Agosto 15  de 2007

PRESENTA ESTA SEMANA:

Instrumentos de tortura y pena capital

 

 

¿Hasta donde fue el abuso?

ATENCO

Se vale soñarPONIATOVSKA

 

 

 

 

 

 

La verdad y la demagogia

 

 

FOBAPROA

 

 

 

 

 

FOBAPROA

 

VÍVELA

 

Se vale soñarEXPO SEX  2006

 

 

 

 

 

 

Lo que viene

ESTO ES VERDAD

 

 

 

 

 

 

Lo que viene

 

11,000 AVIADORES EN PEMEX

 

 

 

 

¡Para eso me gustaban!

 

Hace unos 20 años que el día del informe presidencial dejó de ser el día del Presidente.  Porfirio Muñoz Ledo fue el iniciador de esto que ahora es una tradición: las interpelaciones y los espectáculos en día del informe presidencial, tan solo recordemos que apenas el año pasado, Vicente Fox no pudo entrar a la Cámara de Diputados gracias a la toma de tribuna por parte de los representantes pejístas mas que PRDistas. 

 

Y es que desde aquellos años, la oposición alegaba que hacía falta un cambio de formato, que era necesario que el presidente llegara a escuchar los posicionamientos de los partidos, que se pudiera debatir con el primer mandatario y esto inevitablemente se escuchaba cada año y no sin falta de razón.  Nadie hizo caso a este reclamo anual… hasta hoy.

 

Felipe Calderón ha manifestado su deseo de debatir y de escuchar los posicionamientos y ha pedido que se modifique el formato de la ceremonia del informe de gobierno, ¿y que cree?  Que ahora la oposición, básicamente la gente del PRD, dice que no es urgente y que sería algo precipitado, que no les interesa.  O sea que les sucedió como al perro que a diario durante años corretea al cartero que pasa en su bicicleta por su calle, hasta que cierto día, el cartero frena su marcha ante los ladridos y entonces el perro se detiene y calla.  ¡Y es que le cambiaron la rutina y no sabe que hacer!

 

En este momento la oposición ha quedado en ridículo, porque su demanda ha sido atendida y ahora no quieren tomar la invitación que solicitaron por décadas.  Viéndolo bien, tienen razón: No se trataba de un pedido real, solo de imagen; lo suyo no es el debate de ideas, sino el circo, el escándalo.  ¿Qué podrían decirle a Felipe Calderón?   “Usted es ilegítimo y espurio”.  No sería un debate, sería una carretada de insultos si bien les va.  ¡Otra oportunidad y otra quemada pública!  ¡Otro Ridículo!  ¡Como si les hiciera falta!

 

Pero lo peor está por venir, porque al PRD le toca presidir la Mesa Directiva de la Cámara el día del informe y parecen estar en un callejón sin salida.  La próxima entrega veremos por que.

 

 

 
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Cuento corto de un sueño de verano.

Julio de 1997

 

Vengo de la sucursal Tutitlán, dice la voz de la persona que está en la oficina de a lado.  ¿Tultitlán?  En esa sucursal trabaja René, un buen amigo mío de la adolescencia con quien crecí y de quien aprendí bastante.  René era un tipo contrastante, vestido a la usanza de los punks ochenteros, su imagen daba real desconfianza, pero era la persona más noble, solidaria, desinteresada y leal que uno podría encontrar.  Inteligente a pesar de no haber terminado la prepa, asimilaba cada lección de la vida con habilidad aprovechando cada gota de jugo que a esta le salía.  Hace un par de años que no nos comunicamos.  Veo pasar a la visitante y le llamo, regresa.  -Disculpe, ¿usted viene de la sucursal Tultitlán?  -Sí.  -¿Conoce a usted a René Rincón?  -Sí.  -Es amigo mío, ¿Cómo está?  -Falleció hace un par de meses.  Me pongo pálido, no asimilo.  -¿Falleció?  ¿René Rincón Contla?  -Sí.  -¿Qué le pasó?  -Se suicidó.  Me entero que el último año las presiones lo ahogaron y terminó colgándose.  Ese viernes lo pasé llorando acompañado por mi pareja, en la oficina y al salir de ella, recordando y como siempre pasa, lamentándome el no haber estado más en contacto, creyendo que quizás eso hubiera hecho una diferencia en su vida.

 

Al otro día me comunico a casa de sus padres.  Me confirman la noticia y uno de sus hermanos mayores, Miguel, me invita a ir al día siguiente para regalarme los discos de punk y de rock pesado que René tenía, porque me dice que a su hermano eso le hubiera gustado ya que solo René y yo gustábamos de esa música.  Me comprometo a ir.

 

Sábado al medio día.  Llego a casa de los padres de René.  El departamento es más pequeño de lo que recuerdo.  En el patio algunos niños juegan.  Sale Miguel a saludarme y me invita a pasar; lo hago.  Hay algunas personas que no conozco, me siento en un rincón y recuerdo las veces –no muchas en realidad- en que estuve en ese mismo lugar con René.  Hay algunas fotos.  La nostalgia me pega, siento los ojos húmedos.  Paso mis dedos pulgar e indicie por los lagrimales al mismo tiempo, cuando escucho una voz conocida.  -Me da gusto verte de nuevo.  Volteo y ahí está, sentado a mi lado, René. 

 

No entiendo.  De momento todo cambió.  Mis ropas son diferentes a las que llevaba puestas, ahora uso una camiseta con logo roquero y mezclilla –siempre que nos reuníamos tratábamos de mantener nuestra imagen de los años idos-.  Nadie a nuestro alrededor parece notar nada anormal.  Dentro del descontrol le digo que también a mi me da gusto verlo después de tanto tiempo.  Me pregunta por mi madre y hermanos, yo le pregunto por su esposa y su hija.  Veo un calendario en la pared:  ¡Es marzo de 1997!  -¿Estamos en marzo? Le pregunto.  –Sí, me  responde.  ¡Dos meses antes de su muerte!  Lo veo como una oportunidad.  -Vamos a caminar, hace mucho que no regresaba a la colonia le digo.  Vamos a la puerta; quizás sea una oportunidad de prever las cosas pienso.  Cuando salimos a la calle escucho un claxon muy fuerte.  De pronto visto de nuevo como en la mañana y ya no es René quien sale a mi lado, sino su hermano Miguel. 

 

¿Qué está pasando?  Miguel me dice los antecedentes de René, las presiones y lo inconforme que estaba con su vida.  Se había casado con una persona a la que no quería después de que la chica de la que estaba enamorado resultase embarazada de otro.  Su suegra, una mujer castrante, no dejaba de reprocharle que su hija mereciera algo mejor.  Comenzó a abusar del alcohol.  Una noche, después de una farra, algún pleito casero desbordó su cordura y lo llevo al quitarse la vida.  Le comento que eso me sorprendió, porque René y yo hablamos mucho del tema y siempre dijimos que el suicidio no era una opción, que siempre teníamos que luchar y que el día que nos fuéramos de este mundo, sería contra nuestra voluntad.  Le comento a Miguel que las calles no han cambiado mucho, que de alguna manera muchas cosas siguen igual a cuando éramos adolescentes, a lo que me responde que los únicos que cambiamos somos las personas.  Un escalofrío recorre mi espalda, porque esa frase la decía René, a quien encuentro de nuevo al voltear a ver a mi acompañante.

 

Miro mi reloj.  Marzo.  Comienzo a dudar de mis sentidos, pero de alguna manera me ubico y vuelvo a pensar en prevenir.  Recordamos nuestras odiseas juveniles, en la calle hay un organillero que está cantando sin tocar el organillo que apoya en sus hombros, junto a él, una señora que afuera de casa vende quesadillas y sopes; fiel a las tradiciones, le doy 5 pesos al tipo cuando me extiende su gorra y le pregunto a René si no quiere un sope.  Nos sentamos.  Me dice que su vida no es como pensaba, que la vida lo ha llevado por caminos muy diferentes.  Le digo que nuestras decisiones son las que nos llevan por lo bueno y malo de la vida y que también somos nosotros quienes podemos hacer los cambios necesarios.  Sonríe para después afirmar: Siempre he disfrutado mucho platicar contigo.  Le comento que mucho de lo que soy de lo debo a él y esas pláticas justamente, él me enseño a analizar y a no hablar por hablar.  Decido comentarle lo del suicidio próximo, pero antes de poder comenzar escucho un grito: ¡Joven, sus sopes!  Un momentáneo resplandor y cuando giro, la señora me sirve mientras me observa con cara de desconfianza, como preguntándose si estoy bien, lo que si me pregunta, la persona a mi lado: Miguel.

 

¡Ya no entiendo nada!  ¡Y de verdad que trato de hacerlo!  Pienso que quizás la muerte de mi amigo me afectó demasiado y estoy sufriendo alguna alucinación, por otro lado pienso que no se permite cambiar el futuro y por eso, cada vez que intento hacerlo simplemente algo me lo impide.  Pero me alisto por si hay una nueva oportunidad, mientras mi charla con Miguel continúa.  Me cuenta de la situación de sus padres, de sus hermanos.  Es la primera vez que hablo con Miguel de este modo, durante todos esos años solo era un saludo y preguntar por su hermano.  Es un buen tipo, como toda su familia.  Terminamos, pagamos y regresamos a casa.  Ha pasado un rato.  Definitivamente todo fue una alucinación por la noticia.  Estoy más tranquilo.

 

Volvimos a casa.  Miguel entra a la casa para separar y traer los discos, le digo que lo esperaré en el patio, viendo jugar a lo niños.  Me siento en unas escaleras que están en un rincón y nuevamente y sin causarme tantas sorpresa, ahí está de nuevo: René; mi reloj marca marzo.  Esta vez no pienso perder más tiempo.  -Tengo que decirte algo… -Yo también me interrumpe.  -Déjame acabar primero antes de que te vuelvas a ir le digo casi con desesperación.  -No, ya sé lo que vas a decir, así que escúchame.  ¿Recuerdas cuando hablábamos del futuro?  El futuro nos alcanzó y buena parte del él ya es pasado.  En este momento soy una sombra del pasado con un futuro, pero mi futuro ya sucedió y es pasado.  El pasado no puede cambiarse.  No puedes evitar que tome la decisión que ya tomé y que tú conoces.  Ambos aprendimos uno del otro.  Fuimos buenos alumnos y buenos maestros.  No te lamentes de lo que me pasó, mejor aprende, como siempre has hecho, de los errores de los demás, en este caso de los míos.  Vive tu vida, que será buena, yo te ayudaré cada vez que tenga oportunidad.  Gracias por todo, me dio gusto volver a verte después de todo este tiempo.  -¿Es una despedida? Le pregunto.  -Si, por ahora si y a eso vine porque no tuve oportunidad antes.  No para siempre, pero falta mucho para volver a encontrarnos.  Mientras llega el día, vive bien.  -¡Hey! -me grita Miguel, quien ya vuelve con un buen de discos- Aquí están.  No me extraña que al girar de nuevo el rostro no encuentro a nadie a mi lado.  Nos despedimos cortésmente, nos deseamos suerte y salgo rumbo a mi auto.  Nunca lo volví a ver.

 

Hasta este momento, no se si eso fue real, pero tuvo mucho sentido.  No sé si fue real, pero lo disfruté mucho.  No sé si fue real, pero nuevamente mi amigo René me dio una lección de vida… aun desde otros terrenos.  Y se lo agradezco, como siempre.  Descanse en paz.

 

Comunicación: fj@lavisiondelciudadano.com

 

 
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Las fiestas de pueblo.

Boda, Bautizo, Primera Comunión, Confirmación, XV Años, Bodas de Plata, Oro y Diamante e incluso Sepelio, todos estos eventos son importantísimos en la vida de los seres humanos, lo de menos es la religión que profeses, siempre habrá un evento del que formarás parte importante, de alguno te podrás escapar, pero definitivamente del último no.  Bueno pero ese es otro cantar.  ¿Cuál es el motivo de este tema?  Pues ya lo sabrán. 

Hace poco fui invitada al bautizo de una persona muy apreciada por mí,  todo se llevaría  a cabo en el mismo lugar, la ceremonia en una hermosa capilla al aire libre y posteriormente el desayuno en el elegante restaurante.  Los detalles más finos y sofisticados fueron elegidos por la mamá y la madrina que se esmeraron en que todo saliera a la perfección y así fue, el fino  ropón de la bautizada, las mesas elegantísimas, los adornos, los obsequios, etc.  Todo comenzó a las 9 de la mañana y a la una de la tarde nos despedimos y dimos las gracias por tan agradable invitación, fueron muchos meses de preparativos y en pocas horas, todo había terminado.  

Como en este evento nos habían dado un pequeño y delicado obsequio por nuestra asistencia me lo lleve a casa con mucho cariño. Días después cuando llego la señora que me ayuda en los quehaceres domésticos;  se lo presumí y me puse a contarle como había estado todo.  Me escuchó atentamente y me dijo; ¡uh no señora, bautizos los de mi pueblo!, mire prosiguió: nosotros bordamos las servilletas individuales y para las tortillas y les tejemos a gancho las orillas,  al bebé se le compra el ropón para la iglesia,  una muda de ropa para cuando termina la ceremonia y hay que darle su medalla con cadena o su esclavita.  El padrino paga la misa y las flores y además  debe dar buen bolo, porque si da poquito decimos. “umh, que padrino tan codo, el ahijado va a salir pedorro”,  ahí puse cara de interrogación.   Bueno pues luego los papás deben hacer el mole, o carnitas o barbacoa y frijoles de la olla y salsas variaditas, pero  si se puede todo. Flores en las mesas, vino, refrescos  y cervezas.  Las hermanas, las comadres y las amigas deben ofrecerse para ayudar en la cocina, unas para hacer las tortillas a mano, otras a servir los platos y atender a los invitados, otras lavar trastes, los hermanos, primos, sobrinos familiares masculinos mas cercanos se encargan de distribuir el vino y las cervezas a todos los invitados y eso es en un bautizo, porque si de una boda se trata, la cosa esta mas peliaguda. 

Si la muchacha todavía no ha conocido hombre (¿?), ¡así me dijo,  que quiere pues! Hay que pedirla, y llevarle a la mamá una caja llena de fruta, galletas, telas, bueno hasta animales si se puede, dulces y una botella, pero esa botella es la de la caja o canasta, a parte hay que llevar otra botella para brindar cuando den el si. A la chica  hay que depositarla (àndele, igualito como a propiedad privada) en casa de una persona de confianza, pues mientras llega el día de la boda no vera al novio más que bajo supervisión y vigilancia. Debe tejer sus carpetas, hacer y bordar sus sábanas,  procurarse un ajuar completo de ropa para ella e ir viendo lo del vestido de novia.   Mientras tanto los padres preparan la fiesta, las amigas hacen las despedidas de soltera, pero la más importante es la religiosa donde se escogen siete madrinas que le regalaran a los futuros maridos (deben estar los dos)  una Biblia, un pañuelo, una maceta con planta, una alcancía, un cirio y  cerillos y un Rosario, cada una de estas cosas tiene su significado muy particular. Y grosso modo me explicó que es muy emotivo, porque quien le regala la  Biblia, le dice que ese es el libro en el que ambos deberán leer y regirse por las normas que Dios les da. Otra madrina les da el pañuelo y les dice que es para enjugar las lágrimas que tendrán que derramar. La maceta con la planta simboliza el amor que se tendrán y que no deberán dejar secar nunca. La alcancía es el medio que utilizarán para guardar, ahorrar y prevenir el futuro. Siempre habrá una luz  en su vida y cuando haya tormentas y malos momentos, el cirio y los cerillos servirán para darles la luz que necesiten. Al final se acercan los padres, toman el Rosario, uniendo las manos de los novios, las envuelven con el Rosario y les dicen que con ese acto y antes que nadie, ellos los han unido esposos. Nada que ver con las despedidas donde llevan strepers ¿verdad? 

En lo que a los XV años se refiere.  Yo personalmente asistí a los de la hija de la señora y  me quedé impresionada,  el salón era enorme, grandísimo, mesas con sus manteles muy blancos, flores,  peroles y cazuelas enormes de arroz, frijoles, mole verde, mole rojo,  cerros de tortillas hechas a mano,  tinas enormes llenas de refrescos y según mis cálculos unos 500 invitados.  Prácticamente todo el pueblo.  

Es lo lindo de las fiestas de pueblo, tienen un significado especial que nosotros hemos perdido mucho o que definitivamente nos costaría mucho trabajo y dinero.  Pero como ella me dijo,  en el pueblo no hay nada, no hay cines, antros ni mucha diversión pero trabajamos todo el año y toda la vida para las fiestas que debemos celebrar.  Y eso es lo que nos mantiene activos toda la vida. Y a pesar de tener en mente la fiesta, nuestro principal interés es la religión y agradar a la virgen o al santo al que veneramos. 

Muy diferente a lo que nosotros en las grandes ciudades hacemos ¿verdad?  ¿Usted que opina mi querido lector?

comunicación: susy@lavisiondelciudadano.com

 
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Tedio 

Hay estupidez que produce tedio: tener que explicar que las enfermedades no las producen brujas ni hechiceros, que no hay marcianos secuestrando humanos para violarlos o que el sida no lo causa la promiscuidad, sino un virus, y que la receta de “abstinencia sexual” ha fracasado en el mundo entero debido a que los santos son santos precisamente por excepcionales.

Emilio González Márquez, gobernador de Jalisco, sostiene que: “El sida se da por la promiscuidad, no se da por no usar condones”, y se queda muy ufano. “Si una persona le es fiel a su pareja no tiene riesgo de sida”. Quizá, si ambos lo son. Y si cumple sus votos de castidad tampoco tiene riesgo. Pero el hecho es que, en el mundo real, la infidelidad existe y la abstinencia sexual es inalcanzable para la enorme mayoría de los jóvenes.

La católica, como todas las religiones cristianas, condena cualquier forma de sexualidad no dirigida a la reproducción. De ahí que fulmine todo tipo de control natal, aun entre esposos castamente fieles: la mujer no puede ligarse las trompas ni después del décimo hijo, ni emplear aparatejos destinados a impedir la fecundación. El esposo no puede emplear una simple bolsita para evitar el embarazo de su legítima esposa... ¿por qué no?

La razón es una y sencilla: porque el cristianismo, desde sus primeros siglos, hizo de la sexualidad una ofensa a Dios. De ahí que el gobernador condene la sexualidad por diversión. O sea toda, aun la más responsable y reproductiva, pues eso es la sexualidad: diversión, placer, placer que compartimos con buena parte de los animales.

En un simpático librito titulado Why is sex fun? (¿Por qué el sexo es divertido?), el autor de Colapso y de Armas, Gérmenes y Acero, Jared Diamond, ofrece una síntesis de cómo evolucionó la sexualidad humana. Sostiene este ganador del premio Pulitzer: “El sexo recreativo y la menopausia fueron tan importantes para que los humanos desarrolláramos el fuego, el lenguaje, el arte y la escritura como lo fue la postura erguida y el cerebro grande.” Explicar esto no lo haré aquí porque a Diamond le lleva unas 140 páginas medianas, no muchas, de letra cómoda que, estoy seguro, hasta el gobernador de Jalisco puede leer sin grandes dificultades.

Pero, aun sin recurrir a científicos del calibre de Diamond, todos sabemos que la Iglesia católica prohíbe no sólo las relaciones sexuales fuera del matrimonio, o dentro pero con protecciones contra el embarazo, sino también la masturbación y hasta los pensamientos de tipo sexual. El sexo es malo desde hace dos mil años. Así que revisemos opciones: un joven sano y en plena producción hormonal, con una súbita erección que le impide pensar en otra cosa, no puede masturbarse porque se va al infierno, tampoco puede tener una relación sexual protegida con una amiga (o amigo) porque no tiene acceso a condones, pero le resulta fácil tener una relación desprotegida. La otra es aguantarse. Unos pueden, otros no. Y bien, ¿qué hacemos con los que no pueden? ¿Con los que no recibieron la gracia divina necesaria para resistir al sexo? Y, por último ¿por qué deben resistirlo? ¿Por qué no pueden satisfacerlo?

La respuesta es también sencilla: porque ofenden a Dios. Pero ¿por qué ese dios, hecho a imagen y semejanza de un pueblo de pastores rústicos que vivió en los desiertos de Israel y exigía obediencia ciega al padre, prohíbe usar lo que dio? ¿Por qué es tan vengativo, berrinchudo, celoso y ordena a hermanos matar hermanos, como en Jueces 20?

La razón de que así sea el Dios judeo-cristiano-musulmán, la descubrió, como siempre, un griego. Dijo Xenófanes en el siglo VI a.C.: “Si los caballos y los leones tuvieran manos y dibujaran, los caballos dibujarían a los dioses como caballos y los leones como leones...”. ¡Genial! Jamás han recibido las religiones, todas, un madrazo parecido.

Una persona infectada con VIH, el virus causante del sida, que emplea condones en todas y cada una de sus relaciones sexuales, no infecta a nadie más. Por muy promiscua que sea, el condón detiene al agente causal, el virus. Pero los programas de Ricardo Rocha convencieron a mucha gente, aun a gobernadores, de que el problema no es el virus (se llegó a decir que ni siquiera existe, cuando se le ha estudiado molécula a molécula), sino la mala vida de los homosexuales que se dan al sexo promiscuo. Y ya vemos los resultados: la idea le pareció brillante a simples del nivel de este gobernador.
 

Comunicación: lgonzalez@milenio.com

 
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Vida nacional

Pablo Hiriart

Once mil aviadores

El dato es fuerte, aunque es incompleto: en Pemex hay, registradas, 11 mil personas que cobran sin trabajar, que implican un gasto anual cercano a los cinco mil millones de pesos.

En el léxico de las relaciones laborales, en el interior de Pemex se les llama "trabajadores sin materia de trabajo".

Están en la nómina, pero no realizan ninguna función. Van a cobrar su sueldo y se acabó.

No es culpa de esas personas que Pemex no les asigne un trabajo, que la empresa les pague y el sindicato defienda su permanencia a brazo partido.

El problema es que están ahí sin hacer nada porque no se necesitan sus servicios.

El dato es incompleto, lo que quiere decir que es peor.

Los documentos a los cuales esta columna tuvo acceso y guarda copia sólo hacen mención de "más de 11 mil trabajadores sin objeto de trabajo".

Obviamente son más. Hay que añadir los mil 256 empleados que cobran en Pemex, pero que no trabajan para la empresa, sino lo hacen para el sindicato.

Esta sangría se va a ver mitigada, en parte y a largo plazo, con los acuerdos alcanzados en las negociaciones del contrato colectivo de trabajo, el mes anterior.

Sin embargo, el hecho es que hay 11 mil "trabajadores sin materia de trabajo", que significan un gasto anual de cuatro a cinco mil millones de pesos.

A lo anterior hay que sumar que Pemex da anualmente, a sus 117 mil trabajadores sindicalizados, nueve mil 300 millones de pesos en ayuda para gasolina, gas y despensa.

Para los jubilados del sindicato, la empresa destina al año cuatro mil millones de pesos, únicamente por concepto de esas prestaciones: gas, gasolina y despensas.

¿Qué empresa resiste una carga así?

El pasivo laboral de Pemex creció, durante los últimos años del sexenio anterior, a tasas de doble dígito: 16.2 por ciento.

Lo anterior quiere decir que el pasivo laboral de Pemex se eleva por encima de los 500 mil millones de pesos. Inaguantable.

El sindicato, por supuesto, iba por más en la negociación del contrato colectivo.

Quería un aumento de 12% directo al salario, que implicaba una erogación adicional para Pemex de alrededor de cinco mil millones de pesos anuales (cada punto porcentual tiene un impacto de 398 millones de pesos al año).

Quería también que la base para el cálculo de las prestaciones fuera el salario ordinario y no el tabulado. El ordinario es, en promedio, 2.5 veces superior al tabulado.

Lo anterior hubiera costado a Petróleos Mexicanos la cantidad de dos mil 952 millones de pesos al año.

De eso se salvó Pemex en esta negociación. Pero el daño ya está hecho.

En los años recientes, Pemex tuvo un endeudamiento de 50 mil millones de dólares en Pidiregas, ya ejercidos.

Más barcos rentados al doble del precio de mercado.

Contratos multimillonarios a empresas surgidas de la noche a la mañana y que se convirtieron en las principales proveedoras de la paraestatal.

Y con la novedad de que sólo hay petróleo para nueve años más.

¿Qué pasó con Pemex?

¿Nadie va a explicar las "razones de Estado" por las cuales decidieron acabarse las reservas?

¿Nadie va a explicar por qué la deuda monstruosa a través de los Pidiregas?

¿Nadie va a responder por el abandono criminal de las instalaciones de Petróleos Mexicanos?

Marcela Turati publicó, en documentados reportajes, que la refinería de Pemex en Salamanca provoca que cada habitante de la región está expuesto a respirar 410 gramos al día de dióxido de azufre.

¿Quién da la cara por el deterioro de Pemex?

¿Por qué este colapso, justamente cuando los precios del barril están en su nivel más alto de la historia?

Transparencia y acceso a la información, es lo que urge.

 

 

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VÍVELA 

Hace tiempo que lo descubrí, misterio, un conocimiento oculto, una farsa o verdad, un lugar siniestro y otro celestial. Todo comenzó con una innovación y termino con una negación.   Y sigo atada al pasado, esperanzada al futuro y aferrada al presente, presente constante que no quiero dejar, dejar pasar desapercibido.  

Esta vida, corre rápido, se me escapa de las manos, intenta liberarme con un solo suspiro.   Pero, ¡Yo!, yo no la dejo ir, ir tan rápido, quiero disfrutarla, vivirla, tenerla, sentirla con todas mis fuerzas, lucho por ella, porque es un regalo preciado, que algo o alguien quiso obsequiarme.   La voy a disfrutar en agradecimiento por todo lo que tuve, que tengo y tendré.   Así, como lo que se me negó, se me niega, y se me negara, e igual a lo que se me arrebato. 

Sí, escuchen bien, lo agradezco, todo lo agradezco y lo grito en voz de un ser, que siente, Piensa, vive y morirá.

 

Comunicación: bacabs_dg@yahoo.com.mx

 

 

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COLABORACIÓN

 

Amistad y sexo ¿Se puede?

Sé que quienes lean esto pensarán que el simple hecho de cuestionarme si se pueden mezclar ambos factores es una insensatez. Sin embargo,.debo decir que encontré la forma de vivir una historia de amistad condimentada con tremendos orgasmos y que es algo 100% sano.

En mi condición es complicado tener auténticos amigos hombres (hero-sexuales, bugas) sin que el camino se desvíe. Sin embargo, hay algo que me une a Pabló de manera especial, tal vez consecuencia de que nos hemos acompañado en todo tipo de escenarios.

Fuimos compañeros de trabajo.  Hemos sobrellevado pérdidas, nos hemos dado peleas de campeonato y hemos sido nuestros más íntimos confesores.  Siempre que la vida cotidiana nos da  una patada en el trasero, recurrimos el  uno al otro: "Verdú, tengo una cita ¿qué me pongo?”, "Verdú, préstame tu nave”, “Verdú, me urge adelgazar, ¿nos ponemos a dieta?”, “Verdú, ando herido, ¡vamos a llorar!”  Ó en mi caso::"PablO, no sé cómo instalar mi compu nueva", "Pablo, ¿qué  rayos es una bujía?", "Pablo, me está acosando un tipo, ¡sácame de aquí!, “Pablo, toy depre, ven a mí casa".  Es cierto que nos  sacamos de quicio montones de veces, pero en todas circunstancias anteriores (y muchos más), ahí estamos.

Ün dia se me ocurrió una idea: “Pablo, ¿cogemos?... y cogimos.  Y nos encanto.  Ya sé que en estos casos lo que sigue es una  horrible cruda moral (como le pasó a mi  amiga Lucía, que después de tremenda fiesta despertó en la cama de su mejor amigo y le dio el telele al descubrir que debajo de su brasier estaba el rostro del  susodicho... a la fecha no le puede dar la  cara nomás de pensar que le dio las nalgas).  Pero nosotros le entramos al juego y jamás contemplamos la posibilidad de que pudiese haber algo más.

Una vez nos juramos apoyamos siempre y contrario a la mayoría de las cosas que se prometen (cierto día un  hombre me juró amarme y respetarme, serme fiel en lo prospero y en lo adverso hasta que la muerte nos separe.  Y: me amó poquito, me respetó nada,   no me fue fiel, no hubo prosperidad, en la adversidad corrió y no fue la muerte sino mi abogado quien nos separo), mi amigo y yo hemos sido leales a este juramento sin necesidad de torturamos con el mismo (porque las promesas valen madres en el momento mismo que son consideradas una responsabilidad, más que un acto de voluntad),

Pablo y yo hemos compartido una creatividad sexual única —mención aparte-  te merecen la pegajosa historia del helado de chocolate o la del avión, iqué mareo!— y al otro día nos vamos a desayunar con más amigos como si nada (y lo más divertido: sin que nadie lo sospeche).

Posiblemente algo que ha fortalecido esté lazo es que hemos sabido dosificar las emociones.  Así como podemos estar fines de semana enteros sin paramos de la cama, también podemos escaparnos al cine sin siquiera darnos un beso (hace poco fuimos a ver El imperio, y sobrevivimos al fantástico triplynchiano tomados de la mano) o incluso dejar de vernos por temporadas.

Obvio, llegar a este punto de equilibrio nos tomó tiempo.  Hubo una época en que nuestros arranques de pasión llegaban a tal grado que le echamos la culpa al sofá de su sala.  “Verdú, encontré la solución, ven a mi casa que ya cambié de sillón”, me dijo un día y yo corrí a ver si en efecto, tanta lujuria era responsabilidad del mueble.  El resultado fue catastrófico: le dimos al sillón nuevo tal estrenada que le jodimos la base (y ahí estamos el par de idiotas parados en la mueblería haciendo válida la garantía).  Así descubrimos  que el problema era que no estábamos  poniendo límites.  Entonces marcamos una serie de puntos que han hecho prosperar esta historia por años.

1.      La confidencialidad es básica: nadie  de nuestras parejas ha sabido de “lo  nuestro".

2.      Si uno de los dos tiene pareja, no hay sexo.

3.      Los celos no figuran (de hecho, si estamos con alguien ponemos tierra de por medio).

4.      Si estamos depres, de coger ni hablamos. Andar down y tener sexo es como hacer calimocho con un Petrus, iqué desperdicio! 

5.      Esto es fantasía. .Llevarlo al plano real es perder al buen migo y al buen amante (y con lo escasos que andan).

6.      Si un día uno de los dos tiene pareja seria, se casa o algo muy especial, le ponemos punto final para que nadie salga lastimado.

Así las cosas, Pablo y yo hemos logrado fortalecer nuestra amistad conscientes de que jamás podríamos ser pareja, pues no tenemos el chip del amor –es lógico que si intentamos este experimento con personas que nos muevan el tapete, ya podemos ir prendiéndole un cirio a la historia- lo cual además, nos permite decirnos nuestras verdades como nadie.  Me sé de memoria sus historias con viejas (si un día hiciéramos una convención todas las que hemos pasado por ese cuerpecito, tendríamos que rentar mínimo el Estadio Azteca… ¡ah, porque es tremendo!) y él conoce cada aventura con cada hombre que he tenido, mis risas, mis llantos, mis miedos y mis “bramidos” (como dijo el otro dia una señora en el noticiero). Él y yo siempre nos decimos la verdad, no lo que queremos oír.

Cuando creo que mi camino terminó, me encuentro con su cálido abrazo y/o su cachonda barba que me hace recordar que no es así.  Como él mismo me ha dicho mil veces: "Verdú, tienes clausurado el corazón, no la vagina... así que despabílate por favor".

Creo que soy afortunada. .Estoy escribiendo mi columna con él a mi lado, con un buen vino y sin sexo, mientras nos ponemos al día, contándonos limpiamente, sin celos, ni tormentos ni esos sentimientos que uno adquiere si se trepa al carrusel del amor.  En todo caso, prefiero treparme a su sofá.

VIOLETTA VERDÚ

Tacones cercanos@yahoo.com.mx

 

 

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