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Mal empieza la semana para el que ahorcan en lunes… o en enero, a punta de tortillas.
Y es que un alimento básico en la dieta mexicana ha sufrido un aumento más que considerable en su precio de venta. Es algo que preocupa sin lugar a dudas, y la primera reacción de la gente es pedir un control al precio por parte del gobierno, algo que ya tuvimos en el pasado y que no me parece positivo.
El control de precios evita la competencia. Evita que se promueva la competencia y la calidad, porque los productores tienen una venta segura. ¿Para que me esfuerzo en mejorar mi producto, si otro no tan bueno va a valer obligatoriamente igual que el mío con menos inversión?
El ejemplo más claro lo vemos en dos "tesoros” de nuestro país: PEMEX y la CFE. No hay competencia, así que al ser estos los únicos prestadores y ofertantes de estos productos y servicios, tenemos que pagar el precio que nos pidan, aunque a cada rato tengamos aumentos en la gasolina o apagones de electricidad que arruinan nuestros aparatos sin que nosotros tengamos una segunda opción.
La causa real de todo este problema es que se ha monopolizado el mercado. Si el mercado del maíz está acaparado por una sola empresa, esta puede subir o bajar el costo de la materia prima a su gusto sin que nadie lo presione.
La competencia baja los precios y mejora la calidad y eso lo veremos en cuanto entre el acuerdo para la importación de granos como parte del TLC. Mientras tanto… vámonos por tortillas a los autoservicios. Ahí están más baratas.
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(De la edición de I-motion del mes de Enero) Año nuevo, ¿propósitos viejos?
Un esquema errado, que puede sonar muy motivante, pero que en la práctica siempre fracasa: son los propósitos de año nuevo. Tratar de mejorar o de evitar los errores siempre es loable, y eso es lo que les da su encanto.
¡Ha llegado un nuevo año! ¡Parece que fue ayer cuando celebrábamos –y muchos temblaban- ante el cambio de milenio! ¡Y ya estamos en el 2007! De hecho ya nos comimos las rosca –de Reyes, digo-, Todos nos llenamos de optimismo y positivismo, de hecho nos sentimos revitalizados: más ricos –sea por el aguinaldo-, más delgados –como si no tuviéramos espejos- o con nuevos bríos para iniciar nuestras actividades –aunque en poco tiempo volvamos a niveles normales-. La realidad es que hacemos poco para que ese sentimiento de confianza se transforme en realidad, pero todo empieza con esa inyección a la voluntad que son los consabidos propósitos de año nuevo.
Es una tradición añeja esto de fijarse metas cada principio de año, al menos desde que me acuerdo todo mundo lo hace apenas inicia el nuevo ciclo anual, e implica la intención de cambiar para bien en su persona, en su trabajo, en su vida social o su vida familiar, pero como siempre, este servidor ha caído en la cuenta de varios detalles que le parecen si no incomprensibles, si curiosos por decir lo menos.
Primero debo decir que nadie es exactamente original a la hora de establecer sus objetivos, por el contrario, en general la gente dice que ya va a dejar de fumar, o de beber, o de beber y fumar, de llegar tarde, que va a darle mas atención a la pareja, que va a ahorrar o a no gastar tanto, a pagar sus deudas, a hacer ejercicio… un conjunto de cosas que pueden conformar una lista más bien breve de la que parece que todos hacemos una selección, pero lo peor es que escogemos hacer o lograr cosas que sabemos que son poco menos que imposibles de hacer, es más, la mayor parte de nuestros planes se vienen reciclando desde hace varios años, ¿Qué no?
Por cierto, ¿han notado que el 90% de los propósitos de año nuevo tienen que ver con hacer cosas que nos desagradan? Se trata de objetivos que implican un sacrificio o un esfuerzo realmente doloroso, que si bien son para lograr un beneficio, nos van a hacer pasar ratos verdaderamente desesperantes si realmente los llevamos a cabo, es más, si lo pensamos un poquito, ¡se trata de cosas que en el fondo no queremos hacer! Y pregúntome yo: ¿Por qué nadie se pone como propósito pasear más en este año? ¿O ponerse la mayor farra de su vida? ¿O echarse a la flojera más que el año pasado? ¡No! Todo involucra la eliminación de un gusto personal para, aparentemente, quedar bien con los demás, porque de otra manera no entiendo porqué van contándole a todos sus conocidos acerca de sus propósitos de año nuevo.
Lo malo es que todos, empezando por uno mismo, al poco tiempo de empezado el año aceptamos que los famosos propósitos nada más no se van a cumplir. ¿Esto le suena familiar?
- ¡Aguanté tres meses sin fumar! ¡Fue bastante! Ahora si el año que viene lo cumplo. ¿Tienes cerillos? - De veras quiero ponerme a dieta, pero en enero con la rosca, en febrero con los tamales de la Candelaria y los chocolates de San Valentín... ¡Así no se puede! ¡Pásame la salsa por favor! - Ya me compré los tenis y la ropa para ir al gimnasio, ya nada más tengo que organizar mi tiempo, porque la verdad es que estoy muy ocupado y no lo necesito tanto. Por cierto, ¿Le pusieron más escalones a la escalera de la entrada?
Para las personas que no piensan cumplir sus propósitos y solo los definen para estar acorde a las charlas con los amigos, la cosa no pasa a mayores; es un asunto que se toca por unos días a lo más y al paso de una semana simplemente se desvanece sin mayor importancia, pero para mucha gente llega a ser incluso motivo de frustración y depresión. Piénselo bien. Para nadie debe ser fácil cumplir diez años de que cada mes de enero se propone dejar un vicio o una mala costumbre y que simplemente no puede hacerlo.
Lo más recomendable para estas ocasiones, es hacerse de un propósito de año nuevo, serio, real y posible, uno solo, pero que realmente queramos cumplir. Cada uno de nosotros conocemos nuestros gustos y nuestras capacidades, así que ¿qué necesidad hay de estarnos generando frustraciones innecesarias? Otra cosa cierta es que tampoco hay necesidad de ponernos un periodo mayor o menos para cambiar; para mejorar en algo no es necesario que estemos en el mes de enero, ni tampoco que nos ciñamos a un periodo de doce meses específicamente. Esto es simplemente una tradición que antes de otra cosa debe ser divertida.
Por mi parte –y sin que se me pregunte- les diré que desde hace años he cumplido el único propósito de año nuevo que hago cada enero y que siempre es el mismo: no hacer propósitos de año nuevo. ¡Y vieran como me ha funcionado! Cada quien tiene su estilo para lidiar con estas situaciones, ¿no les parece? Por lo pronto, no me queda más que cerrar este texto con un clásico y choteado…
¡FELIZ AÑO NUEVO 2007!
Comunicación: fj@lavisiondelciudadano.com
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El divorcio... masculino ¿Que tal las fiestas? ¿Cómo terminaron el conocido puente Guadalupe-Reyes? ¿Listos para empezar con los propósitos que hacemos cada año y que la mayor parte de las veces no cumplimos? A todos mis queridos lectores y lectoras les deseo lo mejor en este Año 2007. Ojala y que tengamos la inteligencia para cuidar lo más valioso que poseemos y que es nuestra Salud, tanto física como mental. Así que, hágame un favor y cuídese mucho. Empecemos el tema que nos ocupará, y que siento que, como algunos artículos anteriores habrá lectores que no estarán de acuerdo o que podrán aportar algún comentario para enriquecer esta página. Cuando nos enteramos del divorcio de alguna amiga o conocida, casi siempre pensamos y hacemos el comentario de: “ay pobrecita”, “seguramente le pusieron el cuerno”, “alguna lagartona se metió entre ella y el marido”, “su esposo era odioso e insoportable que bueno que lo dejo”, y para que le sigo si usted y yo sabemos cuantas frases al respecto existen, lo que nunca o casi nunca cuestionamos es, si tal vez la culpa fue por entero de la mujer o contribuyó mucho para este desenlace. Por lo general creemos que eso sería inconcebible de siquiera pensar, ¿Por qué? Pues porque somos unas ¡chuchas cuereras! ¿Quién como nosotras? Hacemos de todo y además lo hacemos bien, ¿Cómo es posible que alguien nos pueda abandonar y pueda dejar de amarnos si somos maravillosas? Lo que no podemos negar es que somos una cajita de Pandora, nadie sabe lo que hay adentro y la mayoría de las veces ni nosotras mismas lo sabemos, pero al destapar esa caja dejamos escapar los sentimientos más tiernos y sublimes así como los más terribles y truculentos. Somos capaces de torturar a nuestra pareja de la forma más sutil, lo podemos convencer de que la culpa de ese pleito terrible fue totalmente suya, aunque perfectamente sabemos que movemos los hilos de tal manera que terminamos pareciendo las pobres y sacrificadas víctimas y el hombre termina totalmente convencido de su error así que mirándonos con ojitos de borrego nos dice: ¡Perdóname por lo que te hice! Y claro, nosotras magnánimamente aceptamos esa disculpa y quedamos como unas reinas, deberían decir: ¡Perdóname por lo me hiciste! Que conste que no estoy cuestionando la inteligencia del hombre, pues lo más probable es que la mayoría de las veces él prefiera culparse, siempre será mejor que él pida disculpas y a acceda para llevar la fiesta en paz, pero es muy común que ni eso nos haga sentir satisfechas, porque es clásico para nosotras decirles: Me estas dando el avión ¿verdad? ¿Crees que soy estúpida o qué? Y aquí nuevamente nuestra pareja tendrá que ser condescendiente o de plano tirarnos de a locas por su propia salud mental. He podido recabar comentarios de algunos conocidos que habían llevado matrimonios de muchos años y que tienen poco tiempo de divorciados, ellos me comentaron la razón de su separación. Usted me podrá decir: pues que esperas que te diga, que el no tuvo la culpa, que es una blanca paloma y la esposa era una arpía, que no lo entendía, etc. Y aquí la pregunta sería: ¿Porque nosotras si tenemos la razón y ellos no? Uno me comentaba que se divorció después de 23 años de matrimonio, que si por él hubiera sido lo habría hecho a los cinco años de casado porque “él decía blanco y ella negro”, “él decía en la noche y ella que mejor en la mañana”, “a él se le antojaba la playa y a la mujer le nacía espíritu de guardabosque”, “con su mamá si, pero con la de él no”, ¡en fin! obviamente llegaron los hijos y que por ellos decidió quedarse con su esposa y aguantarse mutuamente. -¿No le parece triste que nos volvamos únicamente material de conveniencia?- Claro hubo momentos muy buenos pero que la mayoría de las veces las cosas eran insoportables; celos, poca comunicación, desinterés y muchos reclamos, algunos justificados pero la mayoría de las veces no. Hasta que decidió irse de su casa gracias a que su esposa un día lo corrió y el aprovecho el momento para agarrar sus chivas e iniciar el proceso de divorcio. Me dijo que no la había vuelto a ver y que no tenía ni la intención ni las ganas de hacerlo, pero que con sus hijos si había buena comunicación y que los veía muy frecuentemente, pero que ella era alguien a quien ni siquiera extrañaba. ¡Uff! Un entrañable amigo me comentó que era imposible ya vivir con alguien que era tan sucia, desarreglada y descuidada. Ella ponía de pretexto a los niños; primero cuando eran bebés, luego ya mayorcitos pensó que mejoraría todo pero no fue así pues decía que con adolescentes era imposible mantener la casa limpia ya que ellos no ayudaban en nada, pero todo el tiempo la casa era una verdadera pocilga y que no podía invitar a nadie a su casa porque le daba mucha pena, que él trató de implementar medidas de ayuda pero que solo funcionaban un tiempo y que su mujer volvía a ser tan desobligada y sucia como siempre, hasta que se canso y al ver a sus hijos ya más o menos encaminados, pues decidió irse de la casa y dejar que su esposa viviera como quisiera. “Total, sus hijos ya estaban grandes y encaminados” ¡Nuevamente los hijos fueron lo primero! Otro me comentó que le era imposible seguir soportando el acoso de su esposa; llamadas telefónicas a la oficina a toda hora, sospecha de que alguien estuviera ahí con él en plena junta de trabajo, que le revisaba la cartera, el portafolio y el celular e incluso su ropa interior lo cual ya era degradante, que le ponía trampas para caerle en situaciones solo imaginadas por ella, que lo chantajeaba con los hijos pues en cada crisis matrimonial ella se embarazaba, como si esa fuera una razón para retenerlo, me duelen mis hijos –me dijo-, pero esto ya es intolerable, me voy pues no puedo más. Le pasaré su pensión y se acabó. Bueno, aquí ya ni los hijos importaron. Este otro si esta canijo: ¡Mira! me dijo, yo andaba viviendo una aventura, la chavita me insistió, me acoso ¿de veras? -me dijo él-, y ahí voy de bruto, total que tanto es tantito, una aventurilla y ya, pero mi intención no era separarme de mi esposa, ¡para nada!, solo se presentó la ocasión, una cosa llevo a otra, empecé a salir con esta muchachita pero me exigía verla cada vez más seguido, cuando ya estaba a punto de terminar la relación por considerarla peligrosa ¡zaz!, sucedió lo que yo no quería, mi esposa me descubrió in fraganti, y ¿cómo se lo negaba? o ¿como le decía que no había nada?, no me quedó más que aceptar mi culpa, aceptar un divorcio que yo no quería y rehacer mi vida nuevamente, pero de que la quería, pues si, y de que la extraño, también. La tentación fue grande y el pago aun mayor. Sé que si le hubiera rogado, tal vez me hubiera dado otra oportunidad, pero estoy seguro que ya no iba a confiar en mi jamás y nuestras vidas iban a ser un infierno, así que opté por la graciosa huída. Todos estos testimonios han sido muy ilustrativos y me obliga a preguntar: ¿Hasta donde contribuimos las mujeres para que nos dejen de amar? ¿Porque dejamos de cumplir con nuestras obligaciones? ¿Es la comunicación algo tan difícil que no sabemos como implementarla con nuestra pareja o no queremos? ¿Nos sentimos tan seguras de que nunca nos dejarán que ya no nos arreglamos para él? y entonces damos oportunidad de que aparezca “la otra” y nos quite su atención amén de otras cosas. ¿No es triste que a ellos solo les importe no dejar desamparados a los hijos? Y ¿uno que? Todo esto se lo pregunté a mis amigos en cuestión y la mayoría estuvo de acuerdo en que es difícil comunicarse con las mujeres, porque si ellos piden algo de un modo nos la ingeniamos para cambiarlas a “nuestro modo”. Estos esposos aseguran que eran felices con las cosas simples de la vida; con llegar a casa y encontrar una cena calientita, además de una cama “idem”, que los hijos estuvieran limpios y que los recibieran sin quejas, andar de chanclas o tenis, shorts y playera los fines de semana, ver el futbol soccer, americano, rápido o todas sus variantes, y salir con los cuates por lo menos una vez al mes, ¿es mucho pedir?. Pero no, la cena calientita había que meterla al microondas porque ella andaba acostando niños, a los hijos los encontraban mocosos y castigados, haciendo la tarea a las nueve de la noche y había que escuchar mil reclamos, ¿la cama? mejor ni hablamos: el dolor de cabeza, el cansancio, los niños, etc., etc., el fin de semana había que arreglarse para ir a visitar a la mamá, a la suegra o a una infaltable fiesta campestre, ¿la salida con los cuates? ¡ufffff! motivo de pleito seguro y de no hablarse durante toda la semana, a menos que hubiera algún acontecimiento; porque ahí si se reestablecían las relaciones como por arte de magia y las hostilidades terminaban. Según lo comentamos mis amigos y yo, el gran problema es que aunque se casen con la esposa joven o deban hacerlo con el segundo frente que ya les destrozó el anterior matrimonio, que se queden con la actual esposa o encuentren a una mujer mayor, los problemas serán siempre los mismos, así que solo uno de mis encuestados pensaba en volverse a casar, los otros de plano dijeron que no le volvía a entrar al jueguito ese de la mamá, el papá y la casita, que vivirían el momento con quien se presentara y como se presentara pero vida en común con alguien, ¡definitivamente ya no! ¿Se ha dado usted cuenta de la cantidad de divorciados que hay ahora? Pregunte a su alrededor y podrá constatarlo personalmente. ¿Estará el matrimonio destinado a pasar a la historia? Personalmente no lo creo, porque cada vez hay más gente que se casa, el problema es que también hay más gente que se divorcia y muy rápido pues la mentalidad es: “si no funciona, me divorcio” ¡y se divorcian!. ¿O usted que opina, mi querido lector? comunicación: susy@lavisiondelciudadano.com
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Moda: negar evidencias, creer disparates Negar
verdades irrefutables y sumarse a las creencias más disparatadas: es la
moda de estos tiempos. El SIDA no existe, dicen los criminales programas
de Ricardo Rocha, que, delirantes, conducen al abandono de la
prevención, pues el VIH es inocuo, y al de los tratamientos que lograron
detener la mortandad por SIDA y lo convirtieron en una enfermedad
crónica. Lo acompaña una astrosa Corte de los Milagros en donde se
afirma hasta que el virus causante jamás ha sido aislado. Y su
descubridor, Luc Montagnier, del Instituto Pasteur, seguro ha engañado
durante 24 largos años al mundo de la ciencia sin ser descubierto (o
peor: todos los científicos están en el compló, ah, la eterna
cantaleta). La disputa con Robert Gallo, acusado de robar a los
franceses la muestra enviada para su análisis, ¿tampoco existió? ¿Y el
conflicto internacional dirimido en tribunales sobre la paternidad del
descubrimiento? Comunicación: lgonzalez@milenio.com
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‘El Peje’ contraataca
Repugnante,
así es La verdad sea dicha, el nuevo programa de televisión de Andrés
Manuel López Obrador en TV Azteca.
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UN SOLO BESO
Dulce miel, mito eterno lleno de deseos, búsqueda de un "sí", de lo desconocido, de lo exquisito, de lo verdadero, de lo excéntrico, de lo olvidado; todo esto, sólo por un beso.
Un adiós duradero, De un hasta luego, Dos besos más, Una despedida.
Un recuerdo que me nubló la mente, que hostigó el sentimiento que paralizo todo mi cuerpo.
Un gran beso un nombre, un ayer, un hoy y tú olvido.
¿Por qué no se recuerda? Si era un solo beso.
Comunicación: bacabs_dg@yahoo.com.mx
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Crónica de narcocorridos: Llegan al palenque, piden que les compongas uno “en su honor” y te pagan de 5 a 10 mil dólares… pero luego te pueden matar De dónde viene el dinero, es lo de menos. Componer y cantar narcocorridos es una actividad por la que se paga miles de dólares, aunque a veces cueste la vida de faranduleros, como ha ocurrido en nuestro país en los últimos meses. “Nuestro trabajo es componer corridos; no somos policías ni fiscalizadores para andar investigando cuál es el origen del dinero de la persona que nos pide una canción, se cierra el trato y punto”, asegura Alberto Cervantes, compositor y vocalista del grupo “Explosión Norteña”, quien en agosto pasado fue herido por la espalda tras un atentado perpetrado por un pistolero dentro de su estudio de grabación, en la ciudad de Tijuana. La operación es simple: después de un concierto o presentación, uno o varios sujetos se acercan al artista…“Tenemos una historia. Aquí está el perfil. Queremos un corrido”, es la petición. El código de los narcocorridos obliga a establecer la duración de la melodía, el tipo de ritmo (los más atractivos son los norteños o los de banda y tambora) y el nombre de los protagonistas. También suele pagarse por adelantado, en efectivo y sin intermediarios ni facturas. “Pasa en todos los ámbitos profesionales —explica Cervantes— si una persona le solicita a un arquitecto construir una casa, éste no se va a poner sus moños porque no sabe si el dinero es bueno o malo, simplemente alquila sus capacidades y talentos, formula un plan de trabajo y luego cobra por ello”. —¿Cuánto se paga por un corrido de esta naturaleza? —Muchos billetes verdes, se limita a decir. José Manuel Valenzuela, especialista en el tema y autor del libro “Jefe de Jefes, corridos y narcocultura en México”, afirma que por estas canciones se llegan a pagar entre 5 mil y 10 mil dólares, aunque ha conocido casos en que los honorarios alcanzan hasta los 50 mil dólares.
“Depende
de la afición musical y del poder del solicitante, así como del
reconocimiento del artista. También puede darse el caso de crearlas de
forma gratuita, cuando el autor detecta una buena historia y vaticina
que será un éxito comercial”. —En menor medida, los narcotes suelen ser menos visibles. Los más preocupados por la farándula son los narcos de círculos menores que tienen la capacidad económica para darse esos gustitos y que están más expuestos en palenques o centros nocturnos. —¿Por qué se paga por un corrido? —La actividad del narcomundo implica la necesidad de ostentar éxito, poder, capacidad de consumo; lo que se llama la narcoestética: casas, autos, ropa, lujos… Parte de esa necesidad de trascendencia la cubren los corridos, cuyo papel es destacar atributos reales o imaginarios de los narcotraficantes, que están dispuestos a pagar grandes cantidades por oírse elogiados o sentirse héroes. —Pero hay otro tipo de narcocorridos que cuestionan el tráfico de drogas o que denuncian la complicidad de autoridades. —Por esos no se paga, se mata… Los Zetas. La ejecución del cantante Valentín Elizalde ha sido el episodio más sonado del medio grupero, que en los últimos meses ha liberado historias de asesinatos, atentados, amenazas, temores y balaceras. De acuerdo con versiones extraoficiales, Elizalde fue acribillado el mes pasado por cantar al principio y al final de una presentación en Tamaulipas “A mis Enemigos”, tema usado en internet presuntamente por la banda de “El Chapo” Guzmán para amenazar a “Los Zetas”. El 15 de diciembre, en Huetamo Michoacán, también fue asesinado Javier Morales Gómez, integrante del grupo Los Implacables del Norte: cuatro sujetos le dispararon en seis ocasiones con rifles AK-47. Morales era famoso en la región como intérprete de música norteña y narcocorridos. Fue el tercer grupero aniquilado desde agosto, mes en el que se sumó a los caídos Trigo Figueroa, hijo de Joan Sebastián, y Elizalde. El panorama se complementa con la balacera —hace un par de semanas— a la camioneta del cantante Lupillo Rivera, en Guadalajara, así como con las amenazas de muerte vía telefónica o por internet a Jenni Rivera, Beto Quintanilla “El Mero León del Corrido”, Los Tigres del Norte, Los Tucanes de Tijuana y los Huracanes del Norte. —¿Van a seguir cantando narcocorridos?, se pregunta a Jorge, de Los Tigres del Norte. —Vamos a seguir cantando nuestras historias, las canciones que son verdaderas; no tenemos ningún problema con nada de eso. Los chapos. La línea entre uno y otro mundo es muy frágil: allá, en el narcotráfico, hay un Chapo Guzmán, que trafica droga de Nayarit a Tijuana; aquí, en el escenario grupero, hay un Chapo de Sinaloa, llamado el “Súper Corridos”, y quien enarbola como uno de sus éxitos principales la canción “De Nayarit a Tijuana”. —¿Hay una cruzada en contra de los narcocorridistas? Responde el doctor Valenzuela, investigador del Colegio de la Frontera Norte: “Si hiciéramos un recuento de cuántos periodistas, policías o académicos han muerto, veríamos que no se trata de una cacería específica contra gruperos. Todos los días los narcos dan señales de que están vivos, no les importa si el ejecutado es cantante o sacerdote, matan sin especialización. No podría ser de otra manera en medio de la impunidad y el descontrol de las autoridades. El narco tiene muchos canales para hacerse visible”. Por doquier se entona Camelia La Texana, la Banda del Carro Rojo y se canta a los hermanos Arellano Félix. La letra de “El M Grande” menciona al capo Amado Carrillo y “Masacre en el Cajoncito” se refiere al asesinato de la familia del narcotraficante Javier Torres. La moda de especializarse en componer narcocorridos —en auge desde la época de Chelino Sánchez, asesinado en 1992— no se ha perdido. Al contrario, de México se ha extendido a Sudamérica, especialmente a Colombia, “y cada vez resulta más redituable”, añade Valenzuela. “Compuesto el corrido, los narcos tienen la capacidad financiera para difundir la melodía en su honor y, por supuesto, para contratar al artista y disfrutarlo en vivo, en fiestas pagadas por ellos: por sus ámbitos desfilan muchos de los famosos, algunos no se dan cuenta de la mano que mece la cuna, otros saben a la perfección a quién le brindan sus servicios”. Daniel Blancas Madrigal La Crónica de Hoy, 22 de Diciembre de 2006
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MAYO 30 | JUNIO 6 | JUNIO 13 | JUNIO 20 | |||||||
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