¡El mundo está enfermo!

 

Así como lo oye, y yo quisiera poder hacerle como la genial Mafalda, que envolvía a su globo terráqueo con vendas y amorosa lo cuidaba y ponía un semblante gracioso y preocupado, cuidándolo de cerca para que se repusiera de su gravedad. En otra viñeta aparecía su intrigado y burlón padre que le preguntaba: ¿de qué esta enfermo el mundo Mafalda?, y ella le contestaba con ese característico humor cáustico: “¿no lo vez? tiene un comunismo que vuela”. Yo también estoy segura que nuestro mundo esta gravísimo y a punto de fenecer y no solo de comunismo que sería lo menos grave, el pobre padece de todos los males y enfermedades que aquejan a la humanidad y que no todos nos podemos imaginar. Si no veamos y usted me dirá si me equivoco.

Calenturas...; de cuántos bosques quemados, explosiones de bombas a cual más sofisticadas y que calientan por dentro la tierra no nos hemos enterado, eso independientemente del sobrecalentamiento, que provoca efectos tan raros como “el niño y la niña”.


Enfriamientos y calosfríos..., ondas gélidas provocadas por el mismo calentamiento, erosiones y desprendimiento de témpanos que bajan de los polos y se instalan en las playas, provocando fríos en donde antes nunca se sintieron, lluvias y nevadas donde no se conocía la nieve.
Diarreas..., cuántos derrames no se han provocado en los mares y en los ríos; ríos que todavía hace 50 años eran transparentes, recuerdo que se podía beber su agua directamente de sin pensar que nos podíamos enfermar o que estuviera sucia y ahora no son más que líneas negras y nauseabundas, contaminados por industrias, ciudades y en el caso de los mares, por barcos que chocan y que derraman sustancias tóxicas que luego miles y miles de personas intentan limpiar para salvar a los pobres animales que no tienen culpa de nada.


Paros..., es terrible ver como las ciudades se paralizan ante las protestas de gente que no saben ni porqué o contra qué reniegan y que ocasionan enormes molestias, sin contar con los daños materiales y ambientales por el tiempo desperdiciado y por tanta basura que se genera en estos actos, además de la violencia que se desata.


Infartos..., la mayoría de nosotros hemos sentido como la pobre tierra tiembla, se fractura y cuartea por causa de tanta explosión y extracción de líquidos vitales, sustancias que son como la sangre que circula en su interior y que a la falta de esta, y no encontrando como cubrir esos espacios ella misma provoca los terremotos o temblores para cubrir esa parte vacía, pero eso poco importa mientras se generen ganancias sustanciosas para una minoría. Infecciones..., ocasionadas por contaminaciones y virus extraños que dañan la corteza terrestre la flora, la fauna, el entorno y el medio ambiente y que van dejando enormes cicatrices en nuestro pobre mundo.


Granos y brotes..,que erupcionan y que de forma natural lo hacían cuando llegaban a cierto grado de madurez, arrojando solo algo de lava para descargar presión, pero ahora hemos visto como volcanes extinguidos han vuelto a renacer y que vomitan su magma tratando de aliviarse un poco de todo lo que se encuentra en sus pobres entrañas.

 

Plagas..., ¿podría el mundo tener una plaga más dañina y mortífera que la humanidad?, yo creo que no, somos como la más terrible langosta, de esa clase que cae en los sembradíos exterminado bosques enteros y en un tiempo record, también hemos llenado de basura al mundo y aún así podemos seguir viviendo como las ratas y las cucarachas, hemos dañado todo el hábitat, todo nuestro entorno y seguimos reproduciéndonos como plagas y lo increíble es el sofisticado sistema inmunológico que hemos desarrollado ante la contaminación, dicen los científicos que mucha gente que vive en la Ciudad de México o el D. F. tendría que estar muerta, eso por la cantidad de sustancias tóxicas que respiran a diario en la ciudad y nada les pasa, dice el dicho: “lo que no mata te hace más fuerte”, y vaya que si. .

Se podría pensar que para todas estas enfermedades existe una cura, y así es, el problema es que nadie quiere aplicarla, sería ir contra el progreso y se dejarían de percibir enormes ganancias para asegurar el futuro económico de las nuevas generaciones, lo que muchos no han pensado es que..., tal vez no lleguen a existir esas nuevas generaciones y entonces si, ni todo el dinero del mundo será capaz de curar a nuestra Tierra y salvarnos de una catástrofe.

Los medios de comunicación nos informan que hay una pequeña esperanza para librarnos de un futuro incierto y aterrador; sin agua, sin energía, sin comida, sin recursos, sin nada y que tenemos que hacer conciencia y bla, bla, bla; pero la triste realidad es que nadie, absolutamente nadie hacemos nada por solucionar este problema, simplemente parece que no nos importa y hacemos como que no nos damos cuenta, o no queremos creer que tal vez nuestros hijos no vuelvan a ver jamás una mariposa –es más a lo mejor nuestros nietos ni siquiera conozcan la palabra-, o ver a un conejo emergiendo de su madriguera, o disfrutar de un río corriendo cristalino sin basura y excrementos o botellas de plástico, o pañales desechables sucios; tal vez nunca podrán ver una parvada de pájaros volando en perfecta sincronía, como si todos estuvieran conectados a una misteriosa voz que les gritara las ordenes de vuelo como a un batallón de soldados, ¡“vueeeeeelta a la derecha”!, ¡“ahora en picadaaaaaa”!, etc., verdad que es un espectáculo maravilloso.

Por desgracia ya existen animales que solo conocemos por libros o videos pues los hemos exterminado.

Ya sé que sueno por demás pesimista, pero dígame usted ¿cómo podremos revertir todo el daño que le hemos ocasionado a nuestro mundo?, cómo podremos hacer para que las futuras generaciones, si es que llegan a existir no nos juzguen, nos condenen y nos maldigan por todas las cosas que hicimos mal o que no hicimos nunca por pereza, y que provocarán que sus vidas sean terriblemente difíciles.

Como le platicaba anteriormente, por lo menos Mafalda lo cubría de vendas y lo cuidaba para sanarlo un poco de ese terrible comunismo que padecía, pero...., ¿y nosotros?...., que vamos a hacer para sanarlo y hacer que nuestros hijos y nietos puedan conocer por lo menos un poquito del maravilloso mundo que nos fue entregado y que todavía tenemos, del que hemos disfrutado sin tener la precaución de reponer lo que hemos gastado y consumido sin la menor conciencia. Piénselo y dígame ¿usted cree que todavía podamos hacer algo?, ¿todavía podremos salvarlo y salvarnos?. ¡Ojalá!