Vaya que las mujeres hemos conseguido escalar peldaños y en todos, pero absolutamente todos los ámbitos de la vida.  ¿Ejemplos?:  Religioso, La Madre Teresa que no solo se encumbró en la Tierra como una de las mujeres más avocadas a ayudar al desamparado, a los niños y a los ancianos, pues también  en el cielo también tiene ya  su lugarcito muy bien afianzado como Santa –en unos 5 años- por un milagrito comprobado.  Reales, la malograda Princesa Diana, que pese a sus múltiples affaires logró conmover a todo el mundo con su trágica historia de amor imposible -digo imposible para ella-, ya todos sabemos como le fue, pero a pesar de ello y de que con el escandaloso divorcio dejaba de ser Su Alteza Real, la gente la seguía considerando  “La Princesa de Corazones” y como tal la trataba el mundo con todas las ventajas de una realeza, yo creo que ni a los verdaderamente sangre azules se les ha dado tanto reconocimiento como a esta mujer.  Y no digamos en el campo deportivo, he ahí a las morenas hermanitas Williams –ah que feas-, pero como juegan tenis las condenadas y cuantos campeonatos han sustentado incluso compitiendo entre ellas mismas; y que me dicen de nuestra Ana Guevara que cual saeta recorre las pistas y hace cada vez menos tiempo y no es para menos con esas larguísimas piernas; ya quiero ver a nuestros policías echándose una carrerita con ella a ver cuantos delincuentes alcanzan, sería buena idea que ella los entrenara a ver si por lo menos bajan la panza.  Pero también tenemos grandes actrices, como la recién nominada al Oscar, la veracruzana Salma Hayek que ha ocasionado que más de una y uno se quede con las tripas como charamusca del berrinche pues después de Doña Dolores de Río y María Félix, pocas han alcanzado la internacionalización y el reconocimiento mundial, de cantantes ni se diga, Whitney Huston, Montzerrat Caballé, Nana Mouzkori y si le sigo no termino nunca.  

Hablar de las mujeres del pasado exigiría un articulo a parte y tendría que hacerlo en varias sesiones porque son muchísimas las mujeres que nos han dado enormes satisfacciones, por mencionar algunas, tenemos a las celebres hermanas Bronte que escribieron “Cumbres Borrascosas” y “Jane Eyre” respectivamente, Louis May Alcott, ¿quién no ha leído “Mujercitas”, “Hombrecitos!”, “Los muchachos de Jo”?  ¿y pintoras? ¡Que barbaridad! Frida, Martha Chapa, ¿escritoras? Elena Garro, María Izquierdo, Rosario Castellanos, y un largo etcétera. 

Pero si de política se trata hay tantas que aquí mejor ni menciono a nadie, sería una pena dejar a alguien fuera, aunque les diré que, vaya que me estaba sintiendo orgullosa de nuestra primera dama, Doña Martha Sahagún de Fox, porque la verdad sea dicha, las  anteriores consortes de nuestros ilustres presidentes, no han  pasado de ser más que meros objetos decorativos nombradas pomposamente Directoras del DIF, y esto no les significaba más que una visita, un desayunito, un discurso y una declaración de vez en cuando a las instalaciones de esta Institución.  Pero esta señora estaba  participando activamente no solo aquí, si no en muchísimas otras actividades “propias de una Primera Dama”,  dándole  realce e importancia a este  olvidado cargo.  

Cuando empezó a trabajar como parte del gabinete del presidente, me dije: “Por fin una mujer política que es coherente y que le dará a la mujer política mexicana la importancia que nos merecemos”.  Luego ya casada con él Presidente, también me dije, ahora si tenemos una verdadera primera dama, pero ¡Oh, triste decepción!  La señora ya se esta pasando de la raya.  ¿Porqué?  Pues porque una cosa es ser la esposa del Presidente, la Primera Dama y otra muy distinta es querer ser “LA SEÑORA PRESIDENTA”.  Que yo recuerde las esposas de los anteriores mandatarios aparecían poco con sus esposos, pero esta parece el confeti de la fiesta o el arroz de todos los moles y eso no es lo malo, bien podría acompañarlo y estarse calladita, así se vería más bonita como me decía sabiamente mi abuela, pero no, a esta le da por abrir la boca, por intervenir en asuntos de estado y por minimizar la imagen del presidente, que ya políticamente bastante mal parado está como para que a parte de todo le pongan el título de mandilón o del esposo de la Primera Dama.  Por algo Quino plasmaba el asunto en una viñeta de la célebre Mafalda, en el cual se preguntaba la precoz niña “¿por qué no hay mujeres presidentas?”  En las viñetas siguientes aparecía una dama con la banda presidencial leyendo un documento que decía “muy confidencial”, acto seguido la mujer se queda pensando un momento y tomando el teléfono se disponía a pasarle el chisme a sus amigas; regresando con Mafalda a la siguiente viñeta, la niña solamente exclamaba un ¡aaaaaaah! muy decepcionado.  Así somos, ¿a poco no?   

Pero volviendo a Martha Sahagún, no conforme con cubrir sus deberes de Primera Dama, hace labores sociales para los niños, los pobres, los enfermos, los discapacitados, crea fideicomisos, programas de asistencia, va a misa y les da dinero a los pobres, manda al marido al mercado y se alía con gente nefasta como Elba Esther Gordillo para pretender educar a los padres mediante cuestionarios escolares, motivo por el cual la Secretaría de Educación Pública emitió un comunicado en el cual les decían a los Directores que no tomaran en cuenta este asunto, que no era oficial, y muchas más cosas que ni usted ni yo nos imaginamos.  ¡Ufffffff!  Ya me cansé de solo imaginarla,  lo cual no esta tan mal, la mujer tiene energía para esto y más, que bueno, pero lo que no se vale es que trate pasar por encima de una investidura presidencial y menos aún que se la quiera poner cuando el marido todavía la trae puesta, total si quiere postularse para el próximo período ¡que lo haga!  Todas y todos tenemos derecho, pero ¿no piensa que estas actitudes estén perjudicando a su marido nuestro Señor Presidente?  ¡No se vale señora!  Espérese tantito, deje que su marido gobierne.