Julio  18  de 2007

PRESENTA ESTA SEMANA:

Internet: De la amistad a la infidelidad

 

 

¿Hasta donde fue el abuso?

ATENCO

 

Se vale soñarPONIATOVSKA

 

 

 

 

 

 

La verdad y la demagogiaFOBAPROA

 

 

 

 

 

 

FOBAPROA

 

ESPERÁNDO ESTOY

Se vale soñarEXPO SEX  2006

 

 

 

 

 

 

Lo que viene

ESTO ES VERDAD

 

 

 

 

 

 

Lo que viene

 

ADULTESCENTES

 

 

 

¡Gracias APPOs!  ¡Gracias “maestros”! ¡Gracias Ulises! 

El pasado lunes vimos nuevamente a la violencia desatarse en Oaxaca, cuando un numeroso grupo de simpatizantes de la APPO, muchos de ellos anunciándose como maestros, se enfrentaron a la policía que resguardaba un auditorio en donde los primeros querían representar su propia versión de la Gelaguetza, a la que llaman “popular”, porque la otra es “la comercial”. 

Nuevamente los Appistas incendiaron camiones, autos particulares, impactaron dos autobuses contra un establecimiento, se introdujeron a la fuerza a un hotel en donde hicieron una fogata y lanzaron piedras… pero la policía no se quedó atrás, ya que también le entraron a la repartición de golpes y proyectiles con singular alegría en escenas que ya dieron la vuelta al mundo, mientras el inepto gobernador del Estado, Ulises Ruiz, se atreve a invitar al mundo entero a las festividades de la Guelaguetza. 

Pero ya hay resultados ante esas bonitas muestras de seguridad para la ciudadanía y el turismo que se han mostrado: El 90% de los visitantes que planeaban ir a las festividades han cancelado su reservación, lo que de paso ha dejado al borde de la quiebra a varios hoteles y comercios que solo en esta época del año tienen una bonanza económica.  Y es que la Guelaguetza “comercial” es la que genera ingresos. 

Hay que darle las gracias a todos los involucrados: a los APPOs, a los pseudo “maestros” con comportamiento de cavernícola, al partido político que sostiene a estos agitadores, a la ineficiente policía, al incapaz gobierno estatal y al indiferente gobierno federal.  ¡Gracias por darle la puntilla a uno de los Estados más pobres del país!  ¡Y eso que todos se dicen la voz del pueblo!  Un pueblo oaxaqueño al que han privado de su mejor temporada de ingreso por segundo año consecutivo y de peor manera que el año pasado.  ¡Qué pena!

 

 

 
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Fútbol: ¿La honra en juego? 

La semana pasada recibí la llamada de un buen amigo, quien de entrada me comentó su molestia sobre la derrota de la selección mexicana en la copa América ante su similar de Argentina, quien ganó por marcador de tres a cero.  Me parece digno de comentarlo por los términos usados.  A continuación un aproximado de dicha plática. 

A: “¿Como viste a la selección?  La verdad es que perder, y más con los argentinos, duele bastante, duele el orgullo, la dignidad.  Y es que es el equipo que representa al país, es algo que nos duele a todos los mexicanos, pero el domingo la juvenil va a tomar venganza, y es que hay que desquitarnos porque se nos faltó al respeto.  Tenemos que recuperar algo de nuestro orgullo y nuestra dignidad como país.” 

B: “Oye, como que exageras.  La selección no representa al país, representa si acaso al fútbol de nuestro país.  No se trata de que esté en disputa el orgullo o la dignidad nacional.  Es un juego.  No dramatices.” 

A: “¿Cómo que no?  ¡Ellos nos representan a todos!  ¡Representan a nuestro país!  Y cuando pierden, ¡perdemos todos o ganamos todos!  ¡Y nos afecta!” 

B: “¿Perdemos o ganamos?  Yo no jugué y no vi que tu estuvieras en la cancha, además a mi no me representan, nunca me pidieron ni di mi autorización de que me representaran.  Vuelvo a lo mismo, es un juego, ni somos más cuando le ganaron a Brasil ni somos menos cuando perdieron con Argentina.  No nos afecta en nuestra vida diaria.  Es un juego” 

A: “¡Sí nos afecta!  ¡Claro que nos afecta!” 

B: “A ver, dime en que te afectó que ganaran a Brasil y en que te afectó que perdieran con Argentina.” 

A: “(silencio)  ¡Pues un equipo español compró a Guardado!” 

B: “No. Dime a ti en particular en qué te afecto.  ¿Cómo cambio tu vida con esas situaciones?  ¿Mejoró, empeoró, sigue igual?” 

A: “(silencio) Sigue igual.” 

Hasta aquí la parte futbolera de la plática, pero la actitud y el enfoque de mi querido amigo es la que tiene la mayor parte de los que han seguido a la selección nacional en estos últimos meses en la Copa de Oro y en la Copa América.  Gracias a los medios, a quienes conviene tener a la gente involucrada hasta el máximo, lo que debería ser tomado como un juego, un entretenimiento, ha pasado a ser cuestión de orgullo.  Es esta idea equivocada la que desata la violencia en las tribunas de los estadios, el pensar que el triunfo o la derrota de nuestro equipo es una ofensa personal que hay que lavar con sangre.  En nuestro país no hemos llegado aun a las grescas multitudinarias que se desatan en las tribunas sudamericanas o europeas, en donde el fútbol ha dejado de ser un espectáculo familiar y a los estadios asisten solo varones adultos. 

Todavía hay tiempo de evitar caer en esas exageraciones y si los medios no nos ayudan, debemos hacerlo nosotros mismos usando un criterio lógico: El fútbol es un deporte, un entretenimiento, en donde no se juega nuestro orgullo ni nuestra dignidad, menos aún el honor de un país, suponer eso es una tontería.  Se trata únicamente de una distracción que una vez terminada, nos devuelve a nuestra vida normal, la cual no se altera porque un equipo gane o pierda.  Ubiquémonos y mantengámoslo familiar.  La historia no miente: El fanatismo nunca lleva a nada bueno.

Comunicación: fj@lavisiondelciudadano.com

 
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Gaseras: Abuso e inoperancia

Siempre es difícil denunciar, pero uno debe hacerlo y yo estoy muy molesta como para no quedarme callada, tal vez sea una cuestión muy doméstica y no poco usual pero no me gustan las injusticias, así que les contaré. 

El servicio que me presta el gas desde que vine a vivir aquí, siempre ha sido muy eficaz y seguro, ¡le explico! usualmente me llaman las operadoras de la compañía uno o dos días antes de que se este energético para preguntar si ya puede pasar la unidad y surtirme y normalmente, -salvo raras excepciones- viene un equipo de dos o tres señores, a los cuales ya conozco desde hace mucho tiempo, tanto que están contemplados en los regalitos de fin de año,  más que nada por su amabilidad y eficacia de siempre.  

Pues resulta que el mes pasado por ahí del 28, decidí hablar antes que me contactaran las operadoras, pues había utilizado gas en exceso y para prevenir el desabasto solicite el camión,  normalmente cuando hablo estos  se presentan al día siguiente muy temprano, y me extraño mucho que esa misma tarde llegó una y unidad de la compañía  con  personas distintas, me explicaron que ahora el servicio se daba también por las tardes e incluso hasta las 8 ó 9 de la noche, les pedí que me cargaran $400.00 pesos de gas y que me dijeran a cuanto quedaba el tanque,  uno de los empleados me dijo que había quedado al 25% pues ya casi estaba vacío. 

Todo esto sucedió un jueves y el martes empecé a notar que mis hornillas se apagaban y el piloto del calentador estaba también fuera de servicio,  lo cual quería decir que me había quedado sin gas. 

Hablé a la compañía muy molesta les explique el problema y me pasaron a un “supervisor”,  por “fortuna” me había quedado con el ticket, le dije a la señorita “Consuelo” la situación le di los datos y me dijo que temprano al siguiente día un “supervisor” iría a ver que pasaba. 

A las 9 de la mañana me di cuenta que el camión de los empleados que me surten normalmente andaba por mi domicilio y salía verlos porque pensé que ellos venían a checar la anomalía,  me sorprendió mucho darme cuenta que  no sabían nada al respecto, pero amablemente subieron a revisar mi tanque y efectivamente, estaba completamente vacío. ¿Qué pasó pregunte? Obviamente ellos no sabían nada, el encargado hablo a la oficina,  con una señorita X y luego con un supervisor X para que les autorizaran y me pusieran $100.00 de gas a reserva de que al otro día vendría el vendedor que surtió los $400.00  y  alguien de más autoridad para decidir que pasaba.  Como el tiempo pasaba y nadie venía, llame nuevamente y me comunicaron con otro supervisor al cual le tuve que contar nuevamente toda  la historia y me dijo exactamente lo mismo que los otros.  

Esto ya parece muy repetitivo, así que después de otros 3 “supervisores más” lo reduciré a informales que nunca llegó uno, el vendedor vino y dijo que no sabía que había pasado, que venia a poner $100.00 de gas pero como los otros ya me lo habían puesto, pues que ya no estaba autorizado a darme más y ¿mi dinero? Dije yo; pues no sé señora comuníquese con un supervisor. ¿Qué que?, le dije yo, así que ya perdí $400.00  más los otros $300.00 que tuve que volver a poner, más los $100.00 que ni siquiera les quisieron rembolsar en la gasera a mis proveedores normales y ellos los tuvieron que poner para no perderme como cliente, más el coraje que hice. 

¿Para que contratan supervisores si no solucionan nada? Y además mal entrenados porque  nunca me dieron su nombre completo, o era Consuelo o Juan o Lupe o X y al hablar y preguntar por ellos, siempre  me decían, ¡No, conmigo no hablo, yo no estoy en ese turno!, ¡No, aquí no hay ninguna Consuelo! ¿Qué apellido le dio? Porque así no puedo ayudarla. , ¿Los vendedores pueden realizar estas prácticas impunemente y nadie les dice nada? En fin que seguimos en el país de nunca pasa nada, y si, nunca pasa nada con las injusticias. Todo se queda siempre en “le voy a mandar al supervisor” ¿Y usted que opina mi querido lector?

comunicación: susy@lavisiondelciudadano.com

 
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Las dos varas... otra vez 

UNO. En el mismo PRD que aplaudió la gorilesca acción de Hugo Chávez contra la televisora más antigua de Venezuela, se mesan barbas y se desgarran túnicas porque el gobierno mexicano no evitó la quiebra de Radio Monitor, propiedad de José Gutiérrez Vivó. Cuando Chávez cerró Radio Caracas TV, el PRD se presentó alborozado a festejar el golpe en la embajada venezolana llevando mariachi.

Pero bastó que un empresario cercano a López Obrador debiera cerrar su negocio para que el PRD acusara al gobierno federal y clamara por “el atentado contra la libertad de expresión”. Monitor estaba ya emplazada a huelga por sus trabajadores, así que, como bien señala Raúl Trejo en La Crónica, también podemos leer el cierre de la radiodifusora como un paro patronal. Pero esa vía no es redituable en los mítines.

Cuando el gobierno del DF redujo a cero su publicidad en los diarios La Crónica y Reforma, porque no trataban a AMLO como él hubiera deseado, el PRD consideró justo el castigo. Muchos les recordamos aquel “no pago para que me peguen” que el presidente López Portillo asestó contra Proceso al retirarle toda publicidad oficial. Lo obligó a sobrevivir de sus lectores y anunciantes particulares... como siempre debió ser, ¿o no?

La Jornada jamás denunció parcialidad alguna cuando un solo medio recibía el 50 por ciento del presupuesto obradorista destinado a prensa: es que lo recibía La Jornada. Pero ni Crónica ni Reforma dejaron de publicarse por ese intento de asfixia a la crítica. Fue así porque no son empresas que vivan del gobierno.

“José Gutiérrez Vivó, a quien no se le regatean méritos profesionales, no pudo sostener sus empresas ni cumplir sus deberes económicos para con los trabajadores, ‘porque la publicidad no llega, porque hay indicaciones de que no llegue’, según dijo al cierre de su programa. No hay ninguna pista de que haya indicaciones para que ‘la publicidad no llegue’. Simplemente no llegó en la abundancia que el empresario periodístico requería para sufragar los gastos de sus estaciones de amplitud modulada, el periódico que compró (El Heraldo de México) y su estilo de vida. Decidió sacrificar la radio. ¿Eso es culpa del gobierno? ¿Se trata de un ataque a la libertad de expresión?

“Durante años, Gutiérrez Vivó fue un pionero y paladín del libre mercado. [...]. Ahora perdió. Y perdió con las leyes del mercado.” Pablo Hiriart, Excélsior, 11 de julio.

DOS. Elba Esther Gordillo y Carmen Lira consiguieron lo impensable: liderazgo vitalicio, una al frente del desastre educativo que nos condena al eterno subdesarrollo, y la otra en la dirección de La Jornada, el desastre informativo de inocultable parcialidad a cambio de los fondos del gobierno capitalino. ¿Polos opuestos? Ahí vemos cómo se juntan. Pero las caricaturas, burlas y socarronerías sólo se dirigen contra la lideresa del sindicato de maestros.

TRES. ECHEVERRÍA. Los guerrilleros que mataban secuestrados “por ser burgueses” entraban por completo en la definición de quien comete genocidio: exterminar sin más motivo que la pertenencia a un pueblo, una clase, una religión. La Fiscalía Especial jamás pudo probar que el crimen cometido en Tlatelolco el 2 de octubre de 1968 haya sido genocidio por la sencilla razón de que todos los dirigentes detenidos, todos, fuimos entregados vivos a tribunales. El gobierno cometió entonces infinidad de crímenes: homicidio, privación ilegal de la libertad, hasta tortura (no en mi caso). Pero no hay manera de probar que buscara exterminar un grupo social por, y sólo por, ser ese grupo social. La acusación de genocidio es insostenible, no por falta de muertos, sino de intencionalidad genocida, condicionante esencial. Echeverría obtuvo amparo porque no se demostró su participación en la masacre, que no genocidio.

¿Estuvo, como secretario de Gobernación, detrás de los hechos? Quizá el Batallón Olimpia, que inició los disparos, seguía sus órdenes. Es una sospecha fundada en un dato: el Ejército no sabía que al cerco del mitin asistirían militares vestidos de civil. Cuando los mencioné en mi interrogatorio, detenido en el Campo Militar 1, los militares a cargo cruzaron miradas, asombrados, y me ordenaron exponerlo así, “sin cambiar nada”, ante el Ministerio Público. Al hacerlo, un personaje, civil, ordenó al MP: ¡Eso no se escribe! La Fiscalía iba a ofrecer algo más que supuestos más o menos razonables. Entregó una aberración... se la tumbaron. Y punto.

 

Comunicación: lgonzalez@milenio.com

 

 
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Cubículo estratégico

Carlos Mota 

La (malísima) propuesta fiscal del PRD

 

Ni es tan diferente a lo que ya existe, ni tan innovadora en los instrumentos que propone. Es más, no es una reforma fiscal. Es simplemente lo que a algunos miembros del PRD se les ocurrió. Carece de elaboración técnica sólida. La Propuesta Alternativa Hacendaria no alcanza ese estatus, y reafirma que en el nivel federal no hay mejor alternativa política que la que nos gobierna actualmente.

Nadie puede creer que se trata de una reforma hacendaria si dice que recortará 100 mil millones de pesos de gastos suntuarios y burocracia redundante. Es cierto que pueden sobrar burócratas en algunas áreas, pero su eliminación de la nómina no es una reforma fiscal, sino una que requiere de expertos en derecho administrativo.

La verdad sea dicha, personajes del FAP como Porfirio Muñoz, Jesús Ortega, Agustín Basave e Ifigenia Martínez hicieron el ridículo al utilizar la mayor parte de su tiempo criticando lo propuesto por Agustín Carstens, como la CETU o el Impuesto Contra la Informalidad. ¿En qué se basó Javier González para afirmar que “lo menos que va a causar la CETU es un desastre en el Sistema de Administración Tributaria”?

Otra de las mentiras del Frente Amplio Progresista es la afirmación de que la CETU es un “IVA disfrazado”. Tal disparate sólo parece tener como destinatario al PRI, para tentarle el orgullo respecto de ese impuesto al consumo, a ver si algunas conciencias priistas se suman a la propuesta del Frente.

Mejor los perredistas hubieran convocado a una conferencia de prensa para expresar sus apreciaciones sobre la del Ejecutivo, en lugar de exhibirse como incapaces de articular una propuesta hacendaria que toque los temas nodales, como el impuesto al consumo o el combate a la informalidad.

Muchas de las bases perredistas han quedado desilusionadas con la pobreza intelectual de quienes se decían redentores de México, y no les ha parecido tan mal que el gobierno esté buscando evitar la elusión empresarial y empezar a cobrar el famoso 2% a los que nunca han contribuido con un clavo.

Si el FAP no tiene estructura mínima para hacer una propuesta fiscal, mejor que no la haga, porque su Propuesta Alternativa Hacendaria tiene la misma solidez que los dichos del chino.

 

 

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ESPERÁNDO ESTOY

  

Amistades van,

amistades vienen

pero, yo sigo aquí

esperándote a ti.

 

Mi corazón

es como un cristal

transparente y frágil

que puede romperse.

 

Talvez, el tuyo

sea fuerte por fuera

pero, más débil

que el mío por dentro.

 

En sueños

me parece verte

y yo creo

que cuando

te encuentre

sabré que tú eres.

 

Calmada paciencia

imana mi mente,

tangible mi suerte

se escabulle entre la gente.

 

Desigual

es esconderse

de nada sirve,

soportarlo en la soledad.

 

Tranquila camino

entre la obscuridad

pero, es mi realidad

que yo no puedo

encontrarte jamás.

 

Sospechosamente,

me despiertas

en silencio

y descubro tu voz

pero, no sé

de donde proviene. 

 

No sé,

si deba,

esperarte

u olvidarte.

 

No has existido

pero, existirás

como existo yo

y mi corazón durmiendo esta.

 

Lo mejor será

el esperar

o el desistir,

dímelo tú

cuando aparezcas

ante mí.

 

Comunicación: bacabs_dg@yahoo.com.mx

 

 

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COLABORACIÓN

Adultos que viven una segunda adolescencia

Tienen entre 25 y 35 años de edad, buscan experiencias extremas para extender su juventud, pero con permiso y dinero propios. Son adultescentes, un fenómeno que se extiende en México 

 Viernes de quincena. En la larga fila del Pata Negra están formadas Ana Laura de 29 años y Valentina de 25, ambas esperan que los numeritos rojos marquen el turno 133 para entrar. Antes de ellas, con el 132 se coló un grupo de menores de edad alcahueteadas por minifaldas, maquillaje y botas largas. El 134 le tocará a un cuarteto de “treintones”. Aunque en plena fila del antro más popular de la Condesa la edad ni se nota. Si se notara tampoco importa, porque todos utilizan ropa deportiva como urbana, cargan los mismos gadgets y sus Ipods almacenan la misma música. No hay generaciones divididas. Todos son jóvenes, porque todos consumen para serlo.

Aunque no sólo ahí las fronteras entre una generación y otra se han borrado, sino en casi todos los productos que pueden consumir los adultescentes quienes a sus 25 o 35 años viven su segunda adolescencia, sólo que esta vez no les duele nada, al contrario, andan en busca de diversión con la tarjeta de crédito disponible y con permiso propio. Son el target más buscado de la publicidad en México. El resultado de la mezcla perfecta para el mercado: alma de niño y cartera de adulto.

Gastan más de 80% de lo que ganan en ellos mismos. Muchos son profesionistas, tienen trabajo y, en algunos casos, también pareja estable. En España se popularizaron como el síndrome de Peter Pan. En algunos países de América Latina se les bautizó adultescentes, en Estados Unidos se les llama kidults —por la unión de las palabras en inglés de kid y adult. Se trata de un fenómeno social que, con distintas denominaciones, echa raíces y se extiende en México.

Rey es el ejemplo perfecto de esa masa de jóvenes, principalmente urbanos, tiene 32 años y dice disfrutar los beneficios de crecer sin compromisos. “Tengo claro que soy un adultescente”.

Para él todo es más fácil a los 30. “Tengo más dinero, más experiencia. La crisis de los 30 me duró un día. Se esfumó cuando me vi al espejo y el reflejo me enseñó a un personaje de pelos largos, delgado y que realmente lucía joven”, dice.

A Rey le pasó lo que muchos de los adultescentes que hoy siguen de fiesta. Hasta hace 10 años siempre convivió con gente mayor que él, después de cinco años, el asunto de edad se emparejó y ahora la gente con la que se divierte tiene en promedio cinco años menos que él.

Según un estudio antropológico realizado por el equipo de Planning de la agencia de publicidad JWT, en México los adultescentes marcan una nueva tendencia que tiene que ver con el individualismo, postergar el matrimonio y gastarse el dinero en ellos mismos. “Están pendientes de la moda, de los nuevos modelos de automóviles, buscan experiencias extremas para extender su juventud. Viajan y se divierten en grupo sin que necesariamente sean vagos y tienen independencia económica”, dice Mariana Hernández, directora de Planning de JWT.

En 2005, por ejemplo, los mexicanos jóvenes gastaron 80 millones 296 mil pesos en servicios y artículos de educación y esparcimiento, incluyendo paquetes turísticos, según la Encuesta de Gasto del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI). Para la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), los adultescentes gastan 16% de su ingreso total en gadgets, entre de 8 y 45 mil pesos.

En términos de mercadotecnia son adultescentes, en sociología se les conoce como “fenómeno de la adultez”, así lo afirma Héctor Castillo Barthier investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. Pues a pesar de que el Banco Mundial considera población joven hasta los 25 años y en México el Instituto Nacional de la Juventud hasta los 29 años, “finalmente los rangos de edad joven se alargan junto con la expectativa de vida”, dice.

Para Castillo Barthier estamos viendo un envejecimiento de la población y el concepto joven representa toda una serie de cuestiones ligadas al consumo. “Se están llevando a cabo procesos de juvenilización a través del consumo que pueden verse fácilmente con el boom de la liposucción, la venta de fajas que te reducen las tallas, los usos de gimnasios y tecnología”, explica.

La única diferencia entre los ricos y pobres es el consumo. Y entre jóvenes y adultos lo que los ha unificado es lo que consumen. Es una tendencia global y es parte de uno de los fenómenos de globalización.

Según el estudio “Cambios en el mercado mexicano” de Nielsen, empresa dedicada a estudios de mercado, hay más televidentes entre 18 y 39 años viendo Cartoon Network que CNN; los clientes objetivo de las consolas de videojuegos no son los menores, sino los adultos hasta de 37 años.

El usuario adulto está produciendo fuertes transformaciones en el mercado de los videojuegos. En Estados Unidos, donde 47% de la población consume videojuegos, la media de edad de los usuarios ronda los treinta años.

Un estilo de vida

La única responsabilidad que tiene Ana Laura de 29 años es con su perro Hans. De su sueldo, 85% lo invierte en su diversión, ropa y viajes. Vive con sus padres y todos los viernes baila al ritmo del reguetón de “calle 13”, lo mismo a lado de jóvenes de 15 años que de 40.

“Yo nunca he creído que acercarse a los 30 sea el final de la juventud de una persona. Tampoco que el matrimonio y los hijos sean lo máximo en la vida”, dice. Para ella lo que consume le ayuda a que los demás no piensen “que soy una señora”.

Dice que a la hora de salir a divertirse nota cada vez más que la barrera generacional esta rota, “aunque a veces si me aburro que haya gente más joven que yo, se que me voy a divertir pues lo único que busco es bailar”.

Óscar y Marcela más que marido y mujer son compañeros de juego, viajes y diversión. Tienen 25 años y viven juntos desde hace meses. Los hijos serían un obstáculo para ellos, pues quieren hacer otras cosas.

No son una pareja convencional. Del dinero que ganan invierten 40% en su casa y el resto lo ocupan en tecnología, diversión y cultura. Para Óscar, Marcela es su novia.

“Somos novios, vivimos juntos, pero no es tan formal. La pasmos bien, como si cada quien viviera en su propia casa, pero al final del día dormimos juntos.”

Los especialistas coinciden en que el periodo de juventud se ha extendido. Para José Antonio Islas, investigador social de la UNAM, la juventud termina hasta los 35 años y es el periodo más largo en la vida de un ser humano porque comienza a los 11, así que dura 24 años. “Ahora vez a un joven de 30 o 35 años que se comporta como adolescente tardío, que sigue en fiestas, que no tiene hijos y no se ha casado y que además sigue viviendo con su familia”.

Islas asegura que las familias se han adaptado a vivir con treintones en casa. En México, la Encuesta Nacional del Instituto Mexicano de la Juventud revela que 50.7% de los jóvenes no han pensado en salir de la casa paterna y la razón fundamental es que se sienten a gusto con sus papás. Mientras que 36.7 % que sale del hogar paterno regresa a vivir de nueva cuenta dando como razones principales: la terminación del periodo de estudios o trabajo, seguidos por el divorcio o la separación de pareja, la imposibilidad de mantenerse económicamente o por sentirse solos.

Cinthya Sánchez

 

 

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