero la verdad sea dicha, es que pensándolo bien, eres muy afortunado y esto te demuestra que  “la comunicación sirve de verdad”, ¿no lo crees?, me miró con cara de, ¡mira lo que me pasó!,  ¡de que hablas! y hasta pensé, ¡chispas!, creo que se enojó.

 

Sí mira…, permíteme…, déjame que te explique,  si no hubiera sido por ese arranque de sinceridad entre tu y tu novia,  nunca te hubieras atrevido a preguntarle nada,  y ella al ver tu iniciativa también se decidió a decirte “su verdad”, ¿te puedes imaginar que hubiera pasado si esta conversación no hubiera existido nunca?,  y que hubieses descubierto su “secretito” demasiado tarde,  ya casados y con hijos, o  lo que es mucho  peor,  que la hubieras encontrado alguna vez en una situación comprometida con alguna amiga, comadre o vecinita, piensa que terrible si sucediera algo así.   Te aseguro que no lo  tomarías  como lo hiciste en este momento, tal vez una situación así desencadenara una tragedia y algo que lamentarías por el resto de tu vida, sin embargo en este momento no hay nada perdido, ¡de verdad!, sé que te duele, que la decepción es enorme y que no piensas creer más en las mujeres,  pero no hay nada que el tiempo no cure y te aseguro que este dolor pasará, ella vivirá su verdad y tal vez salga del closet cuando quiera hacerlo, mientras tanto tú debes seguir con tu vida y no etiquetar a todas las mujeres, debes seguir con esta práctica, “por este momento nefasta para ti,  de la comunicación”, siendo sincero y pidiendo sinceridad,  preguntando cosas;  pues eso te salvó de una situación que te iba a provocar algo muy mortificante, pero por fortuna,  el haber leído ese artículo y las copitas de más te ayudaron a abrirte y a descubrir algo que resultó terrible, es cierto,  pero a la vez positivo para ti, no te preocupes te aseguro que llegará a ti la persona indicada en el momento justo.

 

- Pero es que yo la amo, a pesar de todo la amo, me dijo.

 

Bueno, pues entonces, si crees ser tan “de mente abierta y moderno” como para soportar una verdad así, ¡adelante!, sigue con ella, a lo mejor en este momento con tanto amor lo vas a soportar, por unos años, pero con el paso del tiempo te aseguro que no va a ser así, y que cualquier cosa va a ser pretexto para reclamarle, incluso aunque ella nunca te dé motivos, ya clavó esa espinita y nunca se saldrá de ahí, pero es tu decisión amigo mío.

 

Nos despedimos y quedó de hablar por teléfono para informarme en qué había terminado este asunto.

 

- Cuando una semana después recibí su llamada, que la verdad yo esperaba con ansia y curiosidad, mi amigo me platicó:  

 

Me fui pensando mucho en lo que me dijiste ese día  y traté de analizar mi  situación, me visualice en el futuro junto a ella,  desmadeje mi amor y comprendí que  aunque la amaba muchísimo, no me creía capaz ni siquiera de llegar a la boda sin imaginarme en no hacerle algún reclamo, pensé que vería en cada una de sus amigas y amigos, porqué no, un rival en potencia y que la verdad no era vida, ni ella lo merecía ni yo.  Hablamos y le dije que lo mejor era terminar la relación, que hablaría con sus padres para darles las gracias y decirles que nuestra amistad seguiría, pues los estimaba de verdad, pero que situaciones irreconciliables no nos permitían seguir viéndonos más, ella me miró con sobresalto, tal vez pensando que yo  les diría a sus padres la  verdadera razón y le dije que no se preocupara, que yo era un caballero y que esa información era únicamente suya,  que cuando se decidiera a salir del closet “como tú me lo dijiste”, entonces también se atrevería a confesarle a sus padres sus preferencias. Nos despedimos cordialmente  y heme aquí, a pesar de lo terrible del asunto un poco más tranquilo y viéndolo todo ya más fríamente, aún duele pero seguiré adelante con mi vida.  Hasta ahora, nadie ha muerto de amor.

 

Hablo también para darte las gracias, te lo digo de veras, si no hubiera sido por ti,  esto nunca me hubiera pasado; les confieso que  me preocupó  sentir algo de sarcasmo  en su  tono de voz y luego agrego:  ¡es broma!, “lo que acá entre nosotros me tranquilizó” y prosiguió: porque a pesar de  todo lo que me sucedió,  seguiré haciendo las cosas como me dijiste, creyendo y confiando.  Seguiré leyendo tus artículos y poniendo algunos en práctica “aunque no todos” ¿eh?,   ¡por que…, la verdad, querida amiga mía…!,  “es muy cierto lo que dices, sí que la comunicación nos sirve de mucho y nos salva de más”. Te mando un gran abrazo y seguimos en “¡comunicación!”,  “click”.

 

 

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